Los oficios de los m¨²sicos
Por mucho que se criaran escuchando a Concha Velasco, muchos padres se llevan un disgusto cuando sus hijos les vienen con que quieren ser artistas. Los temerosos progenitores les sugieren, con intenci¨®n disuasoria, las ventajas de estudiar una carrera o de formarse profesionalmente en sectores tradicionales pero, aun as¨ª, la literatura, la pintura, la escultura, el cine, el teatro y, c¨®mo no, la m¨²sica contin¨²an aliment¨¢ndose de nuevos talentos. Aunque no sean la panacea econ¨®mica. Al menos, la m¨²sica.Estas palabras las suscribe incluso alguien que lleva 17 a?os viviendo de los ingresos que le procura su banda. "No es f¨¢cil vivir de la m¨²sica, hay muchos grupos y son pocos los que viven de ella. Se puede vivir, pero como con otro trabajo. Adem¨¢s, es una cosa que dura menos y hay que aprovecharla ahora", afirma Evaristo, cantante de La Polla.
Ante tal precariedad, por chocante que parezca, uno puede encontrar a su ¨ªdolo repar¨¢ndole el bid¨¦ o sirvi¨¦ndole un zurito en un bar. Y es que los ingresos habituales de un grupo (royalties por ventas de discos, derechos de autor y el cach¨¦ que cobran por sus conciertos) no dan, en la mayor¨ªa de los casos, para comprar mansiones.
Excepciones
No debe extra?ar que la lista de quienes viven exclusivamente de los ingresos que produce su m¨²sica sea reducida: La Polla, Barricada, Soziedad Alkoholika, Koma, Su Ta Gar, Fermin Muguruza, Platero Y T¨², parte de Skalariak, Oskorri, Mikel Laboa, Benito Lertxundi, Anje Duhalde, Imanol, Txomin Artola, Amaia Zubiria, Juan Carlos P¨¦rez, Duncan Dhu, Joseba Tapia, Imuntzo (Imuntzo eta Beloki)...
Sus casos son pr¨¢cticamente excepciones, ya que la mayor¨ªa de los m¨²sicos ha de buscar un complemento a su remuneraci¨®n en actividades que s¨®lo en ocasiones guardan relaci¨®n con su pasi¨®n. As¨ª sucede, por ejemplo, con Maixa (Maixa ta Ixiar), Iker Goenaga, Hasier Gozategi y Xabi Solano (Etxakit), que dan clases de trikitixa en diferentes escuelas. Otros que explotan su saber y su capacidad de persuasi¨®n son I?igo Muguruza (Joxe Ripiau), su hermano Jabier, Rafa Rueda (PiL.T.), el pianista Juan Carlos Irizar y el cantautor Mikel Markez, quien compagina las clases particulares con un programa en Radio Popular.
Otra habitual de las ondas es la cantante Olatz Zugasti, que tiene un espacio diario de m¨²sica folk en Euskadi Irratia. Joseba Ponce (Dut) es dise?ador en Esan Ozenki, Carlos Zubiaga (Mocedades) es propietario de los estudios Tio Pete de Urduliz, I?aki Bengoa (Bad f-Line) posee los Estudios Shot!, el teclista de Hermana Mary es afinador de pianos y Kaki Arkarazo es un reputado t¨¦cnico y productor.
Los aludidos hasta este punto viven por, para y de la m¨²sica, pero tambi¨¦n hay quienes ejercen otros oficios. El cantante de los Flying Rebollos regenta el bar La Terraza de Portugalete, el bajista de Ost tiene otro en Bermeo, la singular cantautora Anari es profesora en un Instituto de Durango, Auo (Etsaiak) trabaja en un taller de serigraf¨ªa, Jesus Artze es camionero y el cantante de Hermana Mary trabaja en el sal¨®n Logan de Bilbao, donde lo mismo ti?e cabelleras que coloca un piercing. Varios miembros de Skalariak y Berri Txarrak trabajan en f¨¢bricas y en Noizbait tocan fontaneros y carpinteros.
A quien piense que los veteranos no tienen otras preocupaciones que hacer canciones, quiz¨¢ les sirva como desenga?o conocer que en Potato, reconocidos pioneros del reggae en Espa?a, hay empleados de Radio Vitoria y de Mercedes Benz. O que Francis, cantante de Doctor Deseo, se gana el sustento como panadero artesanal que s¨®lo distribuye su producto en centros de diet¨¦tica. O que el hist¨®rico Gari (ex Hertzainak) trabaja en la tienda de coches de ni?o que sus padres tienen en Bilbao. O que el cantautor Antton Valverde tiene una imprenta en Oiartzun (Gr¨¢ficas Valverde). O que Leturia, 50% del bikote trikitilari Tapia eta Leturia, trabaja en una sucursal de la Kutxa en Villabona.
Todo ello y la cantidad de j¨®venes que han estudiado Magisterio musical (miembros de Hemendik at!, Berri Txarrak, Leihotikan o Zea Mays) ratifican que por querer dedicarse a la m¨²sica no se descuidan en exceso los estudios, ni se pierden las ganas de trabajar. Despu¨¦s de todo, los sufridos padres no pueden quejarse de que los chavales no sigan sus sabios consejos.
El consuelo de la diversi¨®n
Es un hecho palpable que en Euskadi y Navarra son pocos los m¨²sicos que viven exclusivamente de los ingresos que les procuran sus grupos. Podr¨ªa pensarse que se trata de una excepci¨®n, pero el panorama que se observa en el Pa¨ªs Vascofranc¨¦s invita a concluir que es el reflejo de una situaci¨®n generalizada. All¨ª, sin ir m¨¢s lejos, Jean Mixel Bedaxagar tiene una herrer¨ªa en Zuberoa, E?aut Etxamendi y Eneko Labegerie son labradores, Jean Bordaxar es t¨¦cnico agr¨ªcola en Pau, donde se dedica al an¨¢lisis y mejora de la raza de la pottoka (caballo enano), Peio Ospital trabaja para la discogr¨¢fica Elkarlanean y Pantxoa Carrere es representante de productos de odontolog¨ªa.Visto lo visto, uno termina pregunt¨¢ndose qu¨¦ anima hoy a la poblaci¨®n a propagar sus canciones. "Creo que la mayor¨ªa de la gente toca por divertirse, no por ganar dinero. Puede ser una ayudita el hecho de hacer un combo guapo y que te den pasta, pero creo que es m¨¢s ilusi¨®n o ganas de tocar que la pela", asegura Gorka Pastor, cantante de La Secta, regente de Bang! Records y empleado de Munster.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.