La ex juez Ram¨ªrez
Como ha sucedido con los jueces que prevarican, tampoco parec¨ªan existir hasta no hace mucho los jueces merecedores de expulsi¨®n de la carrera judicial por faltar gravemente a sus obligaciones legales en el ejercicio de sus funciones. Pero haberlos, haylos. Desde hace algunos a?os esta sanci¨®n severa, pero prevista en la ley, como lo est¨¢ el delito de prevaricaci¨®n en el C¨®digo Penal, comienza a aplicarse: resulta que algunos jueces hacen tal dejaci¨®n de sus deberes que, por el bien de la justicia y de los justiciables, no merecen seguir siendo jueces. Ha sido el caso de la ex juez decana de Marbella, Pilar Ram¨ªrez, a la que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha decidido separar de la carrera judicial por no haberse abstenido en un procedimiento de quiebra de la empresa Puerto Jos¨¦ Ban¨²s de Andaluc¨ªa la Nueva, SA, relacionada con negocios familiares, y por haber dado un trato de favor al Ayuntamiento de Marbella incompatible con la imparcialidad exigible a un juez.La ya ex juez Ram¨ªrez hab¨ªa sido suspendida cautelarmente en julio pasado, abri¨¦ndosele dos expedientes informativos por otras tantas faltas muy graves:ejercer en una ciudad de menos de 100.000 habitantes como Marbella, en la que familiares directos (padre, hermano y marido) tienen negocios y/o act¨²an ante los tribunales, lo que la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial considera un supuesto de incompatibilidad legal, y actuar en casos relacionados con sus familiares, lo que contraviene una de las causas de abstenci¨®n que obligan a jueces y magistrados. El Consejo del Poder Judicial considera probado que la ex juez Ram¨ªrez cometi¨® ambas faltas, aunque se la expulsa de la carrera s¨®lo por la segunda. Por la primera se la suspende por un a?o en el ejercicio de sus funciones.
El Consejo Judicial ha juzgado mucho m¨¢s grave, dentro de la m¨¢xima gravedad de las dos faltas, la de no haberse abstenido Ram¨ªrez en una causa en la que ten¨ªa, como m¨ªnimo, un inter¨¦s indirecto. En el expediente se da como probado que "las relaciones de las sociedades que los familiares de la magistrada han administrado, participado o representado se han desarrollado en alg¨²n caso con el Ayuntamiento de Marbella". Un ayuntamiento con el que, seg¨²n se afirma, esas sociedades ten¨ªan suscritos convenios urban¨ªsticos. De ah¨ª que se le imponga la sanci¨®n m¨¢s grave de las previstas en el orden disciplinario. De todas formas, si favoreci¨® a una de las partes en la causa, el Ayuntamiento de Marbella, podr¨ªa haber tambi¨¦n materia de orden penal. No se trata, pues, s¨®lo de una cuesti¨®n de ¨¦tica, que, desde luego, lo es, como han alegado algunos de los vocales contrarios a la expulsi¨®n para justificar la impunidad de la conducta considerada, sino de una manifiesta vulneraci¨®n de reglas b¨¢sicas del estatuto del juez. As¨ª lo ha apreciado la mayor¨ªa de vocales del Consejo.
Con su decisi¨®n, el ¨®rgano de gobierno de los jueces cierra un caso escandaloso que, si bien circunscrito a Marbella, ha puesto en entredicho durante m¨¢s de una d¨¦cada a la justicia como poder independiente del Estado de derecho. Cabe denunciar, en todo caso, la pasividad con que actu¨® el anterior Consejo Judicial cuando aparecieron los primeros indicios de lo que estaba pasando, as¨ª como los reflejos corporativos del grupo de vocales que han votado en contra de la expulsi¨®n, lanzando el mensaje verdaderamente preocupante de que una actuaci¨®n judicial como la que durante a?os ha sido piedra de esc¨¢ndalo en Marbella no desentona de la funci¨®n de juez. Pero ser¨ªa el colmo del esc¨¢ndalo que esos reflejos, minoritarios en el seno del CGPJ, cristalizaran m¨¢s tarde en decisiones jurisdiccionales que echaran por tierra los esfuerzos por limpiar la justicia de comportamientos que la empa?an. No ser¨ªa la primera vez que el corporativismo judicial se tomase la revancha, por v¨ªa de recursos, en instancias m¨¢s receptivas a la presi¨®n gremial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.