El acuerdo de la izquierda en valenciano
Contra reloj, se avanza en un acuerdo electoral de los partidos de izquierda. El vuelco de las perspectivas electorales ha sido sustantivo, a pesar de todo, a pesar de que la propuesta de acuerdo pueda sonar a oportunista y pueda responder a tejemanejes de las oligarqu¨ªas de los partidos (Maragall, sin ir m¨¢s lejos, lo ha hecho de otra manera). La suma PSOE-IU significa ya el empate t¨¦cnico con la derecha unida bajo las siglas del PP. Pero este empate no es suficiente: hay que ganar, porque hay que poner fin a la pol¨ªtica de menosprecio a las libertades y al inter¨¦s de la mayor¨ªa que practica la derecha incluso en tiempos de vacas gordas, como los que marca la econom¨ªa mundial en la actualidad. As¨ª, para ganar y aunque s¨®lo fuere por razones aritm¨¦ticas, habr¨ªa que sumar m¨¢s electores a la causa electoral progresista.Pero hay m¨¢s. Las fuerzas de progreso, el centro-izquierda, tienen la obligaci¨®n de rescatar la ilusi¨®n del personal formulando propuestas nuevas para sacar a la propia pol¨ªtica del barrizal en que sus propios errores y los intereses de la derecha la hab¨ªan metido. Lograr que la pol¨ªtica, como instrumento para la defensa de los intereses de todos, recupere un papel digno e importante en un mundo sin igualdad de oportunidades. Josep Ramoneda, en su libro Despu¨¦s de la pasi¨®n pol¨ªtica, llama nuestra atenci¨®n sobre la habilidad que ha tenido el neoliberalismo por reducir la condici¨®n ciudadana a la de mero homo economicus. Que los ciudadanos s¨®lo se preocupen por pagar menos impuestos. Que sean las leyes del mercado las que asignen, de manera exclusiva, los recursos de que se dispongan. Y cosas parecidas. Que es como decir que cada cual se las componga en funci¨®n de sus oportunidades, que no son, insistamos, las mismas para todos.
La tarea es ingente y los medios y m¨¦todos novedosos. No sobra nadie. Por eso, adem¨¢s de los aspectos aritm¨¦ticos, en el acuerdo electoral de la izquierda valenciana es preciso que se involucren todos los que en su momento estuvieron por la Entesa (PSPV, EUPV y Bloc-Verds-Valencians pel Canvi). No hay raz¨®n alguna -confesable- para excluir a nadie. Se necesita lucidez por parte de todos los implicados. Tambi¨¦n de los que cre¨ªan que era su oportunidad de hacerse un hueco en el arco parlamentario. Pero, claro, para que todo cuadre, habr¨¢ que asumir el esp¨ªritu maragalliano de creerse que hay una lectura particular -en nuestro caso valenciana- de los cambios que ya hab¨ªan acaecido en la izquierda europea y que ahora llegan a la espa?ola.
Adem¨¢s, frente a las apuestas nacionalistas de la derecha (la espa?olista del PP y las perif¨¦ricas de CiU y PNV), la izquierda tiene que recuperar para el cambio pol¨ªtico otra idea de convivencia en el seno de Espa?a. Para la sociedad de la tolerancia y la solidaridad que desean las fuerzas progresistas, Espa?a (como Europa) no puede definirse a costa de la identidad de los pueblos que la forman, o su idioma com¨²n no puede pretender sustituir -por ejemplo- a los idiomas propios, sino a complementarlos. En otras palabras, hay que avanzar en la concepci¨®n del federalismo asim¨¦trico (adecuado a la realidad plurinacional de Espa?a), que ser¨¢, tambi¨¦n, un necesario revulsivo al jacobinismo mal digerido que a¨²n detectamos en algunos dirigentes de la izquierda espa?ola.
En definitiva, se multiplican las razones para traducir bien al valenciano el acuerdo de la izquierda. No hacerlo significar¨¢ un error de proporciones hist¨®ricas. No solamente porque puede frustrar el cambio pol¨ªtico en el gobierno de Espa?a, sino tambi¨¦n porque, una vez m¨¢s, se desaprovechar¨¢n unas magn¨ªficas circunstancias para repensar el papel y las culturas de los partidos de izquierda en la sociedad valenciana actual.
Vicent Soler y Em¨¨rit Bono son catedr¨¢ticos de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia.
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