Otra vez con la pamplina

MIQUEL ALBEROLA

Uno echa en falta aqu¨ª la vistosidad de Te¨®fila Mart¨ªnez sobre un tractor en plan Cibeles, con su refulgente tinte de whisker¨ªa como bandera, para darle una p¨¢tina de lujo a este muermo de campa?a que apenas se hace notar en las calles. O los capotazos al becerro que lidiara el caudaloso profesor Vicent Franch en sus tiempos de candidato del Partido Reformista en un improvisado coso de Ll¨ªria, preconizando una fina met¨¢fora de la muerte sobre la piel de toro de la operaci¨®n Roca, empitonada por el asta celt¨ªbera en la femoral. Pero Te¨®fila est¨¢ en otra corrida. Y todo un primer espada como Franch parece que se ha cortado la coleta y se ha jubilado de alcalde en la monta?a, desde donde ya s¨®lo escribe sobre florecillas y pajarillos.

A falta de otros alicientes hay que conformarse con la atracci¨®n que constituye este cenobita rom¨¢nico con sonrisa g¨®tica que es Francisco Camps, erigido oficialmente por el PP como el referente del "nacionalismo posible". Y sobre todo en su s¨®rdida cabalgata de insinuaciones sobre la inminente catalanizaci¨®n de esta tierra, en virtud al pacto que mantiene el Partit dels Socialistes Catalans, y por extensi¨®n el PSOE, con Esquerra Republicana de Catalunya. No se cansan nunca de sacar el mismo monigote en procesi¨®n. Ya lo blandieron sus abuelos durante la transici¨®n para blanquear su negro pasado franquista. Ahora lo exhuman para arrebatarle el poco mercado que le queda a Uni¨®n Valenciana y meter miedo contra los socialistas y comunistas. Su fin siempre ha justificado esos medios, sin tener en cuenta los efectos secundarios que pueda causar en la sociedad esa farsa electoralista. Con el homenaje c¨ªnico a su propia biograf¨ªa que comporta estar con CiU gobernando y con el mazo del peligro catal¨¢n dando.

Y con el bueno de Esteban Gonz¨¢lez, que es el puente entre Convergencia y Uni¨® y el PP de Zaplana (y fue el art¨ªfice de la alocuci¨®n en catal¨¢n con fon¨¦tica valenciana de la presidenta del Senado, Esperanza Aguirre), ech¨¢ndole gambas a este aperitivo de consumo interno sin dejar de arquear la sonrisa. Hasta don Pedro Agramunt se ha sumado a este coro, quiz¨¢ sin quitarse las gafas de sol y mordi¨¦ndose la carcajada para hacer declaraciones apocal¨ªpticas a las agencias.

Suerte que los socialcristianos del Bloc, que es como los califican sus ex hermanos radicales del Front-ERC, ya no est¨¢n en esa tesitura y tras el burladero de su congreso quedan a resguardo de los pitones de esa cabalgata retr¨®grada que conduce Camps. Aunque ser¨ªa preferible el glamour de una Te¨®fila en tractor o la tragedia solar de aquella m¨ªtica corrida del maestro Franch a las cinco de una tarde de la d¨¦cada de los ochenta, como premonici¨®n de que el catalanismo moderado y posible estaba a punto de estrellarse contra las urnas.