60.000 personas despiden a Buesa en Vitoria entre gritos contra ETA y el 'lehendakari'
Juan Jos¨¦ Ibarretxe fue recibido con peticiones de dimisi¨®n a su llegada a la catedral
La sociedad alavesa dio ayer claras muestras de convulsi¨®n por el ¨²ltimo doble crimen de ETA y de enfado con los actuales responsables pol¨ªticos del Gobierno vasco. Uno de cada tres vitorianos se ech¨® a la calle para dar el ¨²ltimo adi¨®s al ex vicepresidente socialista Fernando Buesa. Al final de la manifestaci¨®n de m¨¢s de dos kil¨®metros de longitud, sus c¨¢lidos aplausos se tornaron en duras cr¨ªticas y gritos de tensi¨®n contra el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe. ?Dimisi¨®n, dimisi¨®n!, se escuchaba. Tambi¨¦n se profirieron insultos contra el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, que no estaba presente.Cuando el f¨¦retro con los restos mortales de Buesa lleg¨® a la catedral en la que iba a celebrarse el funeral, los aplausos de m¨¢s de 60.000 personas se fundieron en una larga ovaci¨®n de reconocimiento al largo trabajo de un pol¨ªtico que ha ocupado pr¨¢cticamente todos los cargos p¨²blicos de la ciudad, menos el de alcalde, y lleg¨® a ser el n¨²mero dos del Gobierno vasco en un gabinete presidido por Jos¨¦ Antonio Ardanza.
Eran otros tiempos. Cuando la polic¨ªa hizo ayer un pasillo para que el actual lehendakari, Jos¨¦ Ibarretxe, pudiera llegar al acto religioso, la multitud se le ech¨® encima. "?Ibarretxe dimisi¨®n!", ?Ibarretxe dimisi¨®n!, gritaron los miles de concentrados en la plaza de la iglesia, en medio de empujones e insultos. Y eso que Ibarretxe entr¨® junto al presidente del Parlamento aut¨®nomo, Juan Mar¨ªa Atutxa, un hombre cuya imagen p¨²blica es buena, por el trabajo que hizo durante su etapa en Interior. Tras el acto, unos y otros, incluidos todos los consejeros, tuvieron que salir por una puerta lateral de la catedral fuertemente custodiados.
"?Arzalluz, da la cara!"
El lehendakari acudi¨® al acto tal y como hab¨ªa prometido el d¨ªa anterior al anunciar, tambi¨¦n entre gritos de ?dimisi¨®n, dimisi¨®n!, que su Gobierno acababa de decidir romper su pacto con EH. Sin embargo, el l¨ªder de su partido, el PNV, no fue. Por la ma?ana se hab¨ªa limitado a mostrar a la familia de Buesa su "dolor personal". No quiso hacer declaraciones. "No quiero saber nada en este momento, ni de ellos ni de los otros", manifest¨® al salir de la capilla ardiente.
Su ausencia en el cortejo f¨²nebre no le evit¨® los insultos. "?Arzalluz, da la cara!", increparon los manifestantes mientras cambiaban los aplausos a Buesa por las palmas r¨ªtmicas del "?Basta ya!" contra ambos presidentes: el del Gobierno vasco y el del PNV.
La imagen de convulsi¨®n social, de tristeza colectiva, de no aceptar el actual estado de las cosas ni las armas de ETA, fue un acto espont¨¢neo en una sociedad, la alavesa, poco dada a los gestos p¨²blicos. Ayer era un d¨ªa especial. Tambi¨¦n as¨ª lo vieron los representantes de todos los partidos, que trasladaron a la capital institucional del Pa¨ªs Vasco a sus m¨¢ximos dirigentes para hacerle ver al PNV que debe romper toda relaci¨®n con EH y el Pacto de Lizarra.
Por la ma?ana hab¨ªan visitado la capilla ardiente el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar; el vicepresidente Rodrigo Rato; el titular de Interior, Jaime Mayor; el l¨ªder del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia; el ex presidente Felipe Gonz¨¢lez; el presidente catal¨¢n, Jordi Pujol, el l¨ªder electoral de IU, Francisco Frutos; y otros muchos.
El Gobierno y el Parlamento aut¨®nomos despidieron a Buesa con honores de vicelehendakari, un rango que los vitorianos ascendieron al de vecino y pol¨ªtico honesto, cuyo asesinato ha levantado los primeros s¨ªntomas de cierta indignaci¨®n contra las instituciones que lidera el PNV.
Los ciudadanos vieron adem¨¢s que los principales pol¨ªticos vascos y del resto de Espa?a hab¨ªan entendido su indignaci¨®n. El Parlamento aut¨®nomo se convirti¨® en el centro de una actividad fren¨¦tica. A lo largo de todo el d¨ªa, populares y socialistas mantuvieron varios contactos extraoficiales para valorar la situaci¨®n pol¨ªtica creada tras el atentado. Los parlamentarios del PNV tambi¨¦n se acercaron al PSE. Charlaron, y, aunque de manera m¨¢s fr¨ªa, intercambiaron opiniones apenas 12 horas despu¨¦s de que el lehendakari anunciara que el pacto con EH estaba roto.
El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, aprovech¨® para mantener una reuni¨®n con Ibarretxe. En medio de una situaci¨®n delicada para el presidente vasco, charlaron durante m¨¢s de una hora. Ibarretxe ya hab¨ªa comprobado que la sociedad alavesa estaba crispada. Varios de sus consejeros hab¨ªan sido increpados en la calle y la tensi¨®n que provoc¨® la visita de Arzalluz a la capilla ardiente era un presagio de que el d¨ªa iba a ser largo.
La figura de Fernando Buesa tambi¨¦n atrajo a Vitoria a Felipe Gonzalez y a presidentes auton¨®micos socialistas como Jos¨¦ Bono y Manuel Chaves, que se manifestaron junto al ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, y los secretarios generales de los sindicatos UGT, C¨¢ndido M¨¦ndez, y CCOO, Antonio Guti¨¦rrez.
Aznar y Almunia
Almunia visit¨® la capilla ardiente y acudi¨® al tanatorio para expresar su solidaridad con la familia del ertzaina. Luego pidi¨® al PNV que "clarifique su posici¨®n, para saber exactamente si est¨¢ con los dem¨®cratas, sean o no nacionalistas, o est¨¢ en otro lugar. Y si est¨¢ en otro lugar", remat¨®, "que asuma las consecuencias". Aznar le acaba de transmitir su pesar y su disposici¨®n para lo que el PSOE pueda estimar oportuno en estos momentos, incluso, seg¨²n indic¨® el ministro del Interior, Jaime Mayor, una eventual reuni¨®n entre ambos.
Unos y otros aconsejaron al PNV que se a¨ªsle del entorno de ETA. Pero Joseba Egibar, portavoz de los peneuvistas, descart¨® "romper puentes" con EH y defendi¨® los frutos del camino recorrido en el Pacto de Lizarra. Igual de frustrante fue el mensaje del portavoz de EH, Arnaldo Otegi, quien calific¨® de "absolutamente equivocada" la decisi¨®n de Ibarretxe de romper el pacto de legislatura con su formaci¨®n porque supone, dijo, "dejar a un lado" lo que se consider¨® "un activo para la paz" y "aleja la soluci¨®n" del conflicto vasco.
El clamor de Vitoria se sinti¨® tambi¨¦n en Estados Unidos, donde el rey Juan Carlos dedic¨® su primera intervenci¨®n oficial en la Casa Blanca a expresar su "conmoci¨®n y radical condena" por el doble asesinato. El presidente estadounidense, Bill Clinton, pidi¨® al Rey que siga liderando el pa¨ªs "combatiendo al terrorismo y a los enemigos de la libertad".
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