Libia disuelve el grueso del Gobierno y transfiere sus competencias a provincias
El Congreso General Popular, que hace las funciones de Parlamento en Libia, anunci¨® ayer la disoluci¨®n de la mayor¨ªa de los ministerios, entre ellos el de Energ¨ªa, y la transferencia de sus competencias a las provincias, seg¨²n anunci¨® la televisi¨®n oficial. La sorprendente medida refleja el descontento del l¨ªder libio, Muammar el Gaddafi, con las pol¨ªticas econ¨®micas del Gobierno saliente, pero numerosos observadores ven tambi¨¦n en ella una astuta maniobra de manipulaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica para mantener su control del poder.
De los 19 ministerios con que contaba el Gabinete nombrado el pasado diciembre, s¨®lo se mantienen la oficina del primer ministro y los departamentos de Justicia e Interior, Asuntos Exteriores, Informaci¨®n y Turismo, y Finanzas. Se crea, sin embargo, un Ministerio de Unidad Africana. El Congreso General Popular (CGP)nombr¨® anoche nuevo primer ministro a Mubarak Abdal¨¢ al Shamij y responsable de la diplomacia al ex embajador en Alemania Mohamed Abderrahm¨¢n Chalbak. El Consejo tambi¨¦n ratific¨® a los responsables de los tres ministerios que se mantienen. El Ministerio de Defensa siempre se ha mantenido fuera del control gubernamental, en manos de aliados de Gaddafi. Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es, pues, la desaparici¨®n de la cartera de Energ¨ªa en un pa¨ªs que se encuentra entre los principales productores de petr¨®leo. La medida parece m¨¢s nominal que en el caso de otros departamentos dado que la pol¨ªtica energ¨¦tica pasa a ser competencia de la Compa?¨ªa Nacional de Petr¨®leo bajo la supervisi¨®n del Comit¨¦ General Popular (el equivalente a la oficina del primer ministro).
Seg¨²n la televisi¨®n, las competencias de los ministerios disueltos pasan a los 26 congresos populares municipales que, en el peculiar sistema pol¨ªtico libio, forman el nivel intermedio entre los comit¨¦s populares de base y el CGP. Esta reestructuraci¨®n se presenta como un paso m¨¢s en el sistema de la Yamahiriya, o Estado de las masas, que Gaddafi introdujo en 1977, ocho a?os despu¨¦s de tomar el poder. Seg¨²n este modelo, la Yamahiriya libia esta gobernada por congresos populares en los que participa la poblaci¨®n y a trav¨¦s de los cuales se ejerce una "democracia directa".
Gaddafi, que no se considera un jefe de Estado tradicional sino un te¨®rico y gu¨ªa de esa Yamahiriya, ya mostr¨® su descontento con el Gobierno el pasado 28 de enero. Ese d¨ªa acudi¨® por sorpresa a la sesi¨®n de apertura del CGP y rompi¨® el borrador del presupuesto para el a?o 2000, a la vez que ped¨ªa que se pospusiera el Congreso para que pudiera revisarse el proyecto. Entonces, el a menudo teatral dirigente se declar¨® insatisfecho con un Gabinete que basaba sus presupuestos apoy¨¢ndose en las ventas del petr¨®leo (el 95% de los ingresos en divisas), pese a su objetivo de diversificar la econom¨ªa.
"Gaddafi ha demostrado ser un manipulador astuto. Lleva 31 a?os en el poder y a¨²n es la culpa del Gobierno si las cosas van mal", manifiesta un diplom¨¢tico.
Las sanciones que la ONU impuso a Libia en 1992 (y que s¨®lo se suspendieron en abril del a?o pasado) por el caso Lockerbie, se han cobrado su precio en la econom¨ªa de este pa¨ªs petrolero y han ensombrecido la imagen de Gaddafi entre sus compatriotas, cada vez m¨¢s hartos del aislamiento al que les ha conducido su ret¨®rica anticapitalista y antioccidental.
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