M¨¢s que un rid¨ªculo

El Gobierno tendr¨¢ que dar explicaciones oficiales a Londres acerca de la filtraci¨®n de los informes m¨¦dicos sobre Pinochet que Exteriores hab¨ªa recibido bajo exigencia judicial de confidencialidad. El fiscal general del Reino Unido ha recabado datos sobre esta violaci¨®n de la resoluci¨®n dictada por la Corte de Apelaci¨®n de Londres. En todo caso, la filtraci¨®n de los informes m¨¦dicos puede acabar incidiendo sobre los procedimientos en curso contra Pinochet. Con este catastr¨®fico error del Ejecutivo, que Londres ha calificado de "lamentable", Espa?a se ha convertido en un Estado poco de fiar para los dem¨¢s. Ser¨ªa dif¨ªcil haberlo hecho peor.Dada la secuencia de los acontecimientos, cabe descartar que la filtraci¨®n partiera del juez Garz¨®n, que dict¨® originalmente la demanda de extradici¨®n. Es al propio Ejecutivo, y en particular a Exteriores, veh¨ªculo de transmisi¨®n de la justicia brit¨¢nica y responsable de garantizar la confidencialidad de los documentos, a quien corresponde en primer lugar aclarar lo ocurrido. M¨¢xime cuando el propio ministerio hab¨ªa solicitado oficialmente el 11 de febrero -hace tan s¨®lo seis d¨ªas- ser el destinatario de los pol¨¦micos peritajes m¨¦dicos si el tribunal de apelaci¨®n decid¨ªa finalmente entregarlos a las partes. En vez de reconocer su error, el Gobierno ha abundado en el rid¨ªculo: en respuesta escrita a este peri¨®dico, Exteriores divaga sobre el hecho de que se trate de "una de las informaciones period¨ªsticas m¨¢s atractivas de los ¨²ltimos tiempos".

En repetidas ocasiones hemos defendido el derecho del p¨²blico, sobre todo de las v¨ªctimas personadas en el sumario, a conocer el contenido del informe m¨¦dico que permitir¨¢ a Straw sustraer a Pinochet de la justicia. El inter¨¦s general ampara, por tanto, a los medios que lo han publicado. Otra cosa es que la antena emisora se aloje en las altas esferas de Exteriores, lo que infringe las normas m¨¢s elementales de confianza entre Estados -sobre todo al tratarse de un proceso de extradici¨®n-, y pone en la picota las reiteradas declaraciones del ministro de respeto a las decisiones judiciales. En esta ocasi¨®n la confidencialidad era precisamente exigencia de un tribunal. Matutes ha llegado a invocar la amistad con Londres, entre diversas razones, para no recurrir la decisi¨®n pol¨ªtica que adopte Straw. Es dif¨ªcil imaginar gesto m¨¢s inamistoso que esta filtraci¨®n.

Habr¨¢n de depurarse responsabilidades pol¨ªticas e incluso judiciales. El mismo ministro que buscaba ¨¢vidamente los d¨ªas pasados a la prensa para presentar sus puntos de vista no tuvo tiempo ayer de dar la cara. Si quer¨ªa evitar el "rid¨ªculo" con un recurso, a su juicio in¨²til, frente a la decisi¨®n administrativa de Straw, ahora lo ha conseguido gratis. Es un hecho que ensucia la marca Espa?a que Aznar exhibe como propia.