La crisis de un partido no es una crisis de Estado
El esc¨¢ndalo de la CDU no ha socavado la confianza de los alemanes en su Estado, afirma el canciller alem¨¢n, que expresa su deseo de que el partido de Kohl est¨¦
pronto en condiciones de desafiar a su Gobierno.
Desde hace semanas, el esc¨¢ndalo de las finanzas de un gran partido alem¨¢n, la CDU [Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica], ocupa a la opini¨®n p¨²blica alemana y, cada vez m¨¢s, tambi¨¦n a la europea. Con este motivo, amigos y observadores extranjeros expresan a veces el temor de que este esc¨¢ndalo pueda tener repercusiones negativas en el sistema pol¨ªtico de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
Es indudable que cuando la credibilidad de un partido que ha contribuido de forma esencial a configurar la vida democr¨¢tica de un pa¨ªs se quebranta, cuando l¨ªderes que representan a ese partido han violado el derecho, han dicho lo que no es cierto o siguen silenciando la verdad, la democracia tambi¨¦n se pone a prueba.
Todas las democracias viven del ejercicio del poder a trav¨¦s de personas elegidas entre el pueblo. Por lo tanto, las democracias tampoco son inmunes a los fallos y faltas de los individuos. Pero el criterio decisivo para la calidad y estabilidad de una democracia es la confianza de los ciudadanos en su sistema democr¨¢tico. La crisis de la CDU no amenaza seriamente, ni socava, la confianza de los ciudadanos de la Rep¨²blica Federal. La opini¨®n p¨²blica alemana critica que se haya actuado en contra de la ley y de la Constituci¨®n. El hecho de haber deso¨ªdo el imperativo de transparencia no es s¨®lo una violaci¨®n del Derecho: la transparencia es tambi¨¦n el prerrequisito de un proceso de participaci¨®n democr¨¢tica. Mediante su cr¨ªtica, la opini¨®n p¨²blica ejerce su derecho a participar en una comunidad transparente y basada en un Estado de derecho. Eso, por s¨ª solo, constituye una prueba esencial de confianza en la democracia.
Las instituciones democr¨¢ticas de la Rep¨²blica Federal est¨¢n enteramente intactas. La separaci¨®n de poderes se evidencia en la ausencia de fricciones en la actuaci¨®n de la Justicia, el Parlamento y el Gobierno, que no s¨®lo son aptos para el trabajo, sino que adem¨¢s desempe?an d¨ªa a d¨ªa sus tareas. El Parlamento, la representaci¨®n electa de la soberan¨ªa democr¨¢tica, desempe?a de forma ejemplar su papel en la investigaci¨®n y evaluaci¨®n de las irregularidades y pr¨¢cticas ilegales.
El Gobierno Federal no se ha dejado desviar ni un solo momento de la ejecuci¨®n de su programa pol¨ªtico por el clamor p¨²blico suscitado por los esc¨¢ndalos que afectan al partido de la oposici¨®n. En estos d¨ªas, el Gobierno ha presentado su informe econ¨®mico anual. En ¨¦l se pronostica un crecimiento real para el a?o 2000 en torno al 2,5%; algunos institutos econ¨®micos consideran posible incluso un crecimiento del 3%. Cabe esperar de forma realista para este a?o un descenso del desempleo en torno a las 200.000 personas. Todo ello es el resultado de una pol¨ªtica fiscal y financiera del Gobierno orientada al crecimiento y a la estabilidad.
Esto evidencia por s¨ª solo que la crisis de un partido no ha causado una crisis de Estado. Adem¨¢s, tengo la impresi¨®n de que muchos de los que hoy ostentan responsabilidades en la CDU se esfuerzan de verdad por aclarar el esc¨¢ndalo de las finanzas sin dejar lagunas. Y espero que la CDU encuentre la energ¨ªa para autodepurarse de forma completa y superar este esc¨¢ndalo. Por lo dem¨¢s, mi partido, el SPD [Partido Socialdem¨®crata], tiene un inter¨¦s objetivo en que as¨ª sea. Una buena oposici¨®n que est¨¦ en condiciones de desafiar al Gobierno en el debate por las mejores soluciones en el ¨¢mbito de los asuntos concretos es esencial para el funcionamiento de la democracia.
Durante estos d¨ªas estamos experimentando -no en ¨²ltima instancia gracias al trabajo de una prensa insobornable y las intensas discusiones de la opini¨®n p¨²blica- c¨®mo supera este trance la democracia. Se ha puesto de manifiesto que la crisis de la CDU no es una crisis del pa¨ªs ni de sus instituciones. No s¨®lo las instancias democr¨¢ticas, sino la sociedad democr¨¢tica en su conjunto ha mostrado su capacidad de actuar. Trascendiendo todos los intereses individuales y de grupo, la gran mayor¨ªa de la sociedad ha apoyado las medidas de consolidaci¨®n necesarias para el bienestar econ¨®mico de Alemania, pero tambi¨¦n de la Uni¨®n Europea [UE]. Precisamente en este a?o de importantes decisiones para Europa -estoy pensando en el proceso de reforma institucional y ampliaci¨®n de la UE, pero tambi¨¦n en el desarrollo de la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n- la Rep¨²blica Federal ser¨¢ un socio de confianza y una fuerza motriz en la profundizaci¨®n de la integraci¨®n europea.
Es cierto que algunos ciudadanos se han vuelto m¨¢s esc¨¦pticos frente a sus representantes pol¨ªticos por los casos que han salido a la luz. Como dem¨®crata, no tengo miedo de este escepticismo, puesto que es expresi¨®n de una despierta conciencia democr¨¢tica. Doy por supuesto que esta fuerte conciencia democr¨¢tica tambi¨¦n terminar¨¢ convenciendo a los responsables de la crisis de su partido de que vuelvan al respeto de la Ley y el Derecho y de que aporten su contribuci¨®n a restaurar su credibilidad.
Gerhard Schr?der es canciller federal de Alemania.
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