La clave es la educaci¨®n

Como hija de inmigrante y madre espa?ola, estoy asistiendo horrorizada a los sucesos de El Ejido y a la democr¨¢tica subida al poder de la ultraderecha en Austria.Un hecho tan detestable como es el asesinato de una persona ha tenido unas consecuencias bochornosas, y nosotros, como ciudadanos, tendr¨ªamos que reaccionar ante esta jaur¨ªa de violentos sedientos de venganza.

No alcanzo a entender c¨®mo se puede ir en contra de todo un colectivo por un hecho llevado a cabo por uno de sus miembros. Parece que volvemos al tribalismo; ellos, los moros, negros, gitanos, son los malos, y nosotros, los buenos.

Yo me considero ciudadana del mundo, y dentro de ¨¦l hay gente buena y no tan buena, independientemente de su raza, religi¨®n y clase social, porque, no nos enga?emos, la xenofobia va dirigida contra el pobre, contra el m¨¢s indefenso; cuanto m¨¢s moreno y m¨¢s pobre, mayor repulsa, digamos que va en progresi¨®n geom¨¦trica.

A m¨ª no me cabe la menor duda, la clave est¨¢ en la educaci¨®n. La familia y los centros educativos deben realizar un esfuerzo para erradicar este odio a los dem¨¢s y para acabar con los estereotipos establecidos durante a?os. Deber¨ªamos exigir a nuestros representantes pol¨ªticos que establecieran medidas reales de integraci¨®n en lugar de consentir que existan polvorines como El Ejido. Mi p¨¦same (para todos).-