Gasol castiga la soberbia del Madrid

El Bar?a gan¨® un cl¨¢sico en el que se le daba ya por desahuciado y cuando el Madrid empezaba a dejar transcurrir el tiempo seguro de aprovechar la ganga. Pero la noche era extra?a. Nada hac¨ªa presagiar lo que iba a suceder, que un Bar?a menor, tentado de entregar la cuchara pese a la obstinaci¨®n que le caracteriza, acabara llev¨¢ndose el partido. Y menos todav¨ªa pod¨ªa nadie imaginar que Pau Gasol, un chaval de 19 a?os que se ha pasado media temporada llevando las bolsas y el agua como suelen hacer los juniors reci¨¦n llegados a los equipos grandes, fuera quien tomara la bandera para llevarla a la zona madridista y para intimidar en la propia. Pero as¨ª fue.Todo pas¨® en un abrir y cerrar de ojos. Cuando A¨ªto ya no parec¨ªa encontrar m¨¢s recursos, cuando los cambios que efectuaba ven¨ªan dados por las faltas que acumulaban Nacho Rodr¨ªguez o Alston o por el golpe que sufri¨® en la nariz Gurovic. Pero el Madrid, que por entonces ya miraba por encima del hombro y que estiraba su ventaja hasta los 16 puntos (37-53), empez¨® a temblar, a caer ingenuamente una y otra vez en errores elementales. No ten¨ªa manera de subir el bal¨®n hasta la media cancha, cuando lo hac¨ªa perd¨ªa el hilo en la circulaci¨®n y cuando, en contadas ocasiones, llegaba a tirar lo hac¨ªa sin que viniera a cuento, sin posici¨®n de tiro. Los problemas empezaron a ser tan visibles que el p¨²blico lo not¨®. Y eso es lo que pod¨ªa pasarle porque delataba la evidencia: hab¨ªa perdido el rumbo, hab¨ªa visto el partido ganado antes de tiempo. Un pecado imperdonable, mortal de necesidad, porque lo dej¨® en estado comatoso, sin poder de reacci¨®n, absolutamente resignado ante el naufragio.

El Bar?a hab¨ªa llegado a estar en una situaci¨®n similar, sin ritmo y casi sin esperanza. No hab¨ªa sabido por d¨®nde agarrar el partido. Intent¨® edificar desde la defensa. Pero la hambruna ofensiva no tard¨® en dejar visto para sentencia su at¨ªpico quinteto inicial con Goldwire, De la Fuente, Gasol, un Alston al que le cost¨® dios y ayuda entrar en el partido, y Elson, a a?os luz de Due?as que apenas pudo participar a causa de su maltrecha pantorrilla derecha. Siete minutos se pas¨® para encestar dos veces, mientras que su presi¨®n sobre Djordjevic y Alberto Angulo no hizo sino dejar pasillos francos para que Struelens abusara bajo canasta.

El Madrid abri¨® brecha. Funcion¨® como un reloj, entre otras cosas porque la aportaci¨®n de su banquillo, Galilea, Iturbe, Lucio Angulo y Mijailov, fue fant¨¢stica. No hubo demasiadas alternativas. El Bar?a se acerc¨® dos veces a un punto pero el Madrid no tardaba nada en recobrar de nueve, diez, doce... hasta 16 puntos. Pero de repente Djordjevic empez¨® a perder el control del ritmo, el Bar?a anot¨® dos o tres canastas sin tener que recular a su campo para defender, en otra ocasi¨®n el Madrid agot¨® los 30 segundos de posesi¨®n... Al Bar?a le sal¨ªa todo. Hasta Digbeu, que de un tiempo a esta parte no cuenta para casi nada, rob¨® un bal¨®n cuando relev¨® por unos segundos a Gurovic que hab¨ªa sufrido un golpe en la nariz. Y A¨ªto, ante los problemas de sus p¨ªvots, situ¨® a Gasol en esa posici¨®n. El j¨®ven campe¨®n del mundo junior acab¨® con 15 puntos, seis rebotes, una asistencia, una recuperaci¨®n , un mate y siete faltas recibidas, machacaba el aro madridista una y otra vez, recog¨ªa rebotes y, a pesar de que fall¨® cuatro tiros libres en instantes decisivos, acab¨® poni¨¦ndole un tap¨®n a Djordjevic para rubricar la noche, su noche.