El declive de la cuenca minera obliga a buscar nuevos proyectos para la localidad leonesa, donde la derecha nunca ha podido gobernar
Villablino, capital de la Laciana en el norte de Le¨®n, podr¨ªa ser un pueblo suizo id¨ªlico, verde, rodeado de monta?as y atrapado por un espeso bosque de hayas y robles de no ser por las minas de carb¨®n que han horadado los parajes naturales hasta la esquilmaci¨®n. Pese a esta actividad, las monta?as que rodean la localidad albergan algunos de los ¨²ltimos urogallos y osos pardos de la Pen¨ªnsula. Los apenas 70 kil¨®metros que separan Villablino de Ponferrada o de Le¨®n se convierten en una hora de viaje en coche o un poco m¨¢s en autob¨²s por una carretera de curvas entre monta?as. La distancia parece mayor si se trata de una urgencia y el enfermo requiere ser trasladado al Hospital Comarcal del Bierzo, el m¨¢s cercano. En invierno, la nieve multiplica el tiempo del viaje. Todo ello lleva a sus habitantes a quejarse de un aislamiento secular que para otros tiene una ventaja: ofrece la posibilidad de recuperar el medio natural tras el cierre de las minas.
La derecha nunca ha podido gobernar en Villablino. Desde 1979 a 1987, el sill¨®n municipal lo ocup¨® el PCE, que cedi¨® la alcald¨ªa al PSOE. En 1995, IU lleg¨® a dirigir la corporaci¨®n y en los ¨²ltimos comicios locales obtuvo el 63,3% de los votos. Al frente del Consistorio se encuentra Guillermo Murias, un ex minero, picador, de 39 a?os, casado y con dos hijos de 16 y 14 a?os, que ahora es diputado provincial de IU y candidato al Senado en la lista conjunta PSOE-IU.
Los habitantes de Villablino, quiz¨¢ agobiados por la situaci¨®n de la comarca, no parecen vibrar con las pr¨®ximas elecciones. En la estaci¨®n de servicio de la localidad, un trabajador de 36 a?os considera que el pacto entre IU y el PSOE no va a fructificar, ni mucho menos podr¨¢ sacar a Aznar de La Moncloa. "Los pactos los hacen los partidos a espaldas de los electores. Independientemente de que este pacto no me guste nada".
Iv¨¢n, de 19 a?os, trabaja en una empresa de mensajer¨ªa y asegura no tener "ni idea" de lo que defienden los grandes partidos. "No s¨¦ lo que piensan en realidad muchos. En Le¨®n ya tenemos nuestro partido", dice en referencia a Uni¨®n del Pueblo Leon¨¦s (UPL).
Pero la poblaci¨®n no es conformista ni derrotista. Est¨¢ acostumbrada a largas huelgas y encierros mineros. Ven en la lucha y la reivindicaci¨®n la ¨²nica salida a las crisis. No en vano, ha tenido que recurrir a las protestas vecinales para frenar no pocos desmanes.
Murias encabez¨® en 1992, con cerca de medio millar de compa?eros, la llamada marcha negra hacia el Ministerio de Industria, en Madrid. Fueron 20 d¨ªas a pie por Le¨®n y Castilla, un encierro de 52 d¨ªas de varios mineros y una huelga de los entonces 2.000 trabajadores de la plantilla, para tratar de evitar el cierre del pozo Mar¨ªa, de Minero Sider¨²rgica de Ponferrada (MSP). "Siempre hemos estado concienciados de que la miner¨ªa se pod¨ªa acabar, pero no lo permitiremos sin antes encontrar alternativas", dice desafiante el alcalde.
La situaci¨®n de declive de la cuenca minera es tema recurrente. Y es que los datos son demoledores: en la d¨¦cada de los setenta, MSP contaba con 5.000 trabajadores; en la actualidad, la plantilla no supera los 1.300. De los 3.770 trabajadores del municipio, el 67,4% est¨¢n empleados en el sector minero. De los 657 parados registrados, el 69% tiene menos de 30 a?os y un 35% de ellos busca su primer empleo, seg¨²n datos de la oficina del Inem.
Murias lo tiene claro: "La miner¨ªa tiene que permanecer hasta 2015 o 2020. Hacen falta tiempo y recursos econ¨®micos para encarrilar el desarrollo fuera del carb¨®n".
El pasado d¨ªa 4 de diciembre, festividad de Santa B¨¢rbara, patrona de los mineros, cinco trabajadores abandonaron el pozo Mar¨ªa despu¨¦s de 65 d¨ªas de encierro. De nuevo el fantasma del cierre del emblem¨¢tico pozo provoc¨® el aislamiento m¨¢s largo de la miner¨ªa del pa¨ªs. "No se trataba de una reivindicaci¨®n salarial; se quer¨ªa acortar la vida del yacimiento", explican.
Inversiones millonarias
El Ministerio de Industria y Energ¨ªa subvenciona, desde la aprobaci¨®n del Plan del Carb¨®n, importantes proyectos para Villablino, que en total han supuesto una inversi¨®n de 3.220 millones de pesetas, el triple del presupuesto municipal de un a?o (el de 1999 fue de 1.160 millones).
La construcci¨®n de un hospital con 80 camas, que se abrir¨¢ en la primavera de 2001, con una inversi¨®n de 2.000 millones de pesetas, es uno de los proyectos estrella del ministerio, que financia el 100% del coste de las obras y el equipamiento. Se trata de una reivindicaci¨®n antigua ante el goteo secular de accidentes mineros y el gran n¨²mero de enfermos de silicosis, mal profesional producido por el polvo del carb¨®n.
Otro de los proyectos que el ministerio financia al 100% es un pol¨ªgono industrial en el municipio (220 millones de pesetas). En ¨¦l se instalar¨¢n la empresa Fundiciones Laciana, una f¨¢brica de embutidos, otra textil y un matadero para carne de vacuno de calidad.
"El problema que tiene Villablino es la juventud. Muchos j¨®venes y mucha demanda de empleo", lamenta Murias. El alcalde conf¨ªa en que la instalaci¨®n de una oficina de la Agencia de Desarrollo Econ¨®mico en el municipio ayudar¨¢ a la instalaci¨®n de peque?as empresas que fijen poblaci¨®n. Jos¨¦ M¨¦ndez, minero, hijo y padre de minero, vivi¨® siempre en el valle. "No me gustar¨ªa que mis hijos se marcharan de aqu¨ª por no tener trabajo y yo no me veo ya en una ciudad", dice.
David Mart¨ªnez, de 23 a?os, tuvo que hacer frente a la muerte de su padre hace dos a?os y ponerse al mando del hostal restaurante Marga. "La crisis se nota, pero creo en el futuro. Con nuevas industrias, esto se puede mantener sin que haya que irse a otro lado", apunta. A su juicio, las instituciones p¨²blicas ten¨ªan que potenciar m¨¢s el turismo. Un convenio con la Fundaci¨®n Oso Pardo intenta que este animal en peligro de extinci¨®n por los furtivos y la presi¨®n humana no desaparezca de los bosques de la comarca de Laciana.
Los habitantes de Villablino conf¨ªan en que las promesas se plasmen en realidades. De lo contrario, el Gobierno que salga de las urnas tendr¨¢ que afrontar de nuevo las protestas y movilizaciones de una tierra que todo lo ha logrado con tes¨®n y lucha, de la misma forma que cada d¨ªa, desde hace d¨¦cadas, arranca el carb¨®n de las entra?as.
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