Derecha culebrera

Bi¨®logos, zo¨®logos, bot¨¢nicos y soci¨®logos no acaban de definirla. Pero se necesita un estudio cient¨ªfico sobre el origen, evoluci¨®n, h¨¢bitat y comportamiento de esa especie que apareci¨® con br¨ªo desarrollista en la d¨¦cada de los sesenta y que podr¨ªa denominarse derecha culebrera; una derecha con la piel amarilla del dinero y viscosa como la especulaci¨®n. La derecha culebrera, eso lo sabemos, es preconstitucional y constitucional, tridentina y posconciliar. No suele ser vocinglera, como los candidatos en campa?a electoral. Los candidatos en campa?a tienen casi la necesidad de presentarse como gallos re?idores con espol¨®n afilado. La derecha culebrera, sin embargo, es sinuosa y trata de ocultar el objetivo o fin ¨²ltimo de sus acciones. A la derecha culebrera no debe pertenecer Fernando Villalonga, que ¨¦se milita en el PP y ha propuesto un c¨®digo ¨¦tico empresarial que, a lo mejor, podr¨ªa paliar las actuaciones de la derecha culebrera. Nada tiene que ver con la derecha culebrera Daniel Gozalbo, diputado auton¨®mico del PSPV, que estos d¨ªas atr¨¢s denunciaba con valent¨ªa algunos hechos puntuales que ten¨ªan como protagonista a la susodicha derecha. Y en las ant¨ªpodas de esa sinuosa derecha est¨¢n las gentes del GECEN ( Grupo para el Estudio y Conservaci¨®n de los Espacios Naturales) que han llevado a Bruselas su denuncia por agresi¨®n casi inminente a uno de los rincones m¨¢s bellos de la tierra valenciana.Porque si la derecha culebrera agrede un entorno natural o un paraje protegido, esa agresi¨®n lo es contra toda la ciudadan¨ªa de un pueblo o naci¨®n, contra las futuras generaciones. Y ¨¦se es un tema lacerante en el Pa¨ªs Valenciano, en campa?a y sin campa?a electoral. ?sa es una convicci¨®n ¨¦tica, est¨¦tica y pol¨ªtica de un gran n¨²mero de ciudadanos y votantes, que, por otro lado, tambi¨¦n queremos trabajo y escuelas y hospitales y prestaciones sociales buenas y eficaces.

Aqu¨ª el desarrollismo desordenado, "la ley de la jungla", como indicaba Gozalbo, la especulaci¨®n y el enriquecimiento r¨¢pido, la derecha culebrera en suma, que no el progreso equilibrado, destruy¨® el litoral valenciano o lo desec¨® con duro cemento, y ahora desordena, especula y destruye nuestro secano. El c¨®digo de Villalonga o la ordenaci¨®n del territorio en forma de ese plan de actuaci¨®n territorial que el grupo parlamentario de Gozalbo en la Cortes Valencianas quiere presentar como proposici¨®n de ley, se hacen tan urgentes como necesarios. Porque el desaguisado de la especulaci¨®n y del desorden territorial est¨¢ a a?os luz de una racional ordenaci¨®n del territorio; y el desaguisado y el desorden son el caldo de cultivo donde se cuecen y detallan las picard¨ªas especulativas con terrenos, por ejemplo, en el Pla de l'Arc de Cabanes, como denunci¨® el diputado. O el horno donde se cuece la agresi¨®n a las currucas rabilargas, al b¨²ho real, a las chotocabras grises, al matorral agreste y a la vegetaci¨®n casmof¨ªtica, que supone construir una v¨ªa r¨¢pida junto al paraje del Desert de Les Palmes, como denuncian los del GECEN, por atentatoria contra toda la legislaci¨®n, habida y por haber, respecto a la protecci¨®n de parajes naturales.

Pero la derecha culebrera y especulativa es sinuosa. Y si Dios o el diablo no lo remedian con urgencia en Bruselas o en las Cortes Valencianas, esa derecha desarrollista y rapaz acabar¨¢ tambi¨¦n con el matorraje montaraz y con la gracia alada de las mariposas que juegan entre tomillos.