La Irlanda que empezaba a compartir
Los unionistas y el Sinn Fein desilusionados ante el fin de la Asamblea del Ulster
La realidad que se esconde tras la cooperaci¨®n pol¨ªtica florecida en Stormont durante la historia -demasiado breve- de la Asamblea de Irlanda del Norte estall¨® en violentos disturbios el pasado viernes, en la aldea pesquera de Portavogie, cuando, en el transcurso de una visita del comit¨¦ agrario de la Asamblea, presidido por el l¨ªder del Partido Unionista, Ian Paisley, los pescadores rodearon un minib¨²s en el que se encontraban los dos miembros del comit¨¦ pertenecientes al Sinn Fein. Se arrojaron huevos, y la polic¨ªa intervino.Entonces, las masas unionistas se volvieron en contra de los suyos y reprocharon a Paisley que se hubiera atrevido a llevar al pueblo a los representantes del Sinn Fein.Paisley asegur¨® a la multitud que no hab¨ªa ido de Stormont a Portavogie en el mismo autob¨²s que sus colegas del Sinn Fein Francie Molloy y Gerry McHugh, en un intento de mantener una fantas¨ªa destinada a los partidarios de la l¨ªnea dura: que el PUD ha participado en Stormont, pero, de una u otra forma, ha conseguido ignorar por completo a los representantes del Sinn Fein en la Asamblea.
Los partidarios de Stormont calcularon que, a largo plazo, ese grado de distanciamiento sectario ser¨ªa imposible de mantener. Y ahora, en los que parecen ¨²ltimos d¨ªas de la asamblea de Stormont, diputados de todos los partidos aseguran que, diga lo que diga el Partido Unionista a sus bases, Stormont ha logrado instaurar la pol¨ªtica como una tarea normal y corriente.
Decir esto no supone subestimar la energ¨ªa que algunos han dedicado a ignorar a los del otro bando. Varios diputados del Partido Unionista se niegan a dirigirse a los del Sinn Fein por su nombre y prefieren, al menos en p¨²blico, se?alarles con el dedo. Pero la diputada Monica McWilliam, de la Coalici¨®n de Mujeres, dice que durante los 73 d¨ªas de pol¨ªtica normalizada ha habido un deshielo de las relaciones entre partidos, incluso entre las alas m¨¢s alejadas. Y hasta el PUD ha tenido que acostumbrarse a estar con miembros del Sinn Fein en los comit¨¦s de la asamblea.
Es un gran avance. Monica McWilliam recuerda los largos meses de negociaciones que culminaron en los Acuerdos de Viernes Santo, cuando los adversarios pol¨ªticos no quer¨ªan compartir ni los aseos. En las 10 ¨²ltimas semanas, enemigos jurados han aprendido a compartir la cafeter¨ªa -no siempre las mismas mesas- y las salas de reuniones, y algunos, incluso, han intercambiado bromas.
Ver c¨®mo se intensificaba la cooperaci¨®n, dice la diputada, ha sido una experiencia "extraordinaria", dado el pasado de Irlanda del Norte. McWilliam est¨¢ indignada porque el hecho de centrarse en una cuesti¨®n -el desarme- vaya a acabar con la Asamblea. Porque, por primera vez en d¨¦cadas, Irlanda del Norte ha tenido el Gobierno que se merece.
Tambi¨¦n a Edwin Poots, diputado del Partido Unionista, que apoya las medidas para suspender la Asamblea si el IRA no entrega las armas, le entristece verla desaparecer. Antiguo concejal de distrito, ahora ha tenido, como todos los miembros de la asamblea, su primera experiencia de poder real y de verdadero ejercicio de la pol¨ªtica. Pero asegura que son sus electores quienes han salido beneficiados con la existencia de la Asamblea. Ha disfrutado, sobre todo, acribillando a preguntas a funcionarios que antes s¨®lo respond¨ªan ante los ministros nombrados por Londres. "Es divertido estar al otro lado de la mesa", reconoce.
Jane Morrice, la otra diputada de la Coalici¨®n de Mujeres, dice que, a pesar de algunos momentos dif¨ªciles en el proceso de gobierno, los debates han sido casi siempre constructivos. El problema, en su opini¨®n, es que cuando el senador Mitchell se fue para dejar que los pol¨ªticos de Irlanda del Norte constituyeran la asamblea, se cre¨® "un terrible vac¨ªo de confianza" en relaci¨®n con las grandes cuestiones. A pesar de las nubes que se cern¨ªan en el horizonte desde hace tiempo, los diputados dicen que han intentado seguir trabajando hasta los primeros d¨ªas de esta semana. El viernes, mientras los canales de televisi¨®n se enfrentaban a la perspectiva de tener que cerrar sus costosos estudios reci¨¦n construidos, segu¨ªan circulando papeles para reuniones de la pr¨®xima semana.
Pero es evidente, incluso en un pa¨ªs en el que los dos ¨²ltimos a?os han estado llenos de momentos surrealistas, que en esta ocasi¨®n el surrealismo no puede durar mucho m¨¢s. Brid Rodgers, miembro del Partido Socialdem¨®crata y ministra de Agricultura, dijo el viernes que ha mantenido una buena "relaci¨®n profesional" con Paisley. "Est¨¢bamos haciendo una labor importante y abordando problemas reales", explicaba. "Durante 30 a?os s¨®lo hemos podido actuar como grupos de presi¨®n a favor de la gente". Lo que se va a perder, subraya, es una oportunidad excepcional.
? The Independent
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