Una v¨ªa europea para Espa?a
La propuesta pre-electoral de Pacto de Gobierno hecha por Joaqu¨ªn Almunia -l¨ªder de las candidaturas PSOE-Progresistas-, a IU, ha causado un terremoto. Ha sacudido al electorado de izquierda, que, de resignado ha pasado a verse vencedor, de somnoliento a despierto y movilizado. En la derecha, tanto pol¨ªtica como medi¨¢tica, nunca hab¨ªamos escuchado balbucear tantas necedades juntas, con fraseolog¨ªa de extrema derecha.?Cu¨¢les son los valores de la propuesta de Almunia? No s¨®lo significa poner en valor parlamentario todos los votos progresistas. Es el mayor avance pol¨ªtico y cultural de la izquierda, la de tradici¨®n socialista y la de tradici¨®n comunista, en todo el per¨ªodo democr¨¢tico, pasando de la din¨¢mica de la confrontaci¨®n -"casa com¨²n", "dos orillas"- a la de la colaboraci¨®n. La cultura de la confrontaci¨®n ha sido nefasta en la d¨¦cada de los 90. Ha sacado a la izquierda del Gobierno y ha quebrado el proyecto originario de IU. En correspondencia, ha abierto La Moncloa, la televisi¨®n y las grandes empresas privatizadas a un PP que ha sabido mantener en su interior a toda la derecha social, hasta la extrema derecha.
La etapa de los proyectos incompatibles en la izquierda espa?ola ha tenido otro efecto colateral. Los nacionalismos de centro derecha, el catal¨¢n y vasco, han encontrado una capacidad de influencia en la pol¨ªtica del Estado superior a su poder estrictamente territorial, y han forzado un modelo auton¨®mico tormentoso y conflictual, desequilibrado, sin aportar una responsabilidad gubernamental.
La confusa situaci¨®n amenazaba con llegar a su exasperaci¨®n en la campa?a electoral del 12 de marzo, dise?ada por Aznar como una contienda artificiosa entre la Espa?a nacional -representada por ¨¦l- y la Espa?a rota -representada por el nacionalismo s¨²bitamente demonizado-. El pacto de la izquierda, o su sola eventualidad, ha fracturado este plan, al irrumpir la confrontaci¨®n natural derecha-izquierda.
Creo, no obstante, que aquello que convierte la propuesta de Almunia a IU en una apuesta de largo alcance es que ha puesto a Espa?a y a la izquierda en comunicaci¨®n con Europa. En Francia, la "izquierda plural", incluye a los comunistas, y significa desistimiento en la segunda vuelta de las elecciones. En Alemania hay una coalici¨®n roji-verde, que agrupa los votos progresistas. En Italia, el partido de D'Alema (DS), sucesor del PCI, acaba de propiciar una federaci¨®n para los partidos, del centro izquierda. En el Reino Unido est¨¢n en el laborismo de Blair todos los votos progresistas. Espa?a es/era el ¨²nico gran pa¨ªs de la UE sin una estrategia de unidad de la izquierda, sin una componente electoral que la haga cre¨ªble. Es, por eso, el ¨²nico de los "grandes" gobernado por la derecha.
La idea de causa com¨²n o de convergencia de los progresistas ha sido esencial para avanzar desde el 13-J y las elecciones catalanas, hacia lo que se llama PSOE-Progresistas, que es algo m¨¢s que una candidatura plural. Pero la unidad de la izquierda es indivisible. Tiene que abrirse a IU. As¨ª se ha hecho, con una f¨®rmula para ganar las elecciones. El escenario en el que la izquierda puede confluir es en el Gobierno. Como en Italia, Francia, Alemania, Suecia, Finlandia, Dinamarca o Argentina y Chile. No en la oposici¨®n.
La propuesta de Almunia es una v¨ªa europea para la izquierda espa?ola para construir una izquierda diversa que se plantea gobernar Europa, el lugar desde donde se pueden abordar con solvencia las pol¨ªticas de igualdad, o la lucha contra la droga, el sida o la pobreza. El espacio pol¨ªtico nuevo en el mundo de la postguerra fr¨ªa, el fin de los bloques y la globalizaci¨®n contestada por la fronda de Seattle.
La izquierda espa?ola tiene tambi¨¦n una misi¨®n europea. S¨®lo se podr¨¢ desarrollar si los progresistas ganan las elecciones generales, y esto s¨®lo es posible si se utiliza la ley electoral a favor de la izquierda, no en beneficio de la derecha. Un proyecto ganador -y por ello transformador- saca a la ciudadan¨ªa del escepticismo. Ante ese desaf¨ªo vale la pena alguna renuncia en un acuerdo en el que todas las fuerzas pol¨ªticas implicadas ganan. Especialmente el electorado progresista, al que se le da un horizonte pol¨ªtico claro y despejado.
Diego L¨®pez Garrido es diputado y secretario general de Nueva Izquierda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.