Una apelaci¨®n a la pol¨ªtica RAFAEL RIB?
Se cumplen tan s¨®lo 13 a?os de cuando la gente del PSUC, de la ENE y del PCC, junto con otras personas que no pertenec¨ªan a ning¨²n partido concreto, decidimos crear la federaci¨®n Iniciativa per Catalunya. Y lo hicimos b¨¢sicamente por dos razones: una muy inmediata como era la necesidad de sumar fuerzas de izquierdas teniendo en cuenta la experiencia del refer¨¦ndum de la OTAN y el divorcio entre respuesta social y articulaci¨®n pol¨ªtica. Pero tambi¨¦n se daba otra raz¨®n menos evidente pero subyacente que era la necesidad de renovar el discurso de las izquierdas.Dos a?os antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y del desmoronamiento del bloque del Este, y sin disponer de informaci¨®n privilegiada sobre aquel evento tan trascendental, nos embarcamos en una singladura de superaci¨®n de aspectos anacr¨®nicos de la cultura pol¨ªtica de izquierdas. Entonces, y a¨²n ahora, era v¨¢lida la reivindicaci¨®n de una izquierdas sin complejos. En nuestro caso se trataba de profundizar la reflexi¨®n democr¨¢tica desde los principios del comunismo, del socialismo y de un nacionalismo de izquierdas, avanzando en la percepci¨®n de que si bien los principios eran y son los mismos (igualdad, libertad y solidaridad) las respuestas son muy diferentes.
Es as¨ª que hemos reordenado prioridades tanto en el contenido como en la forma de la pol¨ªtica. Deber¨ªamos poner, en primer lugar, el acento en el radicalismo democr¨¢tico y en los derechos de ciudadan¨ªa, tanto en la esfera pol¨ªtica como econ¨®mica o social. Y no es por casualidad que estemos en la primera trinchera de la lucha en favor de los plenos derechos para la migraci¨®n, a veces a costa de perder pie entre sectores populares carne de ca?¨®n de actitudes xen¨®fobas. Es as¨ª que buscamos nuevas respuestas a la universalizaci¨®n de los derechos laborales y sociales, como algo que no puede supeditarse a los vaivenes del mercado, y hace tiempo que planteamos reducir la jornada, repartir trabajo y explorar nuevos filones de empleo. Es as¨ª que intentamos difundir la cultura de la sostenibilidad frente a la comodidad irracional de la civilizaci¨®n del consumismo agresivo. Y es as¨ª que planteamos el ejercicio de los derechos nacionales de Catalu?a, superando tanto el espa?olismo reaccionario como el catalanismo excluyente.
Tambi¨¦n intentamos dar nuevas respuestas a lo que afecta a la forma de la pol¨ªtica. En IC establecimos la categor¨ªa de adheridos, algo m¨¢s flexible pero quiz¨¢s m¨¢s pr¨¢ctico y actual que el militante n¨²mero. Reforzamos la concepci¨®n de la actividad pol¨ªtica como algo noble y honesto, combatiendo las visiones carreristas o de prebendas. Y nos ce?imos a un discurso riguroso sin demagogia, aunque ello implique argumentos m¨¢s complejos y de menor impacto medi¨¢tico.
Con todo ello cometemos tantos errores como el que m¨¢s. O sea, a¨²n nos queda mucho por recorrer entre lo que nos planteamos y lo que llegamos a realizar. De ah¨ª que ojal¨¢ que siempre tuvi¨¦semos presente un deber de autoexigencia.
Entre nuestros posibles fallos quiz¨¢s el m¨¢s clamoroso es el de las sucesivas rupturas, cuando nacimos precisamente con intenci¨®n de sumar. De hecho IC se inscribi¨® como federaci¨®n, no como coalici¨®n, porque quer¨ªamos ir fundiendo las culturas de todos sus integrantes. Las diversas escisiones que se han dado en nuestro espacio tienen unas ir¨®nicas explicaciones ideol¨®gicas (cuenta un compa?ero de IC ex diputado del PSUC que es curioso haberse peleado por la URSS y haber asistido a su total desaparici¨®n, o romperse por dialogar con los socialistas y contemplar ahora los parabienes tras el acuerdo PSOE Almunia-IU Frutos).
Modestamente siempre he cre¨ªdo que la motivaci¨®n ¨²ltima y m¨¢s espec¨ªfica de aquellas escisiones est¨¢ en la cuesti¨®n nacional. En parte es el tema de lo que se denomina eufem¨ªsticamente el referente de Estado. Cuesta asumir que se puede, y se debe, generar pol¨ªtica de Estado, o europea o internacional, tambi¨¦n desde Catalu?a (o desde Euskadi o Galicia), y de lo que se trata es de federalizar y/o confederalizar las decisiones sobre aquellas tem¨¢ticas que afectan en com¨²n.
Sin duda la cultura unitaria de IC-V es un trazo singular de su personalidad, inseparable de su raz¨®n de existir. Algunos lo aprendimos en la Assemblea de Catalunya o en el PSUC. Lo practicamos en la clandestinidad, en los movimientos sociales, en la Entesa dels Catalans de 1977, en las candidaturas municipales de UPM, etc¨¦tera. Y lo hac¨ªamos, y creo que lo haremos, por convicci¨®n estrat¨¦gica. Sin haber inventado el t¨¦rmino practicamos lo de la izquierda plural. Somos izquierdas diversas y as¨ª lo corrobora con su apoyo la ciudadan¨ªa, la que aprecia caracter¨ªsticas diferenciales. Pero esta misma ciudadan¨ªa, en su gran mayor¨ªa, no desea que nos instalemos en un est¨¦ril aislamiento conflictivo entre las izquierdas. Las absorciones de espacios o de cuadros s¨®lo sirven para justificar expectativas personales en pol¨ªtica, generando a su vez mayores recelos al di¨¢logo. La colaboraci¨®n, la suma desde la diversidad, potencia soluciones m¨¢s completas, de mayor inclusi¨®n de propuestas, y da mayor fuerza para conseguir aplicar los programas gobernando. De ah¨ª que hace m¨¢s de cuatro a?os que buscamos el sentido com¨²n de la izquierda y venimos insistiendo con fuerza en la propuesta unitaria de izquierdas. De ah¨ª nuestra propuesta de una nueva Entesa. Y de ah¨ª nuestra valoraci¨®n positiva de los acuerdos electorales PSOE-IU.
Seguro que habr¨¢ quien continuar¨¢ afirmando que malgastamos energ¨ªas luchando por los que no pueden votar (a¨²n): los emigrantes. Habr¨¢ quien pensar¨¢ que somos ut¨®picos imaginando una sociedad basada en el desarrollo sostenible, en el ser mejores m¨¢s que en el tener m¨¢s. Seguro que se nos menospreciar¨¢ porque no practicamos el f¨¢cil electoralismo de apelar de uno u otro modo a las v¨ªsceras nacionalistas, del signo que sea. Pero servidor modestamente, y m¨¢s a¨²n en esta efem¨¦ride y ante la convocatoria electoral del 12 de marzo, quiero agradecer el apoyo y la colaboraci¨®n de todas las personas que creen que aquellas dos razones originales contin¨²an siendo v¨¢lidas: la reflexi¨®n atrevida sobre el discurso de las izquierdas y la cultura unitaria. Agradezco las ense?anzas, las cr¨ªticas y las aportaciones de quienes corroboran con su ejemplo de que, antes de que nos privaticen incluso el derecho de voto, vale la pena practicar la noble actividad de la Pol¨ªtica, con may¨²sculas, desde una marca artesanal, de calidad, pero con la f¨ªrmisima convicci¨®n de que la pol¨ªtica es una tarea para todos, pues se trata de los negocios p¨²blicos.
Rafael Rib¨® es presidente de Iniciativa per Catalunya-Verds
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