Paz en libertad
Desde hace bastante tiempo, en los balcones de ayuntamientos y otros instituciones, cuelgan impert¨¦rritos, carteles que rezan: "Necesitamos la paz". Muchos ciudadanos vascos nos seguimos preguntando desde hace el mismo tiempo: ?qu¨¦ paz? Es muy probable que una parte de la ciudadan¨ªa vasca (creo que el 51%) se quedar¨ªa asombrada ante esta pregunta.Si estos ciudadanos la respondieran es muy probable que sus planteamientos se basaran en cuestiones como el derecho de autodeterminaci¨®n, el acercamiento de los presos, la amnist¨ªa (seguramente incluidos los delitos de sangre), la soberan¨ªa vasca, la libertad del pueblo vasco. Y en este punto es donde a m¨ª, y supongo que a muchos ciudadanos vascos, se nos alteran las neuronas ante algo que no concuerda con el concepto de libertad que hemos adquirido a trav¨¦s del conocimiento de nosotros mismos y de las dem¨¢s personas, as¨ª como del conjunto de interrelaciones que surgen en el transcurso de la vida.
Creo que la libertad del pueblo vasco debe incluir a todos los vascos, no solo a los que, dirigentes del partido nacionalista, supuestamente democr¨¢tico, consideran "verdaderos vascos".
El 49% de los ciudadanos vascos, segun "datos estad¨ªsticos" (no lo olvidemos), no somos verdaderos vascos y es por eso que no tendr¨ªamos derecho a la libertad hasta que nos convirti¨¦ramos. No s¨¦ por qu¨¦, inconscientemente, mi mente se retrotrae a un cap¨ªtulo de nuestra historia, hacia finales del siglo XV, donde se estableci¨® una diferencia entre cristianos viejos (los de verdad) y cristianos nuevos (los jud¨ªos convertidos a la fuerza).
La paz que nos est¨¢n vendiendo ya me la s¨¦. Es calcada a la que sufrimos la mayor parte de los ciudadanos durante la dictadura.
Y esa paz la sufri¨® no solo el pueblo vasco, sino todos los pueblos de Espa?a. No s¨®lo hubo represi¨®n y muertes de ciudadanos vascos nacionalistas, sino de ciudadanos cuyos ideales defend¨ªan ideas contrapuestas al r¨¦gimen, republicanos comunistas, anarquistas...
Para conseguir la paz con may¨²sculas, la que valga para todos, se debe conseguir previamente la libertad, y en Euskadi no la conseguiremos hasta que todos los ciudadanos puedan hablar libremente, puedan salir de su casa sin tener que mirar d¨ªa a d¨ªa debajo de su coche, puedan abrir la persiana met¨¢lica de su comercio sin tener que llamar a la compa?¨ªa de seguros, para ver si la p¨®liza cubre los da?os causados por el terrorismo de baja intensidad. Hasta que puedan, en fin, hacer tantas cosas que se resumen en una sola frase: sentirse libres y en paz.- .
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