Donde nacen los sue?os
Si alguna parte del cerebro merece destacarse sobre las dem¨¢s, ¨¦sa es el l¨®bulo frontal, que ocupa toda la regi¨®n anterior. Est¨¢ protegido por la frente y por debajo descansa sobre una plataforma ¨®sea. Su l¨ªmite posterior es un gran surco que separa el l¨®bulo frontal del l¨®bulo parietal.Funcionalmente, el l¨®bulo frontal parece tener mucho que ver con lo que nos distingue de las dem¨¢s criaturas vivientes, y al mismo tiempo nos hace a cada uno de nosotros diferentes. Y es que ah¨ª reside la capacidad de mirar hacia el futuro, y tambi¨¦n la motivaci¨®n y las ganas de hacerlo, porque el l¨®bulo frontal interviene en el control de las emociones. Es el gran planificador, y, en cierto modo, nos confiere nuestra personalidad.
Evidentemente, es muy dif¨ªcil relacionar conceptos tan vagos como personalidad, motivaci¨®n, etc¨¦tera, con funciones biol¨®gicas, pero necesitamos recurrir a esos t¨¦rminos borrosos para entendernos entre nosotros (la ciencia odia lo impreciso, pero es que ¨¦sta es una ciencia muy especial).
Antiguamente se practicaba una t¨¦cnica quir¨²rgica denominada lobotom¨ªa frontal, que consist¨ªa en la extirpaci¨®n de parte del l¨®bulo frontal (las capacidades a las que nos estamos refiriendo no residen en todo el l¨®bulo frontal, sino s¨®lo en su parte anterior, el llamado c¨®rtex prefrontal). Tan brutal intervenci¨®n se justificaba en casos considerados como desesperados: delincuentes muy violentos, depresiones profundas o dolores muy intensos e intratables. La persona lobotomizada perd¨ªa toda motivaci¨®n y capacidad de actuaci¨®n, con lo que dejaba de ser violenta, o ya no se suicidaba por la depresi¨®n o por el dolor. En realidad, los pacientes declaraban que sent¨ªan el dolor con la misma intensidad que antes, ?pero ya no les importaba!
En el l¨®bulo frontal se recupera informaci¨®n almacenada en otras regiones del cerebro y se mantiene en l¨ªnea. As¨ª es como manejamos al mismo tiempo muchos recuerdos y los combinamos de infinitas formas diferentes. ?Qu¨¦ es, a fin de cuentas, la imaginaci¨®n, sino la capacidad de empalmar im¨¢genes viejas para componer secuencias nuevas? ?Y qu¨¦ es la planificaci¨®n sino la capacidad de crear virtualmente, es decir, en nuestro cerebro, un futuro posible que nunca ha existido en el pasado, que no es un recuerdo porque no ha ocurrido todav¨ªa? Gracias a la planificaci¨®n, el futuro no se presenta por sorpresa, porque somos nosotros quienes lo construimos. Los chimpanc¨¦s tienen poca capacidad de planificar a largo plazo; tampoco la muerte, el horizonte final de cualquier proyecto de vida, entra en sus planes, porque desconocen su existencia.
Nuestras frentes levantadas parecen sugerirnos la existencia de un gran l¨®bulo frontal detr¨¢s: tal vez por eso seamos mentalmente superiores a las otras especies humanas que han existido, incluidos los neandertales. Para comprobar si las apariencias nos dicen esta vez la verdad, un equipo internacional de paleoantrop¨®logos y biomatem¨¢ticos hemos comparado los huesos frontales de una serie de f¨®siles humanos, que incluyen el famoso Cr¨¢neo5 de la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca. Para ello, se han utilizado tomograf¨ªas y un complicado m¨¦todo matem¨¢tico que permite comparar curvas. El resultado se ha publicado en diciembre en la revista Anatomical Record. The New Anatomist. Como era de esperar, los perfiles externos de los f¨®siles son muy diferentes de los de un cr¨¢neo actual. La sorpresa, sin embargo, estaba dentro. Aunque el cerebro como tal no se conserva, la cavidad interna del cr¨¢neo, el endocr¨¢neo, reproduce su morfolog¨ªa con bastante detalle, y resulta que la forma del l¨®bulo frontal (cortado en su plano medio) no ha cambiado desde hace por lo menos medio mill¨®n de a?os, y probablemente mucho m¨¢s.
En El origen de las especies, Darwin escribi¨®: "La Psicolog¨ªa se basar¨¢ seguramente sobre los cimientos de la necesaria adquisici¨®n gradual de cada una de las facultades y aptitudes mentales". Otros autores desde entonces (empezando por Wallace) han puesto en duda el adjetivo gradual y han entendido la aparici¨®n de las facultades y aptitudes mentales de nuestra especie como un cambio revolucionario (con o sin intervenci¨®n divina). La constancia en la forma del l¨®bulo frontal a lo largo del tiempo apoyar¨ªa las tesis de Darwin (evoluci¨®n gradual de la mente humana), puesto que nada especial parece haberle sucedido al l¨®bulo frontal cuando apareci¨® el Homo sapiens.
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