Berl¨ªn
MIGUEL ?NGEL VILLENA
Los abigarrados y lujosos cabar¨¦s de los a?os veinte donde cantaban rubias misteriosas de turbio pasado con aire de Marlene Dietrich; la revoluci¨®n espartaquista encabezada por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo; las pel¨ªculas de la UFA; los ruidos de sables en una enferma Rep¨²blica de Weimar; la brillante investigaci¨®n cient¨ªfica en las primeras d¨¦cadas del siglo; las escalofriantes concentraciones de masas del nazismo con una parafernalia que anunciaba el Holocausto y la eliminaci¨®n f¨ªsica de cualquier supuesto enemigo; el incendio del Reichstag; la cruel II Guerra Mundial con su rastro de bombardeos, ruinas y devastaci¨®n; el hambre y el fr¨ªo de una posguerra en lucha por sobrevivir; la reconstrucci¨®n de una ciudad dividida en cuatro sectores por los vencedores; la edificaci¨®n de un muro de hormig¨®n y alambradas, custodiado por polic¨ªas y perros, que fue durante tres d¨¦cadas uno de los s¨ªmbolos m¨¢s ominosos del siglo XX; el teatro de Bertolt Brecht; el puente a¨¦reo para abastecer a la aislada zona occidental; el Ich bin ein Berliner (Yo soy un berlin¨¦s) de John Kennedy; la alcald¨ªa de Willy Brandt; la contracultura de los a?os sesenta en las comunas y en las ilusiones de la generaci¨®n de 1968; las pel¨ªculas de Billy Wilder y Alfred Hitchcock sobre el tel¨®n de acero; la jubilosa ca¨ªda del muro con miles de berlineses encaramados en lo m¨¢s alto de la pared de la verg¨¹enza; la reunificaci¨®n alemana y la recuperaci¨®n de la capitalidad; los conflictos con los emigrantes llegados de pa¨ªses pobres; la vitalidad cultural y la riqueza creativa de los a?os noventa; la rehabilitaci¨®n de viejos edificios y el costur¨®n de la muralla ya como un puro recuerdo. Pocas ciudades -quiz¨¢ ninguna- pueden resumir mejor que Berl¨ªn la historia del siglo XX. Mucho menos conocida en este pa¨ªs que la inevitable Par¨ªs de siempre o la contempor¨¢nea Nueva York, la capital alemana es un emblema de los ¨²ltimos 100 a?os. La exposici¨®n que ayer abri¨® el IVAM permite comprobar que el arte y la cultura recientes no pueden entenderse sin atravesar la puerta de Brandenburgo. Pasen y vean.
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