Chuzos sin punta
Hemos padecido -no s¨¦ si a¨²n- la pedregada c¨®smica. En mi tierra zaragozana, llamamos pedregada a lo que el castellano nombra granizada, palabra, sin embargo, que no vale para esto de ahora; ni siquiera, aunque m¨¢s en¨¦rgico, el nombre pedrisco, ya que, seg¨²n el diccionario, es "el granizo grueso que cae de las nubes en abundancia y con gran violencia". Pero define granizo como agua congelada que cae en forma de granos, y lo que est¨¢ cayendo m¨¢s tiene que ver con los misiles que con los granos; seg¨²n s¨ªmil inmortal referido a otra cosa, o, mejor, persona, creo que por P¨¦rez Creus, llamar grano a uno de esos macizos fr¨ªgidos ser¨ªa como llamar colina al Himalaya o arroyo al Amazonas. Y menos, si como afirma el infolio, tales supuestos granos se desprendan de las nubes, porque es imposible que ¨¦stas cr¨ªen en su cuerpo incorp¨®reo tan gigantescos tusos (como llamamos tambi¨¦n por tierras del Ebro a las piedras adultas lanzadas con intenci¨®n aviesa).Es muy peregrino que tales amenazas de descalabro se encierren tan estrictamente entre las aduanas hispanas (aunque parece que ya descargan sobre Italia; no es raro: est¨¢n como nosotros). Indudablemente es plaga de castigo. Ni desechos aeron¨¢uticos, ni esquirlas de cometa, ni orines ang¨¦licos: se nos est¨¢ escarmentando. ?Por qu¨¦? Pueden aventurarse hip¨®tesis varias: nacionalismos anexados al estruendo preelectoral; baja calidad de nuestro f¨²tbol, neerlandizado en extremo, por no decir neandertalizado; series televisivas dom¨¦sticas... ?tantas culpas! Y sin embargo, aun a riesgo de equivocarme, aventurar¨¦ otra suposici¨®n (evito por humildad llamarla hip¨®tesis). Y es que, cada vez que por radio o televisi¨®n se emplea, por ejemplo, escuchar en vez de o¨ªr, el dios del idioma -¨¦sta es prueba de su existencia-, chuzo que te cascas. Lo expongo con la incr¨¦dula pretensi¨®n de que se intente de una vez no confundir estos dos verbos, tan ¨²tiles, seguro de que, apenas se diferencien, cesar¨¢ esta lapidaci¨®n aterida. (Desconf¨ªo, sin embargo: un sujeto que se declaraba "nalfabeto", dijo anoche -cualquier noche- varias veces aquello de "Fina, ?me escuchas?"; la neutralizaci¨®n de o¨ªr/ escuchar forma ya parte del "nalfabetismo" nacional).
No creo tan irritantes para el agresivo vengador de lo alto algunas modernidades de la pomada idiom¨¢tica. Con frecuencia he o¨ªdo elogiar a tal o cual mujer hermosa diciendo que tiene un importante f¨ªsico. Es un caso m¨¢s del progreso, ya lo advert¨ª a?os atr¨¢s, que hace en nuestro idioma ese adjetivo; y no s¨¦ por qu¨¦, de manera tonta, hab¨ªa asociado ¨²ltimamente el f¨ªsico importante a beldades femeninas del plat¨®. Ahora se aplica al mozanc¨®n que, en cualquier deporte, opone corpulencia al avance de sus rivales. Y as¨ª como, referido a una bella, lo de f¨ªsico importante me parec¨ªa sutil y gracioso y verdadero, cuando se dice de estos fornidos, lo encuentro un poco rid¨ªculo. Claro que, a lo mejor, desde el otro sexo se ven las cosas al rev¨¦s. No creo, sin embargo, que esto atraiga piedras del olimpo unisex del lenguaje.
Considero, sin embargo, altamente provocativo para la deidad el salto de garrocha que da gran parte de la prensa sobre las normas de la acentuaci¨®n u otras: se las pasa de un brinco ce?ido. Un diario meridional, que me env¨ªa un lector y que elijo entre tantos, escribe en titulares: miercoles, Africa, ex¨¢men, j¨®ven, ¨¦sto, un s¨®lo voto, adem¨¢s de elije. (Y se adorna con una revolera: "El presidente Chaves va a coger una gripe de tanto bajarse los pantalones". Ah¨ª queda eso). A¨²n hay adultos que ya no creen en los Reyes Magos, pero s¨ª en que las may¨²sculas no se acent¨²an. El arc¨¢ngel guardi¨¢n de las letras ya habr¨¢ dado parte: no extra?e, pues, si cae ante nuestras narices (m¨¢s atr¨¢s, resultar¨ªa imposible quejarse) un cacho de iceberg celeste.
Tambi¨¦n puede provocar la ira emp¨ªrea decir de algo averiado o parado -el ordenador, pongamos de un pupitre en el aeropuerto-, que est¨¢ disfuncional, dando un barniz castellano al ingl¨¦s dysfunctional. Y a¨²n se aplica tal adjetivo en ese idioma para calificar cualquier aver¨ªa del cuerpo; es casi seguro que algunos m¨¦dicos nuestros ya fascinan a sus pacientes con el diagn¨®stico de que tiene los ri?ones disfuncionales; o cualquier otra cosa, rime o no rime con ellos. Esto debe de gustar poco en el aposento de los muertos bienhablados.
Y a¨²n menos, el desparpajo del locutor deportivo que, ante el punterazo fallido de un jugador ante la porter¨ªa contraria, exclama: "?Qu¨¦ l¨¢stima. Ha tenido el gol en sus manos!". O el del redactor de un noticiario radiado, en el cual se da cuenta de un hatajo de desalmados chinos que se dedicaba a la trata de blancas con mujeres tra¨ªdas de su pa¨ªs. O el alucinante consejo que, por ese medio, se da a las mujeres encintas para que no fumen mientras ingestan.
Y a¨²n sospecho m¨¢s del pisto que se est¨¢ guisando con las determinaciones del tiempo. Ya casi ni advierto cuando un/a locutor/a, corta el curso de su programa asegurando, para retener la audiencia, que "volvemos en un minuto". Quiere significar, mintiendo, que regresar¨¢n de la publicidad dentro de un minuto, pero no lo dicen mal adrede, sino de buena fe, con el candor que aporta al trabajo el qu¨¦ m¨¢s da.
Otra pujante tontada, impelida por altas instancia pol¨ªticas, es decir, verbigracia, "a d¨ªa de hoy, no hav ninguna novedad". ?Por qu¨¦ al d¨ªa de hoy y no hasta hoy? Sin duda, as¨ª emparejan nuestra lengua con el prestigioso aujour d'hui, pero es sandez gemela de la anterior. Pueden decirse tambi¨¦n en el d¨ªa de hoy, por hoy, y en el d¨ªa de ayer, por ayer: las bobaditas nunca son ¨²nicas. Y siguiendo con las precisiones de tiempo, otro lector me jura por escrito haber o¨ªdo en una retransmisi¨®n de f¨²tbol que "el partido est¨¢ en sus primeros estertores". ?Por qu¨¦ han de ser siempre los ¨²ltimos?, se habr¨¢ preguntado este reflexivo dem¨®stenes.
Y ahora, jovenc¨ªsimo, casi fetal, est¨¢ el uso desaforado de moment¨¢neamente. Es palabra larga y, por ello, atractiva. Y as¨ª, se dice por ejemplo que habiendo cesado tal jerarca, se har¨¢ cargo moment¨¢neamente del puesto tal subjerarca. Con ello, los de hablar ultraligero quieren decir que ¨¦ste va a sustituirlo de momento. Pero lo que est¨¢n diciendo con moment¨¢neamente, en paleoespa?ol al menos, es que el sustituto va a ocupar el sill¨®n s¨®lo un ratito; cuando puede que se quede con ¨¦l. Esto puede acarrearnos teides de hielo. Ah, y Teruel existe: ¨¢nimo paisanos.
Fernando L¨¢zaro Carreter es miembro de la Real Academia Espa?ola.
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