Hernani, el laboratorio de HB La principal poblaci¨®n en la que HB gobierna con mayor¨ªa absoluta marca la pauta a los municipios del cintur¨®n de San Sebasti¨¢n
Hernani ha sido el pueblo guipuzcoano en cuyas calles los j¨®venes de Jarrai practicaron durante a?os a sus anchas la pol¨ªtica de amedrentamiento dise?ada por Herri Batasuna (HB). Ahora vive una tranquilidad ciudadana desconocida en mucho tiempo. Dos factores han contribuido a este apaciguamiento social: por un lado, la tregua de ETA, que, mientras dur¨®, aplac¨® la pr¨¢ctica sistem¨¢tica de la provocaci¨®n; por otro, el que HB recuperara el 13 de junio la alcald¨ªa perdida durante dos legislaturas ante la alianza tripartita formada por el PNV, PSE-EE y EA, que, tras el Pacto de Ajuria Enea, gobern¨® en el Ejecutivo aut¨®nomo y en numerosos municipios.Su reconversi¨®n en Euskal Herritarrok (EH) hizo que HB en Hernani fuera la fuerza vencedora y volviera al poder por mayor¨ªa absoluta. Esta holgura le permite gobernar el municipio sin tener que buscar apoyos en los partidos que fueron sus adversarios en el consistorio durante los ¨²ltimos ocho a?os. Aquello fue una declaraci¨®n de guerra, y la coartada para que las calles de Hernani se convirtieran en el laboratorio donde HB ensay¨® la pol¨ªtica definida en su ponencia Oldartzen (Arremetiendo). En ella instauraba la coacci¨®n y la violencia callejera como m¨¦todos de actuaci¨®n contra todos los partidos, incluidos los del nacionalismo moderado.
La provocaci¨®n la practicaron con sistem¨¢tica persistencia contra el anterior alcalde, Jos¨¦ Antonio Rekondo, de Eusko Alkartasuna (EA), quien semanalmente soport¨® ante su casa y durante esos cuatro a?os manifestaciones de j¨®venes que le insultaban y amenazaban.
Desde el 13 de junio pasado cambi¨® el signo de Hernani. EH logr¨® nueve de los 17 concejales, dos m¨¢s que los que hab¨ªa conseguido anteriormente HB. Sin esperarlo, obten¨ªa la mayor¨ªa absoluta un equipo renovado, integrado por gente joven, sin experiencia en la gesti¨®n, pero en sinton¨ªa con la parte m¨¢s moderada de EH. Su cabeza de lista, Mercedes Etxebarria, asistenta social, eludi¨® hablar con este peri¨®dico y se remiti¨® al responsable de comunicaci¨®n de HB, que mantiene un veto informativo a EL PA?S.
Desde que lleg¨® al poder, HB tiene en Hernani, el pueblo con m¨¢s historia y car¨¢cter de la comarca de San Sebasti¨¢n, un foco de experimentaci¨®n del ejercicio del poder local, ya sea para tratar de aplicar su modelo social, como para probar su nueva pol¨ªtica caracterizada por la "desobediencia civil".
Con 18.671 habitantes, Hernani es el municipio m¨¢s importante de aqu¨¦llos en los que HB gobierna con mayor¨ªa absoluta. Su actuaci¨®n constituye una referencia para el denso cintur¨®n que rodea la capital guipuzcoana, donde abundan los alcaldes de la coalici¨®n, aunque no tengan todos mayor¨ªa absoluta. Es el caso de Astigarraga, Pasaia, Oiartzun, Lezo, Usurbil y Andoain.
La nueva situaci¨®n se nota en que Hernani est¨¢, desde luego, m¨¢s limpio. Ya no es imprescindible "empapelar" el pueblo para hacerse notar, como hizo HB en los ¨²ltimos a?os, aunque su toque distintivo siga estando presente en muchos detalles. "Puta Espa?a" reza, por ejemplo, la pintada sobre una de las esculturas que enmarcan el acceso al casco viejo desde el palacio de Larrea, rodeado de urbanizaciones de calidad en las que los pisos pueden valer varias decenas de millones de pesetas.
En realidad, por ahora el verdadero cambio se nota en el ambiente que se respira, seg¨²n declaran antiguos corporativos. Ha descendido, es verdad, el n¨²mero de actos de violencia callejera, que se ha trasladado a pueblos vecinos como Urnieta o Andoain, que antes eran m¨¢s tranquilos. En cambio, "aqu¨ª se elude manifestar en p¨²blico una opini¨®n diferente; no s¨®lo por miedo a la agresi¨®n, sino por miedo a la confrontaci¨®n", reconoce un ex concejal. Y a?ade que la violencia coercitiva utilizada hasta ahora se mantiene presente en la memoria ciudadana.
Estrangular el pluralismo
Cuando la tensi¨®n de la lucha callejera form¨® parte de la vida cotidiana del pueblo, ten¨ªa en su contra al colectivo Hernanin Azkatazunean Bizi (Vivir en Libertad en Hernani). Sus integrantes se concentraban semanalmente para reivindicar su derechos frente a las amenazas externas. "Entonces hab¨ªa una menor presi¨®n ambiental. Ahora todo el mundo calla. S¨®lo se manifiesta la gente de una cultura y la expresi¨®n p¨²blica es de un discurso ¨²nico: la reivindicaci¨®n de los presos, Lizarra, etc¨¦tera. Si algo es perceptible desde que HB gobierna, es el estrangulamiento de la pluralidad", declara un pol¨ªtico local.
La noche del pasado 22 de febrero, la conmoci¨®n que produjo el atentado de ETA en el que resultaron asesinados el parlamentario socialista Fernando Buesa y el ertzaina de su escolta Jorge D¨ªez no impidi¨® que la comitiva electoral de HB, presidida por una enorme figura de los carnavales de Lanz, celebrara un festejo proabstenci¨®n en la c¨¦ntrica plaza de los Tilos de Hernani, con lanzamiento de cohetes incluido. Los concejales de EA-PNV y PSE-EE lograron suspender el pleno municipal previsto esa tarde, pero s¨®lo ellos colgaron, desde la balconada conjunta de sus despachos, la ikurri?a con cresp¨®n negro que no onde¨® con car¨¢cter oficial. La bandera hab¨ªa desaparecido al d¨ªa siguiente.
Los gestos simb¨®licos de "desobediencia civil que tanto importan" a HB tambi¨¦n se han ensayado estos meses. En diciembre, la comisi¨®n de gobierno de la corporaci¨®n aprob¨® modificar el calendario laboral de sus trabajadores: declar¨® d¨ªas laborables los de Santiago, el Pilar y la Constituci¨®n, y los cambi¨® por cuatro d¨ªas festivos a elegir por los empleados del Consistorio.
Las diferencias son evidentes en la gesti¨®n y la planificaci¨®n de este municipio cuyo crecimiento urban¨ªstico no ha sucumbido al desarrollismo descontrolado, sino todo lo contrario. Hernani con una ubicaci¨®n privilegiada, unida por un extraordinario transporte p¨²blico a la cercana San Sebasti¨¢n, se convierte en un apetitoso bocado de la promoci¨®n inmobiliaria. HB ha paralizado todos los proyectos de gesti¨®n de la anterior corporaci¨®n presidida por Jos¨¦ Antonio Rekondo.
Aunque no descarta promover el desarrollo urbano, la corporaci¨®n cuestiona los ritmos de crecimiento que le quieren imponer las iniciativas empresariales privadas y p¨²blicas.
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