Mujeres, por fin

La introducci¨®n de la paridad entre hombres y mujeres en la pr¨®xima Asamblea es una revoluci¨®n comparable a la de la tard¨ªa instauraci¨®n del voto femenino en Francia. (...) Ahora decenas de miles de mujeres entrar¨¢n en los consejos municipales y regionales, as¨ª como en las asambleas parlamentarias, modificando el equilibrio representativo. Era de justicia, porque la disparidad entre sexos era contraria a la igualdad garantizada por la Constituci¨®n. As¨ª, (...) Francia se habr¨¢ dado medios para recuperar su retraso frente a la mayor¨ªa de las grandes democracias. Habr¨¢ puesto fin a una anomal¨ªa como lo fue en su tiempo la exclusividad del voto masculino. Cuando se aplique la nueva ley, la situaci¨®n actual aparecer¨¢ como lo que es: un anacronismo absurdo. Este voto finaliza un largo combate que no s¨®lo ha enfrentado a conservadores obtusos y progresistas inteligentes, sino que tambi¨¦n ha dividido a los partidarios del cambio. Los que temen una "omunitarizaci¨®n" de la sociedad juzgan inaceptable la discriminaci¨®n positiva impuesta por la ley y consideran que el reparto de ciudadanos en categor¨ªas ata?e a la universalidad republicana. Los defensores del proyecto afirman que la feminidad no es una categor¨ªa. (...) En cualquier caso, cuando la distancia entre derecho y hecho es tal, llega un momento en que se ha de solucionar. (...) Estas disposiciones van a contribuir al cambio necesario de la vida pol¨ªtica. No se sabe si las mujeres tendr¨¢n una forma distinta de ver las cosas a la de los hombres, pero por lo menos se iniciar¨¢ un movimiento de renovaci¨®n. Deseemos que no sea s¨®lo eso.Par¨ªs, 27 de enero