Santo?a, el ¨²ltimo rinc¨®n de la Falange
El partido de ultraderecha, que logr¨® el 11,54% de los votos en las ¨²ltimas elecciones locales, ha gobernado con el PSOE y el PP
Tienen los santo?eses en su comportamiento algunos rasgos de originalidad que pueden mostrar en sus h¨¢bitos de vida o en las relaciones con los dem¨¢s. Algunos atribuyen semejante perfil al car¨¢cter casi insular del territorio en que se asientan. Otra rareza, ¨¦sta de car¨¢cter pol¨ªtico, es el fraccionamiento excesivo de los votos. En la corporaci¨®n local coexisten cinco grupos, cuatro de ellos integrados en la derecha, entre los que aparece Falange Espa?ola, con dos representantes. Los socialistas, cuya lista fue la m¨¢s votada en 1999, no han logrado mantener la alcald¨ªa, a causa de los pactos que suscribieron todos los dem¨¢s. La izquierda, que hab¨ªa gobernado durante la anterior legislatura con los falangistas, vio c¨®mo ¨¦stos se integraban en la coalici¨®n de los populares.Dentro de este peculiar panorama pol¨ªtico descolla Leoncio Calle Pila, de 68 a?os. Este conservero jubilado, inquebrantable franquista de toda la vida, ha pactado con la izquierda y la derecha desde su concejal¨ªa, de la que depende la Polic¨ªa Local.
En 1995, el alcalde socialista Maxi Valle, de 49 a?os, ex senador, cuatro veces al frente de la corporaci¨®n local, en dos ocasiones censurado y despose¨ªdo del cargo, recibi¨® las quejas que por escrito le formularon numerosos agentes perplejos por las instrucciones orales recibidas en una vibrante arenga de su jefe.
"A quienes os agredan en la calle hay que replicarles a tiros, por lo menos al aire", recuerdan. Incluso les aconsejaba llevarles detenidos a los calabozos para que "all¨ª les den por el culo". "Un par de hostias" pod¨ªan merecer tambi¨¦n, seg¨²n el rudo delegado de la alcald¨ªa en materias de orden p¨²blico, quienes arrojaran sus bebidas al interior de los cajeros de entidades bancarias. El alcalde Valle apreci¨® que las frases hab¨ªan sido sacadas de contexto y decidi¨® mantener a Calle en su cargo de implacable defensor del orden p¨²blico. Su sucesor, el popular Pedro Luis Garc¨ªa, le mantiene en sus responsabilidades anteriores.
C¨®mo explicar la supervivencia, siquiera residual, de Falange Espa?ola en la vida pol¨ªtica de Santo?a cuando han pasado casi tres d¨¦cadas de la desaparici¨®n de Francisco Franco y de su delf¨ªn, el almirante Luis Carrero Blanco, santo?¨¦s de nacimiento, es una inc¨®gnita. Alg¨²n observador de la izquierda local afirma no muy en serio que en la villa los bandos est¨¢n diferenciados: "Est¨¢n los carreristas, frente a quienes nos consideramos orgullosos paisanos de Juan de la Cosa, el santo?¨¦s de perfil universal que acompa?¨® a Col¨®n en el descubrimiento de Am¨¦rica y dej¨® a la humanidad el impresionante legado del primer mapamundi elaborado por el hombre".
Hay otra versi¨®n para explicar el fen¨®meno Falange, un partido que en las ¨²ltimas elecciones locales logr¨® 800 votos -el 11,54%-, el doble que en los comicios anteriores. Estas 800 personas representar¨ªan, seg¨²n esta hip¨®tesis, a los votantes de la nostalgia de una parte de la poblaci¨®n, a aquellos que sostienen que "con Franco se viv¨ªa mejor, rodaba el dinero, abundaba la anchoa y sobraba el trabajo". A la democracia la acusan de la creaci¨®n de una reserva natural en 1992 que afecta a un 89% del municipio y que limita su desarrollo..
El presunto esp¨ªritu castrense de unos cuantos centenares de santo?eses acaso tenga su origen en la convivencia de la poblaci¨®n civil con los militares a partir de los comienzos del siglo XIX y que dejaron en la zona abundantes vestigios de car¨¢cter defensivo. El primer plan general de Santo?a, que data de aquella ¨¦poca, se traz¨® en los cuarteles. Los redactados posteriormente coinciden en muchos planteamientos con el inicial.Al margen de la pol¨ªtica, los santo?eses presumen hoy con todo merecimiento de ser los campeones mundiales de la producci¨®n de anchoa. El 5 de abril de 1960 es una fecha perenne en la memoria de la villa porque 1.600.000 kilos de anchoas entraron en el puerto colapsando durante d¨ªas las industrias. Carmelo Brambilla, siciliano, presidente de la Asocaci¨®n de F¨¢bricas de Salazones y Conservas de Cantabria, calcula que de Santo?a sale el 65% de las 14.000 toneladas de productos transformados y salados en la regi¨®n. Y que el valor del trabajo desplegado al a?o por las 900 personas empleadas asciende a unos 8.000 millones.
Desolados por la decadencia de los caladeros de Sicilia, decenas de italianos, los Cefal¨², Tarantino, D'Aquisto, Oliveri y Orlando descubrieron enseguida la calidad y abundancia de la misma especie en el Cant¨¢brico, la engraulis encrasicholus. Ciento veinticinco a?os despu¨¦s de que Giovanni Vella descubriera aqu¨ª que el soporte ideal de los filetes de anchoa era el aceite de oliva, los artesanos locales hicieron suyo el estilo de la lavorazacione all italiana. Y as¨ª siguen, d¨¦cadas y d¨¦cadas despu¨¦s.
Numerosas boutiques han surgido ¨²ltimamente en Santo?a, ofreciendo las "suculencias y delicias del mar", como define sus logros artesanales, en la calle de Renter¨ªa, el sexagenario Juan Gabriel Fern¨¢ndez, orgulloso de tener entre sus m¨¢s fieles clientes al ex presidente del Senado Juan Jos¨¦ Laborda.
"Yo no revelo", advierte, "a qui¨¦n voto. Unos aseguran que lo hicieron bien [presuntamente refiri¨¦ndose a los socialistas] y ¨¦stos se ufanan diciendo que trabajan m¨¢s y mejor. A m¨ª la jornada de 35 horas no me satisface".
Delicias del mar
Cerca de donde tiene su modesta tienda, en la avenida de Carrero Blanco, frente al inefable paisaje de la bah¨ªa, el humilde bar Na¨²tico ofrece tambi¨¦n los productos de la mar y los chatos de vino a pescadores y jubilados. La casa de tres plantas con las ventanas pintadas de un vigoroso azul y que ha cambiado recientemente de propietario, es donde naci¨® el almirante Carrero Blanco. Ninguna placa recuerda el hecho al visitante. Basta el airoso monumento alzado en el Pasaje. A la espalda, la sombra del abrupto monte Buciero se proyecta sobre un mar oscuro y revuelto por el noroeste. A sus pies, con vistas a Berria, se construy¨® el penal de El Dueso, presidio de insignes pol¨ªticos de ambos bandos durante la guerra civil. Hace 100 a?os, el Ayuntamiento cedi¨® para su construcci¨®n una parcela de 375.000 metros cuadrados, sin que ning¨²n Gobierno le hubiera ingresado despu¨¦s ni una peseta en concepto de contribuci¨®n urbana.
Aparte del sector pesquero y conservero, la c¨¢rcel es la empresa que m¨¢s trabajadores ocupa en Santo?a, unos 400. Durante a?os hubo una academia en la que se formaron centenares de j¨®venes funcionarios, hoy dispersos por las penitenciar¨ªas del Estado.
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