Depresi¨®n por falta de luz
El invierno es como una escalera que desciende a los infiernos. As¨ª describi¨® este periodo del a?o para las personas que padecen el llamado trastorno afectivo estacional, Norman Rosenthal, profesor de psiquiatr¨ªa cl¨ªnica de la Universidad Georgetown, de Washington, que hasta 1999 y durante 20 a?os ha investigado este tipo de depresi¨®n en el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos. Los pacientes con este trastorno s¨®lo experimentan los s¨ªntomas depresivos durante los meses de oto?o e invierno, en que los d¨ªas tienen menos luz solar, y empiezan a mejorar con la llegada de la primavera.Aunque no existen datos epidemiol¨®gicos fiables sobre este proceso, Rosenthal considera que hasta un 20% de la poblaci¨®n sufre esta forma de depresi¨®n en sus diferentes grados: en un 6% de los casos es muy invalidante y en el 14% restante es m¨¢s leve. "Existen claras diferencias por ¨¢reas geogr¨¢ficas", explica, "de tal modo que, incluso dentro de un mismo pa¨ªs, a medida que nos aproximamos al norte la prevalencia aumenta y desciende cuando nos acercamos al sur. Por ejemplo, en Estados Unidos, en la zona de Florida, en la que se disfruta de un clima con mucha luz solar, la prevalencia es del 1,5%, mientras que si nos vamos a las regiones del norte pr¨®ximas a Canad¨¢, en que hay muchos d¨ªas grises y lluviosos, esa cifra se eleva al 9%".
Rosenthal y su equipo empezaron hace 20 a?os a relacionar cierto tipo de depresi¨®n con la luz solar cuando un subgrupo de pacientes consultaba la raz¨®n por la que todos los a?os empezaban a tener los primeros s¨ªntomas en septiembre, con la llegada del oto?o y los d¨ªas m¨¢s cortos, y mejoraban espont¨¢neamente con la primavera, cuando el d¨ªa es m¨¢s largo.
"Yo mismo, que vengo de Sur¨¢frica, comenc¨¦ a tener cierta depresi¨®n estacional unos a?os despu¨¦s de ir a vivir a Nueva York, ciudad que suele tener los inviernos muy largos y duros. Es decir, que mi propia experiencia personal y lo que ve¨ªa en mi trabajo como psiquiatra me llevaron a estudiar a fondo este trastorno, que a algunos pacientes les llega a afectar la mitad del a?o", confiesa Rosenthal, que la semana pasada viaj¨® a Madrid para participar en un simposio sobre Avances en Psiquiatr¨ªa en el que intervinieron un millar de m¨¦dicos de la especialidad.
Los s¨ªntomas son similares a los de cualquier depresi¨®n: tristeza, p¨¦rdida de energ¨ªa, disminuci¨®n del impulso sexual, evitaci¨®n de contactos familiares y sociales, descenso de la actividad diaria... Pero hay un s¨ªntoma espec¨ªfico, que es un aumento importante del apetito, con especial predilecci¨®n por los carbohidratos y los dulces, y el consiguiente incremento de peso.
En los estudios dirigidos por Rosenthal a lo largo de estos 20 a?os se han hallado en los pacientes con trastorno afectivo estacional alteraciones de la melatonina (hormona secretada durante la noche por la gl¨¢ndula pineal) y la serotonina (uno de los principales neurotransmisores). Seg¨²n explic¨®, la secreci¨®n de melatonina se rige por un reloj biol¨®gico que hay en el cerebro, alojado en el hipot¨¢lamo, y que est¨¢ en relaci¨®n con los ritmos y h¨¢bitos estacionales seg¨²n la luz solar. La cantidad de secreci¨®n de esta hormona se corresponde, por tanto, con la duraci¨®n de la noche, y por lo mismo en las largas noches de invierno se segrega m¨¢s melatonina.
"Este hecho", a?adi¨®, "lo observamos claramente en los animales. En las personas sanas, sin embargo, no se hallan diferencias estacionales en la secreci¨®n de melatonina debido a la presencia de la luz artificial, pero s¨ª en los pacientes con trastorno afectivo estacional, porque han perdido la capacidad para captar la falsa alarma de la luz artificial que frena la s¨ªntesis de melatonina". En los pacientes con esta forma de depresi¨®n no existe una transmisi¨®n eficiente de la serotonina. "Durante los meses de invierno la serotonina desciende a los niveles m¨¢s bajos", asegura Rosenthal, quien explic¨® que se est¨¢n investigando hasta ahora dos genes que pudieran estar implicados en la fisiopatolog¨ªa de este proceso psiqui¨¢trico.
Los estudios de Rosenthal han llevado a la conclusi¨®n cient¨ªfica de que el tratamiento de estos enfermos se basa en la fototerapia. Su equipo, con la ayuda de f¨ªsicos e ingenieros, ha dise?ado diferentes modelos de las llamadas cajas de luz brillante. Las hay de distintos tama?os y formas, para recibir el tratamiento en hospitales, consultas o en el propio domicilio. Se pueden adquirir en el mercado norteamericano y tambi¨¦n a trav¨¦s de la p¨¢gina web (http://www.normanrosenthal.com) que da acceso a los fabricantes y distribuidores de este artilugio, que no tiene efectos secundarios ni contraindicaciones.
Las cajas de luz brillante llevan un tipo de l¨¢mparas dotadas de 10.000 lux o unidades de luminiscencia (una habitaci¨®n bien iluminada suele tener 500 lux). Para controlar los s¨ªntomas depresivos es suficiente con que el paciente se exponga a esta l¨¢mpara (de forma que la luz entre por los ojos) una media hora cada d¨ªa durante los meses que se ve afectado por la depresi¨®n. S¨®lo en algunos casos es necesario acompa?ar la fototerapia con antidepresivos. De acuerdo con la experiencia de Rosenthal, otras depresiones que no tengan el componente estacional tan definido, as¨ª como la bulimia y los procesos en los que hay alteraciones serotonin¨¦rgicas, se pueden beneficiar tambi¨¦n de la fototerapia.
El trastorno afectivo estacional suele empezar hacia los veintitantos a?os (en un 3% de los casos aparece en la infancia) y en una proporci¨®n de tres mujeres por un hombre. Esta diferencia por sexos desaparece tras la menopausia de la mujer, por lo que se piensa que las hormonas sexuales femeninas tienen alg¨²n papel desencadenante.
Rosenthal considera que se trata de una enfermedad del mundo moderno, relacionada con el estilo de vida: viviendas con poca luz natural o lugares de trabajo en los que s¨®lo existe luz artificial. "Habr¨¢ que hablar con pol¨ªticos, constructores, arquitectos y otros responsables para que se respete m¨¢s la luz natural en el entorno de vida del ser humano", sentenci¨®.
El 90% de las personas sufre modificaciones comportamentales, no patol¨®gicas, en relaci¨®n con la luz solar, un hecho que se refleja claramente en la creaci¨®n de los artistas. "Un genio de la m¨²sica como H?ndel", dijo Rosenthal, "compuso la mayor parte de su obra en los veranos. Otro tanto podemos decir de la poetisa Emily Dickinson o del pintor Vincent Van Gogh, que opinaba que quien no cree en el sol no tiene fe".
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