Rodr¨ªguez Almod¨®var defiende la inclusi¨®n de los t¨¦rminos andaluces en el 'Diccionario de la lengua'
El habla andaluza debe contar con el apoyo de las instituciones para que la defiendan en foros como el de la Real Academia Espa?ola de la Lengua, que se niega a admitir en su Diccionario una gran cantidad de t¨¦rminos. ?sta es la propuesta que lanz¨® ayer en Granada el escritor Antonio Rodr¨ªguez Almod¨®var durante su intervenci¨®n en el simposio sobre habla andaluza y medios de comunicaci¨®n. Rodr¨ªguez Almod¨®var tambi¨¦n abog¨® por el establecimiento de un andaluz culto que tenga la misma consideraci¨®n que el espa?ol que se habla en los pa¨ªses hispanoamericanos.
"En los a?os ochenta se hizo un estudio sobre el habla urbana en zonas como Sevilla", dijo Rodr¨ªguez Almod¨®var, "y se inventariaron neologismos cultos y populares: de los 166 neologismos propuestos, la Academia s¨®lo acept¨® uno, la palabra 'pastiche'. Fuera quedaron las dem¨¢s". Entre esas palabras no aceptadas, se encuentran t¨¦rminos que se escuchan a diario, como ciezo, enrollarse, pijo, facha, currelo o papear."Por no aceptar", dijo el escritor, "ni siquiera se acept¨® la palabra socialdemocracia. Bien est¨¢ que la Real Academia Espa?ola se tome un tiempo de cautela cuando aparece un t¨¦rmino nuevo, pero no se puede dejar de lado todo el vocabulario que procede del andaluz".
"?Por qu¨¦ se ponen tantas aduanas en un diccionario que es de todos?", se pregunt¨® Ruiz de Almod¨®var durante su conferencia, denominada El habla andaluza en las tribunas p¨²blicas. "Mucho tendr¨ªan que decir sobre esto las instituciones andaluzas". "La democracia, por lo visto", sentenci¨®, "no ha llegado todav¨ªa al andaluz.
El escritor hizo referencia al flamenco. Ninguno de los giros del flamenco, como palo, seguiriya, garrot¨ªn, bailaor, cantaor o tocaor se contempla en el Diccionario de la Real Academia Espa?ola (DRAE). Tampoco desviaciones de otras palabras castellanas, como pescaero. "?Por qu¨¦ se aceptan por ejemplo las normas del castellano en Lima o en M¨¦xico y no se aceptan, sin embargo, las normas del andaluz?", se cuestion¨® el escritor. Ruiz de Almod¨®var propuso que, al igual que en el DRAE se especifica cuando un t¨¦rmino procede de Am¨¦rica Latina, se incluyan los giros andaluces especificando su origen y significado.
Norma
Antonio Rodr¨ªguez Almod¨®var, que en todo momento se calific¨® como un "registrador de la propiedad" en cuanto al habla andaluza, alguien encargado de recoger la sensaci¨®n de la mayor¨ªa, se?al¨® que existe una tendencia a establecer una norma de habla andaluza basada en quienes se expresan de forma culta.
Esa norma, explic¨®, tiende a desterrar el ceceo y el checheo ('mushasho'), asociados a un grado de cultura m¨¢s bajo; tambi¨¦n admite la desaparici¨®n de la letra 'd' cuando va precedida de la vocal 'a' en los verbos ('han llegao'), pero no cuando la precede la letra 'i' ('han ven¨ªo'). Se admite igualmente el seseo, como sucede con Am¨¦rica Latina. "Yo me apunto a quienes defienden el t¨¦rmino de habla andaluza como castellano meriodional o castellano atl¨¢ntico", dijo el escritor.
Rodr¨ªguez Almod¨®var rechaz¨® que el andaluz se asocie a t¨¦rminos vulgares, y se?al¨® que en todas las comunidades espa?olas se cometen tremendos vulgarismos. "A los andaluces", coment¨®, "nos chirr¨ªan los dientes cuando o¨ªmos expresiones como 'la hice un regalo', con el famoso la¨ªsmo de Madrid. Cuando alguien dice 'la hice un regalo' est¨¢ diciendo que 'la convirti¨® en un regalo', lo cual no debe ser muy del agrado de las feministas".
Si bien el acento es peculiar en el andaluz, la sintaxis es uno de sus fuertes. Expresiones tan arraigadas en el Pa¨ªs Vasco como 'si ser¨ªa yo, no pasar¨ªa eso', en lugar de 'si fuera yo' son impensables en labios de un andaluz.
Rodr¨ªguez Almod¨®var insisti¨®, sobre todo, en el abandono por parte de las instituciones acad¨¦micas del rico vocabulario del sur espa?ol. "Los estudiantes extranjeros que vienen a aprender castellano se vuelven locos, porque ninguna de las expresiones que oyen a diario en la calle las encuentran luego en el diccionario, no pueden saber qu¨¦ significan". El escritor reivindic¨® que eso se tenga en cuenta en el futuro.
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