El PP prepara sorpresas para frenar al PSOE
LA CR?NICAXAVIER VIDAL-FOLCH
Pasar¨¢n cosas. La tradicional pegada de carteles abri¨® anoche oficialmente una campa?a electoral que se promete re?ida. Y bastante novedosa, porque las encuestas nada han sentenciado. El resultado, m¨¢s que nunca, parece abierto y bien abierto, puede deparar sorpresas.El l¨ªder del Partido Popular, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, busca "sorprender", marcar la agenda de las dos pr¨®ximas semanas. Es consciente de que los hados de la precampa?a le han sido desfavorables. El pacto de las izquierdas encabezado por su rival, el socialista Joaqu¨ªn Almunia, ha tapado su mejor baza, la bonanza econ¨®mica. Y los asesinatos terroristas, la dimisi¨®n de Manuel Pimentel y los casos de El Ejido, Haider y Pinochet, cotizaron en contra del Gobierno.
Madrid, 14 horas. Metro de Arg¨¹elles, a la puerta de El Corte Ingl¨¦s. Buena megafon¨ªa. J¨®venes militantes del PP -ella se llama Mercedes, 22 a?os, pepera como toda su familia- mitinean con entusiasmo. La gente va a lo suyo, las compras. S¨®lo un roquero gallego lanza iron¨ªas. Hay bolsas de indiferencia, "nuestro peor enemigo", confiesa un peso pesado del Gobierno.
Tanto o m¨¢s que en 1979, hay pulso izquierda-derecha. Como entonces, los pron¨®sticos albergan algunas incertidumbres. Sorprende que, a diferencia de 1993 y de 1996, los dobermann est¨¢n sujetos por el bozal. Francisco ?lvarez Cascos calla. Nadie reemplaza los mordaces zarpazos de Alfonso Guerra. ?Augura eso que se discutir¨¢n ideas, proyectos claros de Espa?a?
La precampa?a ha sido agresiva, de front¨®n. Escasa la n¨®mina de polic¨ªas malos, los l¨ªderes -polic¨ªas buenos por antonomasia- se disfrazan de tales. Aznar prodiga desd¨¦n, hablando de "esa cosa", de "barullo", para calificar a la alianza adversaria. Almunia -y tambi¨¦n Felipe Gonz¨¢lez- se enroca, muy unidireccional, en la respuesta implacable. Los medios de comunicaci¨®n, sobre todo los enchufados al presupuesto y afines al grupo p¨²blico-privado oficialista, se exhiben m¨¢s militantes que en cualquier pa¨ªs europeo. Incluido el Reino Unido, donde siempre se decantan, exhiben sin rodeos sus preferencias. E incluida la Espa?a de anteriores comicios.
El partido del Gobierno deber¨ªa en pura l¨®gica afrontar holgadamente el desaf¨ªo, aupado en la bonanza econ¨®mica: 700.000 nuevos empleos en 1999 y un crecimiento del 3,7%, los "hechos" de los que se enorgullece, m¨¢s que significativos, aunque las tripas de esos datos sean matizables. Pero no es as¨ª. Despega poco en las encuestas. Hay nervios aflorando, como indica ese inveros¨ªmil anuncio de Rafael Arias Salgado, ministro de Fomento, de que repartir¨¢ licencias de telecomunicaciones en ¨¦poca de m¨ªtines. ?Acaso olfatea un final de ¨¦poca?
Nacionalistas e izquierdas
Por eso, y porque sabe que los socialistas suelen llevar la iniciativa en campa?a y logran as¨ª marcar la agenda, el PP busca ahora "sorprender, crear noticia diaria", un designio de Mariano Rajoy, el estratega electoral. Aznar ofrecer¨¢ la crema de su programa en cucharaditas. La m¨¢s grande y vistosa, una fuerte rebaja en el Impuesto sobre la Renta, cuyos detalles Rodrigo Rato guarda en el arc¨®n, para que los desvele el presidente "la semana pr¨®xima".
Y es que la tensi¨®n nacionalista -incluida su t¨¦trica caricatura, los asesinatos terroristas- le aleja de la "centralidad". Y la alianza de izquierdas le ha cambiado el paso. No s¨®lo asalt¨® todas las portadas durante quince d¨ªas, sino que amenaza uno de sus mayores feudos: Madrid, la causa de la derrota del PSOE en 1996, donde le abatieron por 600.000 votos mientras ganaba en el resto de Espa?a por 250.000. Tambi¨¦n ha abierto una nueva ¨¦poca en la familia que se reclama progresista. Abierto, que no culminado. Ha arrinconado las purgas de corrupciones fil¨¦sicas del PSOE y de fidelidades rumanas del PCE.
Y ha afirmado la existencia de un l¨ªder, Joaqu¨ªn Almunia. ?Sorprender¨¢ tambi¨¦n o se dormir¨¢ en el laurel de la precampa?a? ?Qu¨¦ sociedad quiere? ?Enriquecer¨¢ y equilibrar¨¢ sus pactos con gestos al centro, al lenguaje de la libertad individual, de la autonom¨ªa social, de la creatividad personal y tecnol¨®gica o se quedar¨¢ monol¨ªticamente preso del insuficiente esquema izquierda/derecha tan caro a los dinosaurios de su aparato?
Acierto propio, azares gratuitos y torpezas ajenas le han reportado hasta ahora dividendos preelectorales. Aznar no ha logrado plasmar su liderazgo en el Partido Popular Europeo expulsando a la fracci¨®n austriaca aliada con el ultra xen¨®fobo J?rg Haider, como pretend¨ªa. Su ministro de Exteriores, Abel Matutes, se desvi¨® de la pretendida "imparcialidad" en el caso Pinochet. El partido habl¨® cacof¨®nicamente en la inquietante crisis racista de El Ejido.
La dimisi¨®n del ministro Manuel Pimentel quebr¨® la supuesta imperturbabilidad pol¨ªtica de un Gobierno cuyos miembros jam¨¢s cambian; mell¨® la faz m¨¢s "social" del partido; evidenci¨® salidas distintas a problemas similares de irregularidad en el manejo de fondos, sea en el mismo ministerio o en el de Agricultura (caso del lino), y por tanto, la falta de una doctrina com¨²n, como le ocurri¨® anta?o al PSOE.
Y bastantes, no s¨®lo los amigos de los terroristas, sospechan que el fracaso de la tregua y la reanudaci¨®n de los atentados algo debe a "la impericia en el manejo oficial" del asunto, reflexionaba ayer un notable abogado. La sospecha ser¨¢ injusta e indeseable, y dar cuenta de ella, pol¨ªticamente incorrecto. Pero es un dato social. Un dato.
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