Los l¨ªderes de Europa reactivan la memoria hist¨®rica contra el nazismo
Casi cuarenta jefes de Estado y de Gobierno, destacados pol¨ªticos de Europa e Israel, historiadores y tambi¨¦n, ya muy ancianos, decenas de supervivientes de los campos de exterminio nazis se dieron cita ayer en Estocolmo para inaugurar el Foro Internacional sobre el Holocausto. Adem¨¢s de una ceremonia en memoria del peor crimen de la historia, es el mayor acto conjunto de los Gobiernos europeos para manifestar su voluntad de combatir el nazismo, el antisemitismo y la xenofobia en el siglo que comienza.
En la inmensa sala del palacio de congresos, y bajo la presidencia de los reyes de Suecia, muchos de los asistentes eran conscientes de que ayer se cumpl¨ªa el 55? aniversario de la liberaci¨®n de los campos de exterminio de Auschwitz y Birkenau. Los aliados s¨®lo encontraron aquel d¨ªa a 7.000 seres agonizantes de los m¨¢s de un mill¨®n y medio que hab¨ªan llegado a aquellos campos en los trenes de la muerte desde 1942.M¨¢s de medio siglo han tardado las democracias en unirse para buscar una estrategia com¨²n para impedir que jam¨¢s pueda volver a repetirse un horror semejante. Todos, desde el primer ministro sueco, G?ran Persson, celebrado art¨ªfice de esta idea sin precedentes, hasta el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, pasando por el canciller austriaco en funciones, Viktor Klima; el primer ministro israel¨ª, Ehud Barak; sus hom¨®logos italiano, Massimo D'Alema; el franc¨¦s, Lionel Jospin, o el holand¨¦s, Wim Kok; los jefes de Estado de Polonia, Alexandr Kwasniewski, y de la Rep¨²blica Checa, V¨¢clav Havel, o el ministro de Exteriores brit¨¢nico, Robin Cook, coincidieron en que esta d¨¦cada pasada ha dado un impulso sin precedentes a la revalorizaci¨®n de la memoria y la verdad hist¨®rica como arma de defensa de la democracia. El recuerdo de la barbarie y el respeto a sus v¨ªctimas deben ser la m¨¢s firme base de la convivencia en la tolerancia de todos los seres humanos.
Muchos factores, entre ellos el hundimiento de la otra gran mentira hist¨®rica con el nazismo, el comunismo, han sido determinantes en este sentido. Otro ha sido que, igual que desaparecen los ¨²ltimos supervivientes, quedan cada vez menos individuos interesados en ocultar su papel de verdugos y, mucho m¨¢s importante a¨²n, quedan cada vez menos miembros de aquella gran masa, no s¨®lo alemana, que asisti¨® indiferente al crimen, que no intent¨® ayudar a los vecinos ni a los amigos de sus hijos que eran deportados hacia las c¨¢maras de gas y antes humillados en las calles.
El diplom¨¢tico sueco Raoul Wallenberg o el espa?ol Sanz Briz son prueba de que muchos podr¨ªan haber hecho algo por alguien y que no lo hicieron por indiferencia, por falta de compasi¨®n o de coraje civil. El indiferente ante el mal, dijo ayer el premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, es siempre en las sagradas escrituras m¨¢s castigado que el malvado.
Schr?der dej¨® claro que el cambio generacional habido en la pol¨ªtica alemana no afectar¨¢ en nada a un axioma que debe regir siempre en la conducta de su pa¨ªs y es que nunca habr¨¢ un punto final respecto al holocausto. Tambi¨¦n anunci¨® que hoy comenzar¨¢n las obras del gran monumento a los jud¨ªos de Europa v¨ªctimas del nazismo que se va a construir en el centro de Berl¨ªn. "Los j¨®venes alemanes no tienen culpa de lo sucedido. Pero s¨ª queremos que se enfrenten a los horrores habidos. Porque la civilizaci¨®n y la democracia no son bienes que se pueden dar por hechos. Hay que formar a las nuevas generaciones en la humanidad y el coraje civil para que sepan impedir que alguien vuelva a crear f¨¢bricas de ejecuci¨®n". "Porque Auschwitz no fue una cat¨¢strofe natural, sino seres humanos, en su mayor¨ªa alemanes, los que convirtieron aquel lugar normal en un templo del crimen".
Pero que esta conferencia se celebre ahora tiene tambi¨¦n mucho que ver con que los pol¨ªticos dem¨®cratas han llegado, al menos los m¨¢s l¨²cidos, a la conclusi¨®n de que solamente a trav¨¦s de una educaci¨®n desde la infancia basada en la compasi¨®n, la solidaridad y el conocimiento del mal que el ser humano es capaz de desplegar puede formar ciudadanos capaces de enfrentarse a los peligros que generan el desprecio y el odio.
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