El Madrid se impone a un desganado Betis

Un excelente gol de Guti tuvo efecto inmediato sobre el juego del Madrid, que venci¨® con comodidad al Betis, cuyo estado es m¨¢s que preocupante. El Betis se cae a trozos. Pas¨® por Chamart¨ªn con una desgana monumental, sin ning¨²n inter¨¦s por complicar el partido al Madrid. Pudo hacerlo durante el primer tiempo, infame en todos los aspectos. Los dos equipos hicieron mutis, como si les molestara disputar un encuentro sin gente, entre semana, con fr¨ªo. Demasiados inconvenientes para los futbolistas de hoy, que no dan un paso al frente cuando las circunstancias no acompa?an. Y cuando acompa?an, tampoco. Porque el partido era ideal para jugadores como Alfonso y Denilson, que pasaron desapercibidos. La actuaci¨®n de Alfonso fue muy decepcionante. Se borr¨® y no apareci¨® en toda la noche. Por lo visto, no ten¨ªa contabilizado este encuentro entre sus obligaciones.Ante la sorpresa del personal, que se tem¨ªa un bodrio de principio a fin, el Madrid se recuper¨® en el segundo tiempo. Jug¨® con ideas y bastante intensidad. Cont¨® con varias ocasiones, marc¨® dos magn¨ªficos goles y elev¨® la temperatura del encuentro. El p¨²blico, escaso de n¨²mero y de ¨¢nimo, tom¨® nota y agradeci¨® el imprevisto inter¨¦s de su equipo. Todo comenz¨® en una intercepci¨®n que efectu¨® Redondo, que se lanz¨® hacia el ¨¢rea con potencia y habilidad, hasta el punto de tener la porter¨ªa a tiro, cosa muy poco habitual en el medio centro madridista. Pero en el ¨²ltimo momento se gir¨® para buscar la apertura hacia Guti, imperial en el remate con la zurda. All¨ª comenz¨® otro partido, uno bastante m¨¢s atractivo.

La conexi¨®n entre Redondo y Guti fue decisiva. Redondo comenz¨® a cobrar protagonismo, no tanto por su papel como distribuidor como por su abundante presencia en el juego. El efecto contagioso de Redondo se advirti¨® principalmente en Guti, sin ning¨²n peso hasta el gol. O sin peso donde el Madrid le necesitaba, en los tres cuartos. Guti participaba en el tr¨¢mite, pero de manera rutinaria. El Madrid necesitaba otra cosa: alguien con capacidad para enchufar a la delantera. El gol tuvo la virtud de establecer los papeles de cada cual: Redondo acaudillando, Guti haciendo da?o desde la media punta y los dem¨¢s girando alrededor de los dos centrocampistas. As¨ª deber¨ªan funcionar las cosas en el Madrid si quiere salir del estado de apat¨ªa que le ha caracterizado ¨²ltimamente. Sin excesos, pero con una mejora evidente, el Madrid se transform¨® con el gol. El juego se volvi¨® m¨¢s r¨¢pido y todo el mundo se envolvi¨® en el partido. Las ocasiones comenzaron a producirse con una frecuencia que result¨® excesiva para el Betis, que no dispon¨ªa de ning¨²n plan. Ni para atacar, ni para defender. Y lo que menos necesitaba su apat¨ªa era la excusa de una expulsi¨®n. Poco despu¨¦s del tanto de Guti, Ito cort¨® con la mano un contragolpe y fue expulsado. Durante la siguiente media hora, el Madrid lleg¨® a la porter¨ªa de Prats con tanta frecuencia que el segundo gol parec¨ªa inminente en cada jugada. No ocurri¨® as¨ª porque la gente se adorn¨® en exceso, porque se fallaron algunos remates sencillos o porque Prats sac¨® alguna mano r¨¢pida. Pero la autoridad del Madrid era indiscutible.

El tanto de Morientes pareci¨® dar finiquito al partido. Un excelente gol, por otro lado. Ognjenovic meti¨® un centro perfecto y Morientes lo cabece¨® de manera contundente, sin remedio para el portero. El Madrid hab¨ªa llegado a ese punto sin ninguna dificultad, con treinta minutos de f¨²tbol decente y sin un rival digno de tal nombre. Pocas veces se ve con tranta claridad el des¨¢nimo y el abandonismo de un equipo. El Betis acept¨® sin rechistar el gobierno del Madrid sobre el encuentro y esper¨® el final sin ning¨²n brote de orgullo. Un mal equipo en todos los sentidos, comenzando por la actitud de sus futbolistas.

S¨®lo a ¨²ltima hora le entr¨® alg¨²n apremio. El portero Prats hizo honor a la potencia de su disparo y transform¨® una falta, la segunda que anota esta temporada. Fue un tiro violento que encontr¨® la ayuda de Casillas. S¨®lo en ese instante el Betis dio se?ales de vida. El partido cobr¨® emoci¨®n durante los cinco minutos. El Madrid no se sent¨ªa seguro de su victoria y el Betis apur¨® sus opciones con la voluntad que le hab¨ªa faltado hasta entonces. Por fin hab¨ªa partido, o lo que se espera de un encuentro de Liga entre dos cl¨¢sicos del f¨²tbol espa?ol. Finalmente, nada cambi¨®. El Betis no merec¨ªa en tan poco tiempo la recompensa a tanta dejadez anterior.