El dilema del Eix XAVIER BRU DE SALA
El Eix Transversal fue planificado en 1935 e inaugurado 12 veces, por tramos, desde el 93 al 97. Son 150 kil¨®metros de carretera al m¨®dico precio de casi 75.000 millones de pesetas. De hecho, dadas las necesidades reales de comunicaci¨®n de las comarcas del interior, hoy d¨ªa Catalu?a disfruta de la mitad longitudinal de dicha v¨ªa. Si en vez de un carril de circulaci¨®n por cada sentido dispusiera de dos, su eficacia se multiplicar¨ªa, al menos, por cuatro o cinco. Una verificaci¨®n de los tiempos y costos del desplazamiento revelaba que, al desplazarse entre sus dos extremos, Girona y Lleida, se ahorraba dinero, pero no tiempo ni seguridad, en comparaci¨®n con el viaje por autopista. En cambio, el Eix no tiene rival a la hora de saltar, por ejemplo de Vic a Manresa o a Girona. Sea como sea, salta a la vista que no es lo mismo una buena carretera que una autov¨ªa.Est¨¢ claro que, por buenas que sean las intenciones, la Generalitat no dispone de dinero para desdoblar el Eix aunque, salvo el tramo entre Girona y Vic, se ha construido en previsi¨®n de su conversi¨®n en autov¨ªa. El tema parec¨ªa cerrado hasta que, pocas semanas atr¨¢s, el Ministerio de Fomento hizo p¨²blica su disponibilidad a costear dicha ampliaci¨®n, condicion¨¢ndola a su previo traspaso. Lo que es de la Generalitat debe pasar al ministerio, so pena de perder una important¨ªsima y necesaria inversi¨®n. ?C¨®mo se lleg¨® a tal extremo de desfachatez? ?No hab¨ªamos quedado en que el autogobierno catal¨¢n deb¨ªa incrementarse? ?No ser¨ªa l¨®gico que incluso las escasas carreteras que en nuestra comunidad son de titularidad estatal pasaran a ser gestionadas por la Generalitat? El caso es que el plan de nuevas infraestructuras, el de los famosos 14 billones que Aznar lanz¨® a los cuatro vientos con oportunismo electoral, discriminaba una vez m¨¢s a los catalanes, por lo menos en cuanto a carreteras se refiere. Surgi¨® entonces, en las conversaciones entre Pol¨ªtica Territorial y Fomento, la posibilidad de desdoblar el Eix a cargo de dicho plan. Nada impide que el Estado invierta en infraestructuras de titularidad auton¨®mica. Lo hace en Canarias y en la misma Catalu?a, por ejemplo en el Auditori y en el embalse de la Llosa del Cavall. Sin embargo, y he ah¨ª la mala fe de los socios de CiU, Fomento hizo p¨²blica su buena disposici¨®n, con la condici¨®n de que la carretera actual, hecha y costeada por la Generalitat, le fuera transferida. Pujol se neg¨® en redondo. Su gran amor por Catalu?a le impide prostituirla con semejante humillaci¨®n.
El dilema est¨¢ servido y, en bien de los usuarios del Eix, no debe acabar aqu¨ª. El cinismo de la propuesta del Gobierno central salta a la vista. Probablemente, el ministro, al lanzar su sibilina propuesta, calculaba que el Gobierno catal¨¢n dir¨ªa que no, y que luego no tendr¨ªa raz¨®n de quejarse. El tr¨¢gala es muy gordo. Pero la respuesta de la Generalitat es insatisfactoria. A la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos les importa un pito de qui¨¦n son las carreteras. La cuesti¨®n es que existan, que sean adecuadas a las necesidades del transporte. Para ilustrar la situaci¨®n, puede tomarse un s¨ªmil m¨¢s cercano a la experiencia de la mayor¨ªa de los lectores. Luego sacaremos conclusiones. Supongamos que uno posee una vivienda. Que, tras a?os de esfuerzo, consigue costearse un cuarto de ba?o en condiciones. Pero la familia es numerosa y se necesita otro igual. Entonces surge un vecino rico que nos debe dinero y, en vez de pagarlo, con lo que el segundo ba?o podr¨ªa costearse sin problemas -e incluso un tercero-, se descuelga con la rocambolesca proposici¨®n de que pagar¨¢ la obra, pero con la condici¨®n de que le convirtamos en propietario del primer ba?o, fruto de un ¨ªmprobo esfuerzo, adem¨¢s del segundo.
La primera reacci¨®n consiste en indignarse. Incluso se pensar¨ªa en acudir a los tribunales, en caso de confiar en una justicia r¨¢pida y eficiente para este tipo de litigios. Luego se intentar¨ªa negociar. Pero al fin, a falta de otra alternativa, la reacci¨®n pragm¨¢tica consistir¨ªa en aceptar la deleznable proposici¨®n del vecino rico, aunque sin renunciar a la devoluci¨®n de la propiedad traspasada, as¨ª como a una relaci¨®n econ¨®mica menos leonina. Es un tr¨¢gala, sin duda, pero tragando se mejora la calidad de vida de la familia. Renunciando se queda uno como est¨¢. O por lo menos tarda m¨¢s tiempo en disponer del segundo ba?o. Aceptar es fastidiarse. Rehusar es fastidiarse por partida doble. Parece pues claro que, por lo menos desde el punto de vista de los ciudadanos, la mejor respuesta consiste en aceptar protestando, es decir, traspasar el Eix, denunciar la abusiva e inmisericorde posici¨®n de Fomento y conjurarse con todas las fuerzas pol¨ªticas catalanas para que, una vez concluido el desdoblamiento, la carretera sea devuelta a la Generalitat, su leg¨ªtima propietaria. Es posible que incluso m¨¢s de un miembro del PP de Catalu?a estuviera a favor. ?No hab¨ªamos quedado en que Pujol es partidario del peix al cove? Pues no lo est¨¢ demostrando.
El caso es muy distinto al del MNAC, el museo de Montju?c. En este caso, acceder a la pretensi¨®n ministerial de tener asiento en el patronato no modifica la titularidad, ni la l¨ªnea, ni la direcci¨®n y puede comportar a cambio, si se negocia bien, varias ventajas adicionales (que se?al¨¦ en el Fi de cicle del 10 de este mes). La experiencia del Liceo, en cuyo consorcio est¨¢ el ministerio, es positiva. ?Ser¨ªa mejor el pleno disfrute de la competencia exclusiva que, en materia de cultura, se?ala el Estatut? Qu¨¦ duda cabe. Pero las cosas son como son. Si la presencia del Estado en un organismo rector redunda en beneficio y no recorta la voz cantante, la capacidad decisoria de la Generalitat, lo mejor es aceptarla y tan amigos. Pero el caso del Eix es muy diferente. Ah¨ª se plantea un expolio institucional con beneficio para los ciudadanos. Es intolerable pero, incluso a nivel de rendimiento pol¨ªtico, es mejor un s¨ª irritado que una silenciosa negativa.
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