Un arsenal de corrupci¨®n
La polic¨ªa de Los ?ngeles tiene una acreditada tradici¨®n de ser poco de fiar, reflejada desde hace d¨¦cadas en extraordinarias obras de cine y literatura. Incluso la prosaica televisi¨®n ha emitido memorables im¨¢genes con las tropel¨ªas de los uniformados de la segunda metr¨®poli norteamericana, como el apaleamiento de Rodney King por unos polic¨ªas, cuya exoneraci¨®n judicial hizo que parte de la ciudad fuera arrasada en 1992. Ahora, las confesiones del agente Rafael P¨¦rez, ladr¨®n, arrepentido y encarcelado por sus pecados han vuelto a poner al cuerpo, conocido por sus siglas de LAPD, en la picota. Los responsables del LAPD han entonado el mea culpa con un grueso informe y con la boca peque?a. El documento, de 362 p¨¢ginas, pasa revista a los problemas del departamento.Quien mejor ha contado la end¨¦mica corrupci¨®n del LAPD es el novelista James Ellroy, nativo de la ciudad, cuya madre muri¨® asesinada cuando ¨¦l ten¨ªa diez a?os en un crimen a¨²n por resolver. L. A. Confidential, novela antes de ser llevaba al cine, es un perfecto ejemplo. "Todo el que ha visto L. A. Confidential ya ha visto esta pel¨ªcula" que ahora cuenta el informe, dice Edward Escobar, profesor de estudios chicanos en la Universidad de Arizona.
Rafael P¨¦rez empez¨® a cantar en septiembre, como medio para rebajar la pena en el juicio que le esperaba por robar 3,6 kilos de coca¨ªna de su comisar¨ªa de Rampart con ¨¢nimo de volverla a colocar en el mercado. Ya lo hab¨ªa hecho antes, pero esta vez le pillaron. Y decidi¨® contarlo todo (v¨¦ase El PAIS del 20 de febrero).
Las confesiones de P¨¦rez, de 32 a?os, antiguo marine reconvertido en polic¨ªa de una unidad dedicada a combatir a las bandas urbanas en la zona hispana de Rampart, han dejado estupefacto a todo Estados Unidos. El polic¨ªa habl¨® de homicidios perpetrados por los agentes, de ocultamiento de pruebas, de creaci¨®n de otras, de palizas, de connivencia con prostitutas, de disparos porque s¨ª... Todo el cat¨¢logo imaginable de unos matones de tres al cuarto que se vanagloriaban de la consigna Amedrentamos a los que amedrentan. Como consecuencia de estas confesiones, m¨¢s de 20 agentes han sido suspendidos de empleo o expulsados, m¨¢s de 40 ciudadanos encarcelados han salido a la calle y las autoridades de Los ?ngeles se aprestan a hacer frente a las indemnizaciones millonarias que reclaman las v¨ªctimas.
P¨¦rez ha sido condenado a s¨®lo cinco a?os de c¨¢rcel como compensaci¨®n por el cap¨ªtulo que ha escrito, rematado con el ap¨¦ndice del informe oficial. "La polic¨ªa lleva 50 a?os en guerra abierta con las bandas de hispanos y de afroamericanos y la idea de que estaba por encima de la ley no es nueva", esclarece Escobar. El informe dice que Los ?ngeles ha crecido mucho y que se ha llenado de delincuentes muy peligrosos sin que el LAPD, con 9.475 polic¨ªas sobrecargados de trabajo, haya crecido en consecuencia.
"Nuestro fallo al no revisar cuidadosamente los informes, de no seguir los acontecimientos con atenci¨®n para descubrir tendencias, de no proporcionar un control efectivo ha permitido que crezca este c¨¢ncer", admite Berbard Parks, el jefe del Departamento, en la carta que acompa?a al informe. Como terapia de choque, el LAPD se propone someter al detector de mentiras a futuros agentes, descartar a candidatos con un pasado poco edificante y cambiar con frecuencia el destino de los agentes para evitar la creaci¨®n de tics e intereses que vayan contra el buen ejercicio de la funci¨®n.
El diario Los Angeles Times, que ha aireado toda la basura del LAPD, ha editorializado sobre el asunto. "Ahora entendemos por qu¨¦ O. J. fue absuelto... por qu¨¦ un jurado de sus iguales raciales... crey¨® su palabra en vez de la palabra de la polic¨ªa y acept¨® de buena gana que las pruebas de culpabilidad hab¨ªan sido manipuladas por los polis". En 1995 fue absuelto del asesinato de su esposa y de su amante y est¨¢ ahora pendiente del recurso contra la condena que sufri¨® en 1997 en una demanda civil que le exige 33,5 millones de d¨®lares por aquellas muertes. El antiguo jugador de f¨²tbol americano y actor de poca monta ha declarado a Newsweek: "Me siento reivindicado". Al fiscal Gil Garcetti, que tiene la misi¨®n de deshacer el embrollo de Rampart, le preguntaron hace unos d¨ªas si el h¨¢bito de la polic¨ªa de montar pruebas falsas tambi¨¦n era una debilidad de los agentes que investigaron el caso O. J. Simpson . "La respuesta es no", contest¨®.
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