El PSOE habr¨ªa ganado en 1996 con 200.000 votos de IU

Cada hombre, o mujer, vale un voto. Pero no todos los esca?os cuestan los mismos sufragios. La divisi¨®n provincial, la atribuci¨®n de un n¨²mero no proporcional de diputados por circunscripci¨®n y la aplicaci¨®n de la Ley D?Hont hacen que los 200.000 votos que IU obtuvo en 1996 en nueve provincias, que no le valieron ning¨²n parlamentario, hubiesen representado, de haberse sumado a las candidaturas del PSOE, nueve diputados. La victoria electoral.

La pretensi¨®n del PSOE de que IU no se presente en las 34 provincias en las que nunca ha conseguido representaci¨®n parlamentaria se basa en las nueve circunscripciones en que las que la suma de los votos de las dos formaciones de izquierda hubiera supuesto en 1996 un vuelco electoral.En las ¨²ltimas legislativas, IU obtuvo 205.689 votos -una treceava parte de los que logr¨® en toda Espa?a- en Huesca, Burgos, Salamanca, Toledo, Badajoz, A Coru?a, Castell¨®n, ?lava y Lleida que no se tradujeron en ning¨²n acta de diputado.

Pero esos mismos votos, sumados a los del PSOE, hubieran supuesto, en cada una de dichas provincias, la p¨¦rdida de un esca?o por parte del PP en favor de los socialistas. Como resultado de ello, el PP hubiera tenido 147 esca?os (en vez de los 156 que logr¨®) y el PSOE, 150 (en vez de 141). La consecuencia es que el PSOE habr¨ªa ganado las elecciones, aunque sin mayor¨ªa absoluta (176 esca?os), ni siquiera sumando los 21 diputados que IU obtuvo en otras circunscripciones.

El coste de cada esca?o depende de muchos factores. El primero es la participaci¨®n: a mayor afluencia a las urnas, m¨¢s votos cuesta cada acta de diputado.

Luego entra en juego el n¨²mero de esca?os atribuidos a cada circunscripci¨®n. Aunque la representatividad del Congreso es muy superior a la del Senado (Madrid s¨®lo tiene el doble de senadores que Ceuta), no llega a la proporcionalidad pura. Los tres diputados de Soria suponen aproximadamente uno por cada 30.000 habitantes y los 31 de Barcelona, uno por cada 150.000.

En las circunscripciones con un solo diputado (Ceuta y Melilla) rige el sistema mayoritario: gana la lista que consigue un voto m¨¢s. Pero en las dem¨¢s, con un m¨ªnimo de tres esca?os en juego, se aplica la ley D?Hont.

Descontadas las candidaturas que no llegan al 3% de papeletas v¨¢lidas, las restantes se ordenan de mayor o menor seg¨²n el n¨²mero de votos. El primer esca?o se adjudica a la lista m¨¢s votada. El segundo, a la misma si tuviera m¨¢s del doble de votos que la segunda lista; y si no, a esta ¨²ltima. El tercero, a la cifra m¨¢s alta entre la tercera parte de los votos de la primera lista (si se hubiera adjudicado los dos primeros esca?os), la mitad de los de la segunda lista (si se hubiera llevado el segundo esca?o) o la tercera lista. Y as¨ª sucesivamente...

La consecuencia de este sistema es que los votos de una lista minoritaria, sin opci¨®n a lograr esca?os, pueden resultar decisivos si se suman a las candidaturas mayoritarias. En el gr¨¢fico adjunto se ilustra la aplicaci¨®n de la Ley D?Hont a los resultados de 1996 en Huesca. El PP obtuvo dos diputados, el primero y el tercero de los tres en liza, y el PSOE uno. Si los 10.000 votos de IU se hubieran sumado a los socialistas, el resultado habr¨ªa sido justamente el inverso.