El maquis y la literatura XAVIER MORET
El maquis vuelve a estar de actualidad en el terreno de la memoria. Los nombres de los viejos guerrilleros de la posguerra, como Quico Sabat¨¦, Marcel.l¨ª Massana, Josep Llu¨ªs Facer¨ªas y Ramon Vila, el Caracremada, asoman de nuevo en las p¨¢ginas de la prensa, y varios libros rescatan la memoria de unos hechos silenciados durante a?os. No hace mucho que hubo un acto en Sant Celoni en memoria de Quico Sabat¨¦. La placa inaugurada dec¨ªa: "Aqu¨ª fou assassinat Quico Sabat¨¦, guerriller antifeixista. 5 de gener de 1960". Han tenido que pasar 40 a?os para que Sabat¨¦ pasara de "bandido", tal como lo calificaba el r¨¦gimen de Franco, a "guerrillero antifascista".La intenci¨®n de este art¨ªculo es m¨¢s bien la de constatar el escaso eco que el maquis ha tenido en la literatura del pa¨ªs. Juan Mars¨¦ lo ha incluido en algunos de sus libros -el guerrillero misterioso que aparece en el barrio y rememora las viejas haza?as-, pero no hay muchas muestras de su presencia literaria. La persecuci¨®n y muerte de Quico Sabat¨¦ encontr¨®, en cambio, eco en algunas pel¨ªculas. En Metralleta Stein, por ejemplo, realizada por Jos¨¦ Antonio de la Loma en 1974, John Saxon era Quico Sabat¨¦; Blanca Estrada, su mujer y Francisco Rabal hac¨ªa de inspector Quintela. No puede decirse que fuera una versi¨®n fiel, pero Sabat¨¦ estaba en el fondo de la historia.
El historiador Ferran S¨¢nchez Agust¨ª, en su libro Maquis a Catalunya. De la invasi¨® de la vall d'Aran a la mort del Caracremada, aporta abundante documentaci¨®n sobre los hechos efectuados por los maquis, desde la invasi¨®n del valle de Aran en 1944 hasta la muerte de Caracremada en 1963. En el libro abundan las an¨¦cdotas de osad¨ªa que podr¨ªan convertirse en excelente material literario. El periodista Oriol Mall¨®, en su libro La revolta dels Quixots, rescat¨® en 1997 el esp¨ªritu del maquis en una larga entrevista con Domingo Ibars, y el tambi¨¦n periodista Daniel Arasa public¨® en 1984 A?os 40: los maquis y el PCE. Los hechos hist¨®ricos est¨¢n aqu¨ª, a la espera de la novela pendiente sobre el maquis. Los asaltos a meubl¨¦s de Quico Sabat¨¦ y Facer¨ªas, las traves¨ªas del Pirineo, las atrevidas incursiones en Barcelona son an¨¦cdotas que se hab¨ªan ido transmitiendo a trav¨¦s de la oralidad y que ahora asoman en los libros. Los maquis de Catalu?a sol¨ªan ser de tendencia anarquista, aunque en algunos casos iban a su aire. Domingo Ibars explica: "Tanto Facer¨ªas como Sabat¨¦ no ten¨ªan ning¨²n tipo de ¨¦tica pol¨ªtica. Hac¨ªan su guerra y no hac¨ªan ning¨²n favor a nuestro movimiento porque la gente los consideraba bandidos y no guerrilleros". No es una opini¨®n aislada.
El historiador Eduard Pons Prades acompa?¨® en 1970 a los miembros de una productora brit¨¢nica por los escenarios de los ¨²ltimos d¨ªas de la vida de Quico Sabat¨¦. La productora estaba interesada en filmar una pel¨ªcula con el t¨ªtulo The brave lied dead, pero el proyecto no cristaliz¨®. Fue una oportunidad perdida. Fred Zinnemann, en cambio, s¨ª realiz¨® una pel¨ªcula titulada Behold a Pale Horse, traducida como Envejece un guerrillero, basada en la vida de Quico Sabat¨¦. En Espa?a la pel¨ªcula se estren¨® en 1979 con el t¨ªtulo Y lleg¨® el d¨ªa de la venganza, sin que tuviera mucho eco. El filme se estren¨® en Nueva York en 1964, pero la censura de Manuel Fraga Iribarne retras¨® su estreno en Espa?a. Gregory Peck era el protagonista y Anthony Quinn ejerc¨ªa de capit¨¢n. Aunque los nombres estaban cambiados, eran reconocibles las peripecias de Sabat¨¦. Ha habido otras pel¨ªculas que se han inspirado en acciones del maquis -como A tiro limpio, de Francisco P¨¦rez-Dolz (1963); Los atracadores, de Francisco Rovira-Beleta (1961), y El cerco, de Miquel Iglesias (1955)-, pero el cine espa?ol ha perdido la oportunidad de realizar su particular Bonnie and Clyde, con ecos pol¨ªticos, haza?as incre¨ªbles y escenarios reconocibles.
Si bien el cine lo ha intentado, la literatura se ha quedado coja en lo que se refiere al tratamiento del fen¨®meno de los maquis. Descripciones como la de la muerte del Caracremada, el 7 de agosto de 1963 en la Creu del Perell¨®, excitan la imaginaci¨®n literaria. Los agentes de la Guardia Civil dispararon a ciegas y estuvieron agazapados durante toda la noche esperando. Lo hab¨ªan tocado de muerte y le o¨ªan respirar, pero no muri¨® hasta las seis de la madrugada, desangrado junto a su mochila. El detallado contenido de lo que llevaba el Caracremada en el momento de su muerte ayuda a definir el personaje: "Llevaba 5.072 pesetas y 100 francos. Vest¨ªa pantal¨®n azul, camisa caqui y botas de monta?a. Adem¨¢s de la mochila, llevaba una bolsa, un morral, un saco de dormir de cremallera y un impermeable. Para la subsistencia, una bota de vino, una fiambrera de olla barrejada hecha de garbanzos y patatas, un pote de Nescaf¨¦, tabaco y un encendedor. Para sabotear, un conjunto de llaves, cuatro cantimploras llenas de explosivo de pl¨¢stico, detonadores y material diverso para fabricar bombas. Para el combate, una bomba de mano en el cintur¨®n, una pistola Parabellum 9 mil¨ªmetros especial, con 39 balas, y un Colt de 11 mil¨ªmetros con 38 cartuchos y 3 cargadores". En esto se resume la vida de un maquis, del ¨²ltimo maquis quiz¨¢, de unos hombres que siguieron combatiendo despu¨¦s de la guerra civil con la ilusi¨®n de acabar con Franco y que no han encontrado todav¨ªa el eco que merecen en la literatura.
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