Guti (y Del Bosque)
El Madrid termin¨® su partido frente al Valencia con el camerun¨¦s Geremi como ¨²nico extranjero y con un espa?ol como improbable mariscal del equipo. Todo lo que ha sucedido en el Madrid en el ¨²ltimo mes atenta contra las convenciones -incluida una desaforada fortuna en varios partidos-, pero quiz¨¢ lo m¨¢s inesperado es el rango que ha alcanzado Guti, el mariscal que dirigi¨® la carga madridista en la segunda parte contra el Valencia.Pocos jugadores han sido m¨¢s denostados por su hinchada que Guti, cuya primera condici¨®n es que no deja indiferente a nadie. A sus muchos detractores se oponen unos cuantos defensores fan¨¢ticos del centrocampista del Madrid. Pero hasta los m¨¢s fan¨¢ticos de Guti han estado a punto de capitular varias veces: cuando le han visto desaprovechar indolentemente sus oportunidades, cuando ha ca¨ªdo en la intrascendencia, cuando a sus distracciones se ha sumado la indiferencia para correr al rival. Su caso se ha examinado en todos los ¨¢mbitos del Madrid. Directivos, entrenadores y jugadores. Todos con desaprobaci¨®n. Uno de sus compa?eros -uno que podr¨ªa recibir el grado de vaca sagrada- no dud¨® en jugarse una cena con Capello a cuenta del futuro de Guti. El entrenador aseguraba que har¨ªa carrera de ¨¦l. El futbolista, que no. "Perd¨ª la cena", reconoci¨® en cierta sobremesa el italiano.
Durante cinco a?os, ning¨²n entrenador ha confiado en Guti. Nadie le ha dado carta de naturaleza en el equipo. Nadie le ha concedido cinco partidos seguidos como titular. En el f¨²tbol brit¨¢nico se utiliza la expresi¨®n whipping boy para designar la figura que encarna Guti: culpable de todo, sometido a escarmientos desproporcionados, vejado si es preciso, como le sucedi¨® alguna vez con Toshack.
Con todos sus precedentes, resulta emocionante la fe que ha depositado Del Bosque en Guti. No s¨®lo le ha dado la titularidad, sino que lo ha hecho en las circunstancias m¨¢s dif¨ªciles, con el Bernab¨¦u y la opini¨®n general en contra. A la tenacidad de Del Bosque, que conoce a su jugador desde que era un mocoso, ha respondido Guti con una tenacidad igualmente admirable. Jugador singular, dotado con una t¨¦cnica de primer nivel, Guti es un futbolista que circula a contracorriente en todos los sentidos. En un f¨²tbol tan directo como el actual, ¨¦l no encuentra mayor placer que buscar asociaciones cortas. No es f¨¢cil encontrarle un lugar en el campo, y m¨¢s en estos tiempos donde el rombo esta prohibido por los guardianes del equilibrio. No parec¨ªa que la decr¨¦pita situaci¨®n del Madrid favoreciera la confianza que deposit¨® Del Bosque en Guti, pero los hechos han demostrado lo contrario. Si la clase se le supon¨ªa hasta por sus detractores m¨¢s conspicuos, dificilmente se pod¨ªa sospechar su capacidad de liderazgo en una situaci¨®n cr¨ªtica. Pero a la vista de su grandiosa respuesta en los ¨²ltimos partidos, ha llegado el momento de celebrar su consagraci¨®n como jugador. Si es circunstancial o definitiva, s¨®lo depender¨¢ de ¨¦l.
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