Joaqu¨ªn Gurruchaga, poeta
En San Sebasti¨¢n, donde naci¨® en 1910, acaba de morir el poeta Joaqu¨ªn Gurruchaga. En la tard¨ªa fecha de 1995 publicaba su primer libro, que, con aparente paradoja, titul¨® ?ltimos poemas (Madrid: Calambur). Lo eran en realidad, pues reun¨ªan obra pr¨®xima, no de juventud o primera madurez. Nacido el mismo a?o que Miguel Hern¨¢ndez, era compa?ero generacional de Francisco Pino, Luis ?lvarez Pi?er o Basilio Fern¨¢ndez. La simple enumeraci¨®n de nombres ejemplifica parte de la tortuosa historia de la poes¨ªa espa?ola del siglo XX, condicionada, como otras vidas y muertes, por el hachazo de la guerra civil. Desde otras circunstancias, pero como Pi?er o Basilio Fern¨¢ndez, Gurruchaga hab¨ªa sido un poeta subterr¨¢neo, con una vida civil que s¨ª era patente, dada su misma val¨ªa personal. Iniciada su carrera universitaria en el Madrid de la Segunda Rep¨²blica, termina la licenciatura en Letras ya en la posguerra. Como recordaba su amigo Jos¨¦ Ortega Spottorno, que le prolog¨® sus ?ltimos poemas, en 1936 hab¨ªa colaborado en una revista po¨¦tica que iniciaron estudiantes de la entonces llamada Universidad Central (hoy Complutense): Floresta de verso y prosa. Junto a Lorca o Aleixandre, ya plenamente consagrados, all¨ª publican j¨®venes que muy pronto se ver¨¢n enfrentados en posiciones antag¨®nicas; entre ellos, si mi memoria no me es infiel, Francisco Giner de los R¨ªos, Jos¨¦ Antonio Maravall o Garc¨ªa Serrano. Obtenida su licenciatura, el joven poeta vasco estudia Ciencias Pol¨ªticas y se matricula en la Escuela de Cine. Obtiene al fin una c¨¢tedra de Historia del Arte en la Escuela de Bellas Artes, donde se jubilar¨ªa, siendo decano, en 1980.?Qu¨¦ hab¨ªa sido hasta ese momento del poeta? Pese al silencio de su quehacer, algo cabe decir. Contaba el mismo Ortega Spottorno: "En la Biblioteca Gabriel Celaya (ahora integrada en el Centro Cultural Koldo Mitxelena, de San Sebasti¨¢n) existe un peque?o volumen mecanografiado de poemas de Joaqu¨ªn, dictados por tel¨¦fono a su amigo Celaya y que ¨¦ste conserv¨® en su biblioteca; poemas de fines de los treinta, cuando ambos amigos andaban por los 20 a?os. Yo le o¨ª decir a Celaya, al editarle sus Dos cantatas, que su paisano -ambos hab¨ªan nacido en Guip¨²zcoa- era mejor poeta que ¨¦l".
En el tramo final de su vida Gurruchaga public¨® un segundo libro: El tiempo, el humo, el pasado (Madrid, Calambur, 1986). Sus hijas copiaron los poemas de algunos de los m¨²ltiples cuadernos que el poeta hab¨ªa ido escribiendo a l¨¢piz de modo ininterrumpido, con rara vocaci¨®n de poeta p¨®stumo. El viejo y joven poeta fue finalista ese a?o del Nacional de Literatura, lo que en el confuso mundo de los reconocimientos y premios literarios era un dign¨ªsimo resultado. Queda la masa de sus cuadernos in¨¦ditos y la delgadez y elegancia de su poes¨ªa tard¨ªa, ¨²nica que conocemos. Valga un solo poema, tocado por la gracia de la poes¨ªa china: "Abro la ventana. Nubes. / Respiro el aire fr¨ªo del oto?o. / Me invento transformado en suave lluvia. / Siento el sol que se esconde como si amaneciese. / Por encima de tantas nubes grises / tu mirada ser¨¢ la que se esconda. / Ni salgo ni te busco, s¨¦ que estar¨¢s llegando. / Enseguida los ¨¢rboles, tus pasos, las hojas en el suelo".-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.