Jospin y sus socios comunistas, una f¨®rmula de estabilidad y ¨¦xito
Adem¨¢s de posibilitar un triunfo electoral inesperado en 1997, la alianza de la "izquierda plural" francesa se ha revelado en estos dos a?os y medio de andadura como una f¨®rmula de Gobierno sumamente estable y que ha logrado niveles de desarrollo econ¨®mico, bienestar social y modernizaci¨®n iguales o superiores a los de los restantes pa¨ªses de su entorno europeo.Por encima del reparto de las carteras ministeriales -los socialistas dirigen nueve ministerios; los comunistas, dos, y los Verdes, Movimiento de los Ciudadanos y Radicales de Izquierda, uno cada uno-, el primer ministro, Lionel Jospin, ejerce de valedor y ¨¢rbitro de ese delicado equilibrio que permite a cada fuerza conservar su identidad sin desafinar demasiado en el coro general. A tal punto que han logrado no s¨®lo llevar a posiciones mucho m¨¢s europe¨ªstas a sus sectores m¨¢s reacios, sino que la pol¨ªtica exterior francesa sigue igual de robustecida y comprometida con los restantes socios de la UE como con otras alianzas, como la OTAN.
La figura de Jospin resulta clave en la ascensi¨®n socialista y en la estabilidad actual de la "izquierda plural" porque, pese su larga trayectoria pol¨ªtica, su vinculaci¨®n al controvertido Fran?ois Mitterrand y su condici¨®n de antiguo secretario del PS, encarna, en cierta medida, la recuperaci¨®n moral de su partido. Jospin abandon¨® el Ministerio de Educaci¨®n y se retir¨® de la pol¨ªtica antes de que el descr¨¦dito y las corruptelas pasaran factura a los socialistas en la cat¨¢strofe electoral de 1993.
Aquel gesto, la prueba de que pod¨ªa muy bien vivir alejado de la pol¨ªtica profesional, se convirti¨® con el tiempo en su mejor activo. En 1995 algunos de los j¨®venes socialistas que empujaban por el relevo generacional y trataban de romper con la era de Mitterrand vieron en ¨¦l al hombre honrado, capaz y experimentado que pod¨ªa levantar el partido.
La incorporaci¨®n de los Verdes aport¨® una mayor frescura y un vigor nuevos a la vieja coalici¨®n de socialistas, comunistas y radicales. El antiguo "programa com¨²n" de la izquierda fue sustituido por el de la "izquierda plural" en v¨ªsperas de unas elecciones que el presidente, Jacques Chirac, anticip¨® equivocadamente en la confianza de que los partidos de la derecha renovar¨ªan sin problemas su mayor¨ªa absoluta. La nueva alianza, los esfuerzos de transparencia, el compromiso de honestidad para con el programa electoral -"s¨®lo prometo lo que puedo cumplir y cumplir¨¦ lo que prometo", repiti¨® Jospin en la campa?a-, dieron un resultado sorprendente.
Hasta ahora, la autoridad pol¨ªtica y moral del primer ministro, el di¨¢logo permanente entre los socios, el fondo doctrinario de un Jospin pragm¨¢tico pero distanciado de la tercera v¨ªa, han permitido a la "izquierda plural" atemperar sus contradicciones y conservar la unidad en un momento casi exultante para la izquierda francesa, favorecida por la recuperaci¨®n econ¨®mica, el compromiso de los comunistas y la crisis permanente de la oposici¨®n.
El escenario de estabilidad que ha aportado el Ejecutivo franc¨¦s ha permitido alcanzar niveles de crecimiento econ¨®mico no imaginables hasta ahora en uno con presencia comunista y la creaci¨®n de m¨¢s puestos de trabajo que en la etapa anterior debido precisamente al clima de tranquilidad social que se ha logrado y al haber desaparecido la preocupaci¨®n por posibles despidos masivos al lograr los empresarios las garant¨ªas que necesitaban.
Tambi¨¦n los sindicatos, que han rebajado notablemente sus movilizaciones, dan mayor cr¨¦dito a un Gobierno del que no se sienten en absoluto ajenos, como si quisieran preservarlo de mayores desgastes.
La prioridad otorgada a la lucha contra el paro, plasmada en la semana laboral de las 35 horas; la creaci¨®n de cientos de miles de empleos juveniles, la imagen de voluntarismo y honestidad acu?ada y el empe?o declarado de cumplir el programa electoral forman igualmente esa argamasa que evita las tendencias centr¨ªfugas, las huidas hacia adelante y los aventurerismos. Pese a las tensiones peri¨®dicas, todas las fuerzas de la "izquierda plural" parecen convencidas de que s¨®lo su permanencia en el Ejecutivo de coalici¨®n les garantiza, hoy por hoy, un lugar bajo el sol.
Una tradici¨®n desde Palme
En Suecia, informa Ricardo Moreno, existe una tradici¨®n desde los tiempos de Olof Palme de Gobierno socialdem¨®crata en minor¨ªa con el apoyo del Partido de la Izquierda (excomunistas), que le asegura la mayor¨ªa para poder sacar adelante sus proyectos. Esto es as¨ª incluso desde que los comunistas manten¨ªan su nombre. Lo suprimieron porque despertaba fuertes resquemores en un pequeno pa¨ªs que estaba muy cerca de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. Era adem¨¢s una forma de eludir acuerdos con la derecha.
En las elecciones de 1998, cuando obtuvieron sus peores resultados desde 1920, los socialdem¨®cratas firmaron un acuerdo de gobernablidad con el Partido de la Izquierda, que hab¨ªa logrado un 14% de los votos, casi el doble que en 1994, y el del Medioambiente (Verdes). Este pacto se mantiene no como coalici¨®n, sino en coincidencias sobre temas concretos, y no se descarta ampliarlo.
Los ajustes econ¨®micos de los ¨²ltimos a?os han permitido sanear las finanzas y controlar los ¨ªndices macroecon¨®micos. Tanto los Verdes como el Partido de la Izquierda han contribuido con sus planteamientos a lograr el mantenimiento de un nivel social que, pese a los ajustes, contin¨²a siendo alto.
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