Defensa de impacto
Estados Unidos no ha renunciado al sue?o de la defensa casi total. Por el contrario, ha resucitado el antiguo proyecto reaganiano de 1983 de la guerra de las galaxias, aunque de forma m¨¢s modesta como Defensa Nacional contra Misiles (NMD). En estos 17 a?os muchas cosas han cambiado, desde la tecnolog¨ªa a la proliferaci¨®n de los misiles, capaces de portar armas nucleares, pero tambi¨¦n biol¨®gicas o qu¨ªmicas. Si las pruebas de la NMD dan resultados, el presidente Clinton, de acuerdo con anteriores directivas, podr¨ªa ordenar en junio el despliegue de los primeros sistemas. La oposici¨®n de muchos pa¨ªses europeos, Rusia y China parece importarle poco ante el amplio apoyo con que cuenta este proyecto en el Congreso. Varios altos mandos militares norteamericanos critican en privado la NMD pues consideran que, aun si funciona, lo har¨¢ de modo limitado y desestabilizador.La NMD se a?ade a cuatro programas en marcha para desarrollar nuevos, o mejorar antiguos, sistemas de defensa contra misiles ya no de largo alcance, sino los llamados por EEUU, de teatro, como los famosos Patriot que entraron en acci¨®n en la guerra del Golfo. La NMD est¨¢ encaminada a proteger a EEUU de un posible ataque o chantaje con misiles equipados con cargas convencionales, nucleares, qu¨ªmicas o biol¨®gicas por parte de "Estados gamberros" (rogue States), entre los que en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich el secretario de Defensa, William Cohen, nombr¨® a Corea del Norte, Irak, Ir¨¢n, y Libia. Pero, naturalmente, los rusos y los chinos se dieron por aludidos.
Richard Perle, ex subsecretario de Defensa, y que ahora asesora a alg¨²n candidato republicano a la presidencia, crey¨® posible desplegar estos sistemas en barcos y utilizarlos para interceptar, por ejemplo, un misil indio que atacara a Pakist¨¢n, o al rev¨¦s.
La tecnolog¨ªa ha avanzado desde los tiempos de Reagan. Su Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) pretend¨ªa basarse en complejos sistemas de haces de part¨ªculas o de l¨¢ser para interceptar los misiles atacantes en vuelo. La idea no se ha abandonado, pues est¨¢ en proyecto un primer ensayo de este tipo para el 2002 que permitir¨ªa atacar a los cohetes antes de que desplegaran antimedidas o se?uelos. Pero, de momento, la NMD es m¨¢s modesta, y se basa en el desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas para la localizaci¨®n de objetos en vuelo, contra los que se lanzar¨ªan misiles. En octubre, un primer ensayo logr¨®, al menos aparentemente, interceptar un misil Minuteman a 7.000 kil¨®metros de distancia, sin usar para ello explosivos. Meramente, por impacto directo. En enero pasado, un segundo ensayo fall¨® por 50 metros. La pr¨®xima prueba est¨¢ prevista para mediados de mayo. Si fracasa, podr¨ªa retrasar la orden de Clinton de que a partir del a?o pr¨®ximo -ya no ser¨¢ presidente- comience la instalaci¨®n de una plataforma subterr¨¢nea de lanzamiento en Alaska de un sistema con un centenar de misiles antimisiles. Es tambi¨¦n una forma de ayudar a la industria de defensa con un programa que tiene un presupuesto de 12.700 millones de d¨®lares, unos dos billones de pesetas.
No se sabe si funcionar¨¢. Desde luego no ante una superpotencia en el terreno nuclear como Rusia, que podr¨ªa saturar f¨¢cilmente cualquier sistema limitado, ni frente a actos terroristas que no vendr¨¢n del cielo. Pero, en el fondo, nadie fuera de EEUU est¨¢ realmente seguro de que no funcione. Los europeos, ahora como en 1983, temen que se cree en la OTAN una seguridad de dos clases, como ha indicado el ministro de Exteriores alem¨¢n, Joschka Fischer, con la primera para Estados Unidos, claro est¨¢. Y que favorezca la proliferaci¨®n nuclear (en abril se re¨²ne la conferencia de revisi¨®n del Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear), especialmente despu¨¦s de que el Senado estadounidense haya rechazado la ratificaci¨®n del tratado de prohibici¨®n total de armas nucleares.
El despliegue de la NMD requerir¨ªa denunciar o modificar el Tratado de limitaci¨®n de misiles antibal¨ªsticos (ABM), suscrito entre EEUU y la URSS en 1972, por el cual ambos pa¨ªses limitaban estas defensas para crear un equilibrio basado en la vulnerabilidad rec¨ªproca, al que, por cierto, los chinos otorgan una importancia primordial aunque no sean parte. EEUU y Rusia discuten desde hace meses la situaci¨®n, pero los rusos ya han advertido que si la NMD sigue adelante y EEUU renuncia al acuerdo ABM, no ratificar¨¢n el Tratado de desarme nuclear START 2. Pero no ratificar no significa no aplicarlo y llevar a buen puerto para 2003 una reducci¨®n de sus respectivos arsenales nucleares a un 80% de los que dispon¨ªan en 1984.
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