Desde la ¨®ptica de los humoristas-fil¨®sofos
LPara hablar en serio de la unidad de la izquierda en estos tiempos conviene acudir a los humoristas. A los humoristas-fil¨®sofos, quiero decir. Pues, por lo que veo y leo, son ellos casi los ¨²nicos que tienen la distancia suficiente como para contemplar la cosa sin politicismo de urgencia y sin c¨¢lculos electoralistas ad hoc. Tanto m¨¢s en este pa¨ªs nuestro en el que se sabe, al menos desde Max Estrella, que la tragedia tira a ser esperpento. Pregunto: ?No es parte del esperpento finisecular hisp¨¢nico la pretensi¨®n de que para lograr la unidad de la izquierda una de las partes, precisamente la que ha conservado mejor el esp¨ªritu cr¨ªtico frente al pensamiento ¨²nico, tenga que suicidarse en 14 circunscripciones?Ateng¨¢monos, por tanto, a la filosof¨ªa de los humoristas que piensan.
Hace unos pocos a?os M¨¢ximo reproduc¨ªa, en un hermoso dibujo, el s¨ªmbolo de los revolucionarios franceses y escrib¨ªa al pie: "Resurrecci¨®n de la izquierda cualquier d¨ªa del siglo XXI". La segunda parte de la frase, ese "cualquier d¨ªa", suscita la sonrisa. Pero la primera parte de la frase da por supuesto algo muy serio: de momento la izquierda est¨¢ muerta. Tal suposici¨®n parece contrastar con el uso y abuso de la palabra "izquierda" en los ambientes pol¨ªticos institucionales. Y, sin embargo, a poco que se reflexione, se llegar¨¢ a la conclusi¨®n de que en el ¨¢mbito sociocultural, que es el que m¨¢s importa, apenas hay izquierda ya en el sentido propio de la palabra.
La p¨¦rdida del sentido cr¨ªtico y, como consecuencia de ello, de los reflejos elementales ante los principales acontecimientos sociales y culturales del mundo actual ha crecido tanto, se ha hecho tal, que en ese ¨¢mbito es dif¨ªcil decir qu¨¦ es lo que diferencia ahora a la izquierda de la derecha. Todo ocurre como si al desplazarse el mundo, lenta pero continuadamente, en una misma direcci¨®n (la de la aceptaci¨®n de lo dado, de lo establecido, de lo querido por los de arriba) los que viajamos en ¨¦l no nos di¨¦ramos cuenta del movimiento mismo. Para tomar conciencia de la velocidad del movimiento y saber que todo lo esencial se mueve por el momento hacia la derecha, hace falta, como cuando uno viaja en un avi¨®n, otro t¨¦rmino de comparaci¨®n distinto del m¨®vil con el que nos movemos.
Eso es justamente lo que aportan hoy, en el plano pol¨ªtico-social, los humoristas-fil¨®sofos y alg¨²n pol¨ªtico raro de los que se dice que est¨¢n en otra galaxia: son como el avi¨®n que viene en la direcci¨®n contraria, nos hacen sentir realmente la velocidad a la que estamos viajando y, en este caso, la direcci¨®n real en que se mueve el m¨®vil que somos todos nosotros. Como en la ¨¦poca de Galileo, para saber de verdad tampoco en este caso basta con el sentido com¨²n. Hace falta sentido com¨²n ilustrado.
Traduzco ahora la reflexi¨®n anterior al lenguaje pol¨ªtico habitual: para que haya unidad de la izquierda primero tiene que haber izquierda.
Y no s¨®lo en la acepci¨®n nominal. O sea: tiene que haber movimiento social en la otra direcci¨®n. Movimiento social cr¨ªtico, alternativo, hacia la meta de la emancipaci¨®n humana. Cuando digo movimiento no estoy diciendo baile de san Vito. Quiero decir: organizaci¨®n, programa y actuaci¨®n en consecuencia. Bajando todav¨ªa un poco m¨¢s a las concreciones: tiene que haber un programa sociocultural claro, comprensible para las gentes y distinto de lo que ya dicen y hacen los de arriba y los mentores de la derecha. Lo mejor al llegar aqu¨ª es poner un ejemplo. No basta con decir "redistribuci¨®n de la riqueza en favor de la mayor¨ªa" o "creaci¨®n de puestos de trabajo" o "fiscalidad progresiva" o "derecho a la vivienda". Todo eso est¨¢ dicho ya e instrumentalizado convenientemente por los que mandan. Hay que concretar m¨¢s cogiendo por los cuernos el toro de los problemas reales que plantean las palabras.
Y para eso lo mejor es acudir de nuevo al humorista-fil¨®sofo. "Todas las 'terceras v¨ªas' conducen a Wall Street", ha hecho decir El Roto a uno de sus parias. Es dif¨ªcil decir tanto en tan pocas palabras. Y, adem¨¢s, verdaderas. Dicho lo cual viene la pregunta de rigor: ?Se puede basar la unidad de la izquierda del siglo XXI en un programa que conduce a Wall Street? Si alguien contesta que s¨ª entonces confirma sin m¨¢s el supuesto de la primera parte de la frase de M¨¢ximo. Y estamos, otra vez, en el esperpento. S¨®lo que el esperpento se globaliza, como todo. Para ayudarnos a salir de ¨¦l El Roto ha puesto en boca de su paria la pregunta esencial: "?Para cu¨¢ndo la moderaci¨®n salarial de los banqueros?"
Pues bien, el que haya izquierda y unidad de la izquierda en el futuro depende, en Espa?a y en la Uni¨®n europea, de c¨®mo se conteste a esta pregunta. Eso s¨ª que ser¨ªa una concreci¨®n, comprensible para los m¨¢s, de lo de "la redistribuci¨®n de la riqueza en favor de la mayor¨ªa" y no la redistribuci¨®n de los cargos en favor de la minor¨ªa. Hace falta eso y un poco de serio buen humor.
Francisco Fern¨¢ndez Buey es catedr¨¢tico de Historia de las Ideas de la Universidad Pompeu Fabra.
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