El Rayo se desti?e El Racing deshace el empate a un minuto del final
RAYO VALLECANO 1-RACING 2Dicen que la culpa la tuvo el agotamiento, que no est¨¢ el Rayo acostumbrado a estos trotes. Que aquella derrota del mi¨¦rcoles ante el Atl¨¦tico en la Copa ha escocido en Vallecas como si de un descenso se tratara. Bien. Como excusa no tiene precio. Pero quiz¨¢ convenga ir m¨¢s all¨¢, que a lo mejor lo que se le ha agotado al Rayo es la inspiraci¨®n. Porque alguna raz¨®n habr¨¢ para que el equipo renuncie casi de salida a su discurso habitual y se empe?e en buscar por la v¨ªa r¨¢pida, ll¨¢mese patad¨®n, lo que acostumbra a conseguir con argumentos tan admirables como el buen trato del bal¨®n. O en su defecto, el sentido c¨®m¨²n.Dicen que enfrente hab¨ªa un buen equipo, serio, bien plantado. Pero esta excusa cojea a¨²n m¨¢s que la anterior. Cierto es que el Racing supo siempre lo que hacer, virtud ¨¦sta impagable en Vallecas. Pero igual de cierto es que no hablamos del Santos de Pel¨¦, sino de un equipo cuyo director, Gustavo Ben¨ªtez, decidi¨® en el minuto 75 que bien estaba el empate, que ya era hora de reforzar la defensa no fuera que al Rayo se le ocurriera hacer en un cuarto de hora lo que no hab¨ªa hecho en hora y cuarto.
Rayo Vallecano: Keller; Cota, Clotet (Van den Bergh, m
52), Hern¨¢ndez, Alc¨¢zar (Ferr¨®n, m.73); Helder, Pablo Sanz (Canabal, m.60), Michel I, Llorens; Luis Cembranos; y Michel II.Racing: Lemmens; Mellberg, Neru, Txema, Sietes; Colsa, Ismael, Vivar Dorado (Arzeno, m.75), Amavisca (Shustikov, m.90); Rushfeldt y Munitis. Goles: 1-0. M.37. Michel I. 1-1. M.39. Ismael. 1-2. M.89. Arzeno. ?rbitro: Fern¨¢ndez Mar¨ªn. Expuls¨® a Vivar Dorado (m.89) cuando ¨¦ste se encontraba en el banquillo. Amonest¨® a Hern¨¢ndez, Alc¨¢zar y Munitis. Unos 10.000 espectadores en el Teresa Rivero, de Vallecas.
Ser¨¢ cansancio ps¨ªquico, seguro que s¨ª, que esto del f¨²tbol no deja de ser un estado mental y el Rayo lleva toda la temporada viviendo donde no le corresponde. Y siendo como es un equipo que se lleva a guantazos con el gol pues es de caj¨®n que pierda m¨¢s de lo que acostumbra. El partido lo define bien a las claras el duelo entre Cota y Amasvica, cuyos destinos se cruzaron una y otra vez. Ambos fueron todo arrojo, como si les fuera la vida en la causa. De aplauso hubiera resultado el duelo si no fuera porque a cada minuto uno estaba en suelo, con el ¨¢rbitro se?alando falta. Se disculpaban entre ellos, claro. Y quedaba bonito. Pero quiz¨¢ un poco de calma le hubiera dado otro aire al partido.
Nada dijo el Rayo que no dijera Michel I. Y nada hubiera dicho el Racing de no ser por las correr¨ªas de Munitis, las ganas de comerse el mundo, Cota incluido, de Amavisca o los dos goles c¨¢ntabros, el primero, el de Ismael, magn¨ªfico, empalmando desde el punto de penalti una dejada de Rushfeldt, un tipo que lejos de hacer olvidar a Salva le convirti¨® en bota de oro. El segundo fue m¨¢s esperado para todos menos para los defensas del Rayo, que debieron imaginar que aquella falta ladeada la lanzar¨ªa directamente a puerta Amavisca, algo que ni el mismo Amavisca imagin¨® jam¨¢s. As¨ª que como Arzeno estaba all¨ª para salvarle la vida, o sea el empate, a su equipo, pues por el mismo precio le regal¨® la victoria al borde del pitido final, tras el cual el Rayo se fue al vestuario a ver d¨®nde demonios se hab¨ªa dejado olvidada la imaginaci¨®n.
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