Constructores de instrumentos
Tal vez sus padres hubieran querido verlos con un t¨ªtulo bajo el brazo o en puestos de funcionarios, pero ellos prefirieron el reto de transmutar la madera en instrumentos. M¨¢s que un trabajo, eligieron una forma de vida. Y aunque la opci¨®n conlleva sus riesgos, no est¨¢n para nada arrepentidos. "Ver un trozo de madera convertido en un instrumento da fuerzas para seguir", confiesa Alejandro Mart¨ªnez, uno de los socios de Luther Arte, una cooperativa formada por cuatro j¨®venes malague?os, la ¨²nica iniciativa empresarial que ha cuajado de los dos cursos de luter¨ªa impartidos por el Ayuntamiento.
Jes¨²s Acha bromea sobre su elecci¨®n: "Tal vez mi padre hubiera preferido que fuera constructor como ¨¦l, yo me quedo con esto. De alguna manera, soy un constructor, s¨®lo que de instrumentos".
El taller de Luther Arte es muy modesto y est¨¢ impregnado de un suave olor a madera. Cada taco desprende un aroma diferente. El palo santo de la India, el de Brasil; el cipr¨¦s mediterr¨¢neo; el arce alem¨¢n; el abeto centroeuropeo. Maderas distintas que las manos de estos artesanos convierten en guitarras, violines, violas, chelos y cajas. Aunque todos saben hacer de todo, cada uno se especializa en una fase de esta metamorfosis creativa para optimizar los resultados.
Tienen entre 21 y 26 a?os. Dicen que, en algunos frentes, su edad ha sido un obst¨¢culo. Ante los bancos, por ejemplo. "Como somos muy j¨®venes, no se tomaban en serio nuestro proyecto. Parece que tener m¨¢s edad da m¨¢s seguridad", se queja Juan Jes¨²s Fern¨¢ndez.
Y eso que, cuando fueron a preguntar por un cr¨¦dito para comprarse un local, se vistieron con un traje. Pero ni por esas, aunque ten¨ªan las cosas claras, su juventud ech¨® para atr¨¢s a los banqueros. No tuvieron m¨¢s remedio que alquilar. Ahora ya empiezan a tomarlos m¨¢s en serio.
El Ayuntamiento ha apostado por la iniciativa mediante la concesi¨®n de subvenciones y su en inclusi¨®n una p¨¢gina web (www.artenetmalaga.com) en la que se promociona una treintena de artesanos de M¨¢laga.
La cooperativa se constituy¨® hace casi un a?o, pero la producci¨®n no comenz¨® hasta hace tres meses. Para ganarse el puchero mientras la empresa sale adelante, los cooperativistas han montado una tienda contigua en la que venden todo tipo de instrumentos. Una guitarra de f¨¢brica puede costar doce veces menos que las que ellos crean. La diferencia es que las que hacen con sus manos son para profesionales.
Hasta ahora no han logrado colocar ninguno de sus instrumentos en el mercado espa?ol, aunque ya han conseguido poner una pica en Estados Unidos. "Estamos empezando. Somos conscientes de que tenemos que demostrar nuestra capacidad para que tengan confianza en nosotros, pero es lamentable que te valoren m¨¢s si llegas de fuera". Todos comparten las cr¨ªticas de Miguel ?ngel Palos y su empe?o en que la cooperativa se haga un hueco el mercado.
Los cuatro llevan varios a?os juntos. Primero en la escuela municipal y ahora en Luther Arte. Desde el principio tuvieron las cosas claras. Tanto, que a¨²n no hab¨ªan terminado el curso y ya estaban acopiando madera para cuando montaran la empresa. A Alejandro no le cabe ninguna duda. Seguro que este trabajo es m¨¢s enriquecedor que el de auxiliar administrativo al que aspiraba como opositor cuando se enter¨® del curso del Ayuntamiento. Ni a ¨¦l ni a ninguno de sus tres socios. Todos est¨¢n convencidos de que eligieron la profesi¨®n correcta.
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