"La m¨²sica es matem¨¢ticas, y el flamenco tambi¨¦n; incluso el m¨¢s tribal"
Junto a Paco de Luc¨ªa y Enrique Morente, es el gran creador de la m¨²sica flamenca. Tocaor dotado de intuici¨®n, t¨¦cnica, pellizco y sentimiento, en los ¨²ltimos 20 a?os se ha convertido en sabio music¨®logo, lo cual ha ampliado sus dotes de compositor y pensador flamenco hasta l¨ªmites insospechados: hoy, el profesor Manuel Sanl¨²car escribe sus composiciones en pentagramas y habla del tetracordo frigio con toda naturalidad. Y eso, a las nueve de la ma?ana mientras bebe agua. La ¨²ltima prueba de su genio es Locura de brisa y trino, un disco hecho en casa durante un a?o de reuniones con Carmen Linares (cante), Tino di Geraldo (percusi¨®n) y su hermano Isidro (segunda guitarra), con letras de Lorca y una m¨²sica hecha para "hacer sangre".
Hab¨ªa se?ales en el aire, algo que dec¨ªa que bajo esta locura bonita de la moda, las ventas millonarias, las palmas a destiempo, la fusi¨®n en escabeche, el ligoteo gracioso en los bares flamenquitos, hab¨ªa gente seria trabajando despacio por el arte m¨¢s antiguo. Al fin y al cabo, el flamenco, su historia, es s¨®lo eso: artistas insatisfechos, inconformistas, potentes y superdotados que de repente se rebelan, o se aburren, y dejan de tocar y cantar una y otra vez los mismos salmos, la religi¨®n que conocen desde chicos (la de los viejos maestros), y le dan la voltereta al chiringuito.
Gente con todo aprendido y todo por descubrir, que hace del arte un compromiso, una b¨²squeda permanente. Gente como Paco de Luc¨ªa, que bucea en Canc¨²n lo que no puede respirar aqu¨ª; o como Morente, que se refugia en La Alhambra de una sordera generalizada...
Gente, en fin, como Manolo Mu?oz Alc¨®n, hombre educado, sensible y sensato. Nacido en Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz) en 1945, acompa?ante de Pepe Marchena y de La Paquera, curtido en el tablao madrile?o Las Brujas, Sanl¨²car public¨® su primer disco en solitario all¨¢ por 1972, y desde entonces no ha dejado de curarnos de estos tiempos de mercadotecnia y pufos, velocidad guitarrera sin sentido y cante atropellado. Ahora est¨¢ en las tiendas este compacto delicado, sereno como una bomba a punto de estallar y con pinta de crucial por todas partes: rezuma jondura, rompe varias barreras ortodoxas, mezcla tonos y palos y abre paisajes al futuro de la guitarra y el cante.
Pregunta. Dice Carmen Linares que nunca ha o¨ªdo nada tan bonito, tan distinto, tan nuevo y tan jondo a la vez.
Respuesta. Hombre, la verdad es que yo no le dar¨ªa ya m¨¢s vueltas al disco... Est¨¢ bien as¨ª. Me met¨ª en el estudio despu¨¦s de madurar mucho la obra, que es lo que se deber¨ªa hacer siempre porque as¨ª el disco es el reflejo de una obra hecha y no al rev¨¦s. Y Carmen era la persona ideal para cantarla. Es una int¨¦rprete extraordinaria en todos los sentidos, tiene una capacidad enorme para arriesgar y hac¨ªa mucho que le hab¨ªa prometido un disco.
Acept¨® el reto de cantar cantes ya escritos, de cambiar no s¨®lo de estilo, sino incluso de registro, de tonos y sobre todo de chip. Una cosa muy dif¨ªcil, porque se trataba de llevar la voz y el camino mel¨®dico a lugares nuevos, extra?os, funcionando adem¨¢s como un cuarteto con todo entretejido, sin m¨¢s l¨ªder que la obra... Su entrega y su amor a la obra han dado un resultado perfecto.
P. Oy¨¦ndole, la obra parece una especie de Biblia...
R. Bueno, 20 a?os sin quit¨¢rmela de la cabeza son muchos, casi un castigo... Me ha costado mucho entender qu¨¦ era lo que me inquietaba, razonarlo, comprenderlo y encontrar un sistema para poder darle su h¨¢bitat en la guitarra. Adem¨¢s, sin saber qu¨¦ iba a pasar con la voz. Porque no es s¨®lo la guitarra: la guitarra flamenca s¨®lo se construye con el cante, puedes dar un concierto de dos horas t¨² solo, pero sin cantaor te aguantan peor y adem¨¢s no evolucionas. En el flamenco, lo primero es la voz. Y por eso quer¨ªa exigir lo mismo a la voz que a la guitarra, el problema es que la voz no es de madera, se implica mucho m¨¢s, se modula m¨¢s dif¨ªcil...
P. ?Ha dicho sistema?
R. Odio la palabra, pero es lo que es. La m¨²sica es matem¨¢ticas. El flamenco tambi¨¦n. Incluso el m¨¢s intuitivo, el m¨¢s tradicional, el m¨¢s tribal, est¨¢ dentro de un sistema, tiene su orden, su estructura, sus escalas, su cultura; la m¨²sica tonal occidental es un artificio sobre la naturaleza que se va creando a partir de un an¨¢lisis permanente; el flamenco trata de escaparse del sistema para convertirse en arte, pero el m¨¢s jondo de los flamencos tiene que saber que Pavarotti est¨¢ muy relacionado con T¨ªo Borrico, porque los dos hacen m¨²sica. Y no podemos darle la espalda a la m¨²sica, ni vivir de encadenar falsetas o cantes de nuestros maestros, porque ellos vivieron su tiempo, y nosotros el nuestro.
P. ?Y c¨®mo se nota todo eso en este disco?
R. Bueno, los poemas son de Lorca, y eso ya estaba hecho: es el poeta que m¨¢s nos hermana, el que m¨¢s carga sus versos de m¨²sica. Yo escrib¨ª las letras para Tauromagia, pero aqu¨ª sab¨ªa que no podr¨ªa estar a la altura... Pero las letras fueron lo ¨²ltimo. Y quiero advertir que s¨®lo hay cuatro de los siete temas (Ad¨¢n, Normas, Gacela del amor desesperado y Campo) hechos con la nueva forma. Mejor decirlo, no vaya a ser que alguien oiga las rumbas y diga que eso ya lo hab¨ªa o¨ªdo antes...
P. ?Y, b¨¢sicamente, para que lo entienda un ni?o, qu¨¦ es lo que cambia?
R. Todo. Desde el estudio, que por primera vez grabo en casa, hasta la forma de componer. Es una satisfacci¨®n doble, porque es una creaci¨®n (me da fr¨ªo esta palabra) que no renuncia al flamenco, ampl¨ªa el campo y a la vez pertenece a la familia de las formas musicales de la tradici¨®n m¨¢s genuina: una forma que estaba ah¨ª pero que nadie usaba porque no llevaba a ning¨²n sitio, no ten¨ªa final, remate... He descubierto, por ejemplo, por qu¨¦ los martinetes y las ton¨¢s se cantan sin guitarra, por qu¨¦ si les metes una guitarra suena postiza, a celof¨¢n, a impostura... Ha sido como entrar en una habitaci¨®n desconocida de una mansi¨®n que conoces muy bien...
P. Era cuesti¨®n de aprender matem¨¢ticas para encontrar la llave, entonces...
R. De trabajar metiendo el bistur¨ª en escalas distintas, en modos nuevos, que te sorprenden porque no sabes ad¨®nde te van a llevar, pero saltando las paredes con la certeza de que est¨¢s en un paisaje nuevo, no en un estilo o una t¨¦cnica: cambia la carretera y cambia el paisaje...
P. ?Y el futuro, entonces?
R. Esto puede hacer sangre. Ya veremos. El flamenco necesita una catarsis que ponga las cosas en su sitio. Podemos, debemos seguir adorando c¨®mo somos, lo que somos, s¨ª, pero sabiendo lo que ha sido fantas¨ªa y lo que ha sido realidad. Hay cosas que no tienen ninguna importancia para la consideraci¨®n de la m¨²sica. En el flamenco, una tonalidad define un g¨¦nero, un tono define un palo: si est¨¢s en el fa flamenco, haces una siguiriya; si pasas al mi, te vas a la serrana... Eso s¨®lo pasa en el flamenco. Es mi religi¨®n, la de nuestros mayores, pero no tiene por qu¨¦ ser eternamente as¨ª. Igual que sabemos que las lunas no se enamoran de los toros, debemos saber que al oyente le interesa la m¨²sica, no este palo o aqu¨¦l. Lo ¨²nico que tenemos que hacer es trabajar con coherencia, sin mirar el reloj, diciendo lo que tengamos que decir sin pensar en si vamos a salir en Los 40 principales o no.
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