La rentabilidad del medio ambiente

Ecologistas, empresarios y pol¨ªticos coinciden en apostar por el negocio 'verde,' aunque difieren en el modelo de desarrollo

La diversidad natural y la vinculaci¨®n de la econom¨ªa regional a actividades tradicionales, con escaso impacto en el paisaje, han legado a Andaluc¨ªa una riqueza medioambiental que se refleja en la normativa comunitaria: la Red Natura 2000, elaborada para conectar los espacios protegidos europeos, incluye un 28% del territorio de la comunidad. La incorporaci¨®n, en los ¨²ltimos a?os, de criterios conservacionistas en la legislaci¨®n ha provocado conflictos con actividades industriales. Ahora, empresarios, pol¨ªticos y ecologistas coinciden en resaltar la vertiente rentable del medio ambiente, aunque muestran serias divergencias sobre qu¨¦ es un modelo de desarrollo sostenible."El medio ambiente tambi¨¦n puede dar dinero; en todo caso, son mejores las actividades que construyen que las que destruyen", explica Yolanda Menor de Gaspar. La coordinadora de Ecologistas en Acci¨®n considera que la pr¨®xima Administraci¨®n auton¨®mica debe revitalizar el Plan Forestal Andaluz, lastrado en esta legislatura por el retraso en la aportaci¨®n de fondos comunitarios que gestiona el Gobierno central. "Es un instrumento que tiene muchas posibilidades: previene la desertificaci¨®n y puede crear mucho empleo en poblaciones rurales", asegura Menor de Gaspar.

La federaci¨®n ecologista s¨ª advierte de que el pr¨®ximo Gobierno andaluz debe poner coto a los cultivos arb¨®reos (sobre todo a los eucaliptales en Huelva y Sevilla). Y le emplaza a regular las actividades de turismo rural en espacios protegidos. "El turismo es un suplemento importante para las poblaciones en parques naturales, pero debe darse prioridad a peque?as empresas del entorno", afirma la portavoz conservacionista.

Ecologistas y empresarios coinciden, por razones distintas, en se?alar que la introducci¨®n de energ¨ªas renovables en los pr¨®ximos a?os debe dar lugar a una pujante actividad econ¨®mica; Andaluc¨ªa, como el resto de Espa?a, lleva retraso con respecto a los objetivos comunitarios (un 12,5% de los consumos energ¨¦ticos antes del 2010). Los criterios de rentabilidad explican su desigual desarrollo; las el¨¦ctricas se disputan los nuevos campos e¨®licos (ya facturan 1.000 millones de pesetas al a?o y en dos a?os se triplicar¨¢ la instalaci¨®n de aeorogeneradores), mientras que la instalaci¨®n de placas solares no despega, a pesar de las subvenciones auton¨®micas (que este a?o no fueron suficientes para atender la demanda).

El sector energ¨¦tico ser¨¢ una de las ramas econ¨®micas en las que el incipiente empresariado medioambiental adquirir¨¢ importancia. Seg¨²n un estudio del Instituto de Desarrollo Regional, ya hay en la regi¨®n 238 sociedades que se dedican a la gesti¨®n del agua, al tratamiento de contaminantes, a servicios para la protecci¨®n del medio o a la consultor¨ªa medioambiental entre otras actividades. Un sector que ya factura 100.000 millones de pesetas al a?o y emplea a 19.000 trabajadores; la mayor parte de las firmas son peque?as y medianas empresas, aunque tambi¨¦n se incluya a grandes sociedades como Endesa o Abengoa.

Muchas de las expectativas de este nuevo empresariado (que acaba de constituir su organizaci¨®n profesional, Aesma) se cifran en mitigar o controlar los efectos perniciosos de la industria m¨¢s contaminante. As¨ª, el Instituto de Desarrollo Regional estima que faltan 10 plantas de recuperaci¨®n y 18 estaciones de transferencia (una inversi¨®n de 14.000 millones) para completar la gesti¨®n de residuos s¨®lidos urbanos en los municipios andaluces. Tambi¨¦n advierte de que s¨®lo se tratan correctamente 74.000 de las cerca de 400.000 toneladas de residuos t¨®xicos y peligrosos que se generan cada a?o en la regi¨®n, por lo que ser¨ªan necesarias inversiones por 22.000 millones. Y el mercado potencial de auditor¨ªas ambientales en Espa?a se cifra en 70.000 millones.

La postura de los partidos pol¨ªticos ante este nuevo fen¨®meno econ¨®mico es expectante: la mayor parte de los programas electorales siguen volcados en las campa?as de sensibilizaci¨®n y en criterios conservacionistas. Tan s¨®lo la posibilidad de aplicar una ecotasa, recogida en el acuerdo entre socialistas y Los Verdes, ha provocado cierto debate: esta propuesta prev¨¦ aplicar un impuesto a los visitantes para redistribuirlo hacia acciones que mitiguen el impacto ambiental del turismo; ecologistas e IU creen que la ecotasa debe aplicarse a las industrias contaminantes.