Dualismo
Siempre es un placer descubrir cambios, por ligeros que sean, en los lugares familiares. Desde hace unos a?os crece el n¨²mero de motos en Par¨ªs. La chifladura cada vez mayor del tr¨¢fico, el hast¨ªo de los conductores, pero sobre todo la creciente explotaci¨®n de los menores de 30 a?os, ha impuesto la presencia de miles de motoristas que circulan a toda casta?a sobre estruendosas m¨¢quinas de bajo precio. El ruido de Par¨ªs ha cambiado. Antes estaba incesantemente acribillado por las sirenas de la polic¨ªa. Ahora domina el berbiqu¨ª de las motos. Eso quiere decir que hay menos necesidad de reprimir y m¨¢s gente afanada en ir arriba y abajo sobre cacharros infames para ganar cuatro perras. Par¨ªs suena ya a ciudad sure?a, como Barcelona o N¨¢poles. El sur va subiendo.Y tambi¨¦n el olor ha cambiado en pocos a?os. Numerosos figones y modestas instalaciones callejeras regentadas por africanos rompen el monopolio de la mantequilla con una novedosa nube de aceite. El olor de la fritanga transporta al viajero distra¨ªdo hacia las zonas llamadas "l¨²dicas" del puerto catal¨¢n. El sonido y el aroma de Par¨ªs van tirando hacia el tr¨®pico y en momentos sublimes, cuando ruge la radio de los raperos, saltan las motos en un sem¨¢foro y llega el tufo de los chiringuitos, el viajero puede creer que el norte se extingue.
Pero hay rasgos de car¨¢cter que nunca mueren, como el apego de los parisinos por la m¨¢s sutil abstracci¨®n y el lenguaje de alto coturno. Dos manifestaciones me pillaron a la altura del ayuntamiento. La primera con pancartas que protestaban airadamente "contra la globalizaci¨®n". ?Puede combatirse algo tan estratosf¨¦rico? Viniendo yo de Catalu?a me pregunt¨¦ si se aceptar¨ªa una pancarta complementaria que exigiera "la miniaturizaci¨®n". Pero la segunda manifestaci¨®n era todav¨ªa m¨¢s cerradamente ontol¨®gica. Los empleados de la sanidad p¨²blica mostraban cartelones donde sin la menor duda se expresaban "contra el sistema categorial". Podr¨ªa haberla firmado Nietzsche.
Par¨ªs deriva hacia una m¨¢s intensa presencia del cuerpo, de los olores fuertes, los sabores picantes, los ruidos ensordecedores. Pero mantienen su cartesiana afici¨®n metaf¨ªsica. A mi entender, el nuevo cuerpo de Par¨ªs parece estar ganando la partida a su viej¨ªsima alma.
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