Es un aviso
JUSTO NAVARRO
Lo he o¨ªdo en la calle, en Granada, en M¨¢laga: hay una invasi¨®n extranjera. No lo he o¨ªdo en la Alhambra, porque all¨ª los extranjeros son muchos, pero pasan de prisa y dejando dinero. Lo oigo en la Carrera de la Virgen, frente a los puestos de los peruanos mercaderes de lanas y los senegaleses que ofrecen mil corbatas de Italia fabricadas en Taiwan.
-Nos est¨¢n invadiendo.
Vivo en un mundo con miedo, precario, donde hay que aprender a ser sumisos para conseguir el primer contrato de trabajo y para tener la esperanza de renovarlo. Los derechos sociales se van convirtiendo en piezas de museo, recuerdo de otro siglo m¨¢s primitivo, mientras crece la sospecha de que la bonanza no ser¨¢ eterna: no hay tanto para repartir, pero siguen llegando extranjeros, extranjeros pobres. Hay recelo en la calle, porque la pobreza busca all¨ª donde hay algo, aunque sea poco. En lo nuestro.
El Ejido es un ejemplo extremo del modelo de vida que hemos ido aceptando estos a?os. Somos, por ejemplo, una sociedad basada en la infracci¨®n sistem¨¢tica del derecho laboral. Una sociedad as¨ª est¨¢ resquebrajada: entre la ley y la infracci¨®n sistem¨¢tica como modo de vida. Existe una Constituci¨®n, pero la consideramos un libro fundamental y sagrado que no tiene sitio en este mundo: el derecho a la igualdad, al trabajo, a la vivienda, suenan como palabrer¨ªa extra¨ªda de un himno religioso. El mundo es otra cosa: hay que vivir, sacar beneficio r¨¢pido, dejarse de derechos sindicales y derechos fundamentales. Ya est¨¢ bien de hablar de derechos, hay que hablar de deberes.
Es un mundo resquebrajado. En El Ejido hubo tres asesinatos en dos semanas, y los presuntos culpables, magreb¨ªes, fueron inmediatamente detenidos por la polic¨ªa. Pero parte de la sociedad reaccion¨® al margen de la ley: as¨ª les recordaba a los moros (la mano de obra de la zona) que ellos est¨¢n fuera del amparo de la ley. Ahora decimos que fue un estallido xen¨®fobo, racista, pero se trata de algo m¨¢s: es un ataque a quienes son partidarios de los valores normales en una sociedad democr¨¢tica. Es un aviso a los que se toman en serio la ley, toda la ley, no s¨®lo el C¨®digo Penal. En esta realidad hay leyes (las leyes sociales, por ejemplo) que, seg¨²n los m¨¢s listos y emprendedores, s¨®lo son para los tontos y los d¨¦biles y los flojos.
No es racismo la paliza al subdelegado de Gobierno, el asalto a Almer¨ªa Acoge y la Federaci¨®n de Mujeres Progresistas, la persecuci¨®n de periodistas y fot¨®grafos. Es un ataque contra un modo de vivir basado en los valores de la democracia. Puede ser el principio de una costumbre: si el que tienes cerca no te r¨ªe el chiste de negros, o s¨®lo te mira con los ojos de una c¨¢mara que fotograf¨ªa y graba tu cara, lo destrozas.
Lo ha dicho el alcalde de El Ejido:
-La culpa la tienen las ONG que s¨®lo les hablan a los inmigrantes de sus derechos.
Es una visi¨®n del mundo: donde incumplir la ley rinde beneficios, hablar de derechos es una imprudencia.
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