El acusado por el 'crimen del anticuario' viv¨ªa ahogado por las deudas, seg¨²n la Guardia Civil
Agentes de la Guardia Civil de la localidad abulense de Ar¨¦valo confirmaron ayer en el juicio por el crimen del anticuario que existen pruebas concluyentes para inculpar al principal acusado, Jos¨¦ Carlos Josemar¨ªa del asesinato de ?ngel Quintana. En su declaraci¨®n, los agentes aseguraron que el inculpado viv¨ªa acosado por las deudas y que recibi¨® amenazas de muerte ocho d¨ªas antes de la muerte del anticuario, una ellas del patriarca gitano del citado municipio, conocido como El Pispajo. El fiscal y la acusaci¨®n particular solicitan penas de 25 y 30 a?os, respectivamente.
El jurado popular que juzga a Jos¨¦ Carlos Josemar¨ªa en Vitoria escuch¨® en la sesi¨®n de ayer las declaraciones del comandante y varios agentes de la Guardia Civil de Ar¨¦valo (?vila), quienes mostraron su convencimiento de que el procesado fue el autor del crimen que acab¨® con la vida del anticuario. Las pruebas que existen para inculparle son, a juicio de los investigadores policiales, concluyentes en su contra.En su testimonio confirmaron que uno de los antiguos socios del acusado declar¨® ante ellos que Jos¨¦ Carlos Josemar¨ªa le propuso matar a Quintana para robarle, sugerencia ante la que se neg¨®.
Los agentes de la Guardia Civil aseguraron que tanto el procesado como su madre fueron amenazados de muerte ocho d¨ªas antes de que apareciese el cad¨¢ver del anticuario. Sostuvieron que las amenazas proced¨ªan del patriarca gitano del pueblo Rafael Mendoza El Pispajo.
Deudas econ¨®micas
La Guardia Civil destac¨® en su testifical que el acusado acumulaba una gran cantidad de deudas econ¨®micas, que el fiscal cifr¨® en 10 millones de pesetas, que eran reclamadas por varias entidades bancarias. Entre sus acreedores se encontraba El Pispajo, un l¨ªder gitano "con gran influencia en el pueblo", seg¨²n el comandante de la Guardia Civil. Esta persona, que contaba con un nivel econ¨®mico m¨¢s que desahogado -"dispon¨ªa de coches de lujo y trataba con caballos"- lleg¨® a amenazar a la madre de Josemar¨ªa para que vendiese su piso y saldase con ese dinero la deuda.
En la vista de ayer estuvieron presentes diversos anticuarios que conoc¨ªan a la v¨ªctima y al inculpado. Definieron a ?ngel Quintana como un hombre con un gran esp¨ªritu de negocio -"avaro" lleg¨® a decir uno de ellos-, obsesionado con los relojes aut¨®matas, y con un horario nocturno de trabajo que provocaba el rechazo de sus colegas por el peligro que entra?aba.
Sobre Josemar¨ªa dijeron que manten¨ªa contactos con la v¨ªctima, que era conocedor de sus costumbres y de la existencia de una valiosa colecci¨®n de relojes antiguos. Uno de los compa?eros de Quintana calcul¨® en m¨¢s de 20 millones de pesetas el precio de las piezas que desaparecieron dentro de un estuche el d¨ªa del homicidio.
Los dos amigos m¨¢s pr¨®ximos al fallecido dijeron que la misma tarde del crimen estuvieron con ¨¦l hasta las 20.30, momento en el que se despidieron. Uno de ellos aventur¨® que la muerte se pudo tratar de un ajuste de cuentas "ya que pod¨ªan haberle robado mucho m¨¢s cosas de la tienda". Las dos ¨²ltimas personas que le vieron el 28 de febrero de 1998, destacaron que se hallaba en su comercio como todos los d¨ªas y que no dijo a nadie que esperase visita alguna. La viuda del fallecido, Mar¨ªa del Carmen Sabando, protagoniz¨® el momento de mayor tensi¨®n cuando se neg¨® a mirar al acusado para identificarlo. Destac¨® que horas antes del asesinato un hombre llamado Chema -as¨ª era conocido en Vitoria Jos¨¦ Carlos Josemar¨ªa- se acerc¨® a ella y le pregunt¨® por su marido, instante en el que ¨¦ste lleg¨® y qued¨® para verse a la noche con el inculpado. La testigo puso de relieve los problemas f¨ªsicos que atravesaba Quintana, de 71 a?os de edad, que viv¨ªa con cuatro by-pass tras una reciente operaci¨®n de coraz¨®n.
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