Izquierdas
Paco Frutos hered¨® la persecuci¨®n medi¨¢tica padecida por Julio Anguita, y en cambio ya no puede beneficiarse del uso que la derecha hizo del anguitismo para deteriorar al felipismo. Es una situaci¨®n que pod¨ªa denominarse postfelipista y postanguitista. Frutos y Almunia son medi¨¢ticamente considerados ep¨ªgonos de sus antiguos cabezas de filas, y pase lo que pase en estas negociaciones, se llegar¨¢ a la conclusi¨®n de que Felipe Gonz¨¢lez y Anguita las han teledirigido. Conmovedor que la derecha se inquiete porque Espa?a puede perder la izquierda verdadera, engullida por la izquierda simulacro de la tercera v¨ªa y que acompa?e esta zozobra con premoniciones no concordantes: Espa?a perder¨¢ la carrera del euro si pactan IU y el PSOE, un lugarteniente de Duran i Lleida nos ha amenazado con la misma ruina que no padece la Francia del programa com¨²n, y el inevitable Piqu¨¦ nos ve en plena autarqu¨ªa, con los BMW con gas¨®geno. Aznar ha recuperado la palabra comunista y se acerca d¨ªa a d¨ªa a la condici¨®n de estatua ecuestre de Centinela de Occidente.Acabe como acabe una negociaci¨®n tard¨ªa y de arranque un tanto oportunista, lo evidente es que la Izquierda Unida de Frutos ha sabido crear una expectativa pragm¨¢tica en el mejor sentido de la palabra. Izquierda Unida no contest¨® al PSOE con el Programa, Programa, Programa, sino que se limit¨® a pronunciar la palabra una vez al pedir un acuerdo m¨ªnimo: dos folios tiene el pacto electoral de comunistas y socialistas franceses. Tampoco Frutos empez¨® la casa por la OTAN, sino por la jornada de 35 horas, y no aparecen escollos program¨¢ticos insalvables, sino la l¨®gica negativa de IU a ser fagocitada por el PSOE, desde la sospecha de que esa operaci¨®n no sumar¨ªa votos, sino que aumentar¨ªa la abastenci¨®n de izquierdas.
Deber¨ªa mantenerse el clima de encuentro, activador de la participaci¨®n del electorado proclive y acentuar el papel de las bases unitarias en el final de la cultura del desencuentro, que, digan lo que digan los capadores de astros, no fue empe?o exclusivo de Anguita, sino el fracasado negocio de barqueros de las dos orillas.
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