Miles de musulmanes huyen de la violencia que azota el sureste de Nigeria.
La guerra de religi¨®n, que en las ¨²ltimas dos semanas ha costado la vida a cientos de nigerianos en Kaduna (norte) y Aba (sureste), no ha terminado. El temor a nuevas matanzas ha empujado a miles de musulmanes hausa a abandonar Port Harcourt y huir hacia el norte. La guerra se ha transformado en un pulso entre el presidente Olusegun Obasanjo -que el jueves suspendi¨® la introducci¨®n de la sharia (ley isl¨¢mica)- y los gobernadores de Kaduna, Zamfara, N¨ªger y Sokoto, musulmanes, que insisten en su derecho a legislar.
El pulso representa la primera crisis nacional a la que se enfrenta Obasanjo, elegido en las urnas en febrero de 1999, y una prueba para la unidad de Nigeria.En la abarrotada iglesia de la Asunci¨®n de Lagos ayer fue un d¨ªa de reflexi¨®n. Los llamamientos al sosiego y a la reconciliaci¨®n sonaban por unos altavoces deshilachados colgados en el exterior. En una populosa ciudad como Lagos, de mayor¨ªa musulmana, se siente la introducci¨®n de la sharia como una amenaza. "Ser¨ªa la guerra", dice John B., un ibo. "Nigeria saltar¨ªa en pedazos". Todos coinciden en que la crisis desatada por las matanzas de Kaduna supone la mayor desde la guerra de Biafra (1967-1970).
Una de las claves ser¨¢ la posici¨®n que adopten los Estados norte?os pro ley isl¨¢mica, que discuten la capacidad constitucional del Gobierno federal para suspender su aplicaci¨®n. El asunto puede acabar en el Supremo. Dos ex presidentes, el civil Shehu Shagari y el general que lo derroc¨® en los setenta, Muhammadu Buhari, ambos hausa y musulmanes, apoyan la introducci¨®n de la sharia en el norte. "Lo extra?o", asegura John B., "es que Zamfara y Kaduna hayan elegido este momento y no hace cinco a?os para imponer la ley isl¨¢mica. ?ste es un asunto pol¨ªtico contra Obasanjo".
Las matanzas de Kaduna, en las que perdieron la vida m¨¢s de mil personas, sobre todo ibos cristianos, se repiti¨® la semana pasada en Aba, cerca de Port Harcourt (sureste), con 500 muertos, la mayor¨ªa musulmanes hausa. Este fin de semana, dos etnias menores, los modakeke e ife, han batallado en el suroeste por un asunto de tierras dejando una estela de 10 muertos y 50 desaparecidos. El riesgo de extensi¨®n por toda Nigeria es real, pues ninguna de las principales etnias -hausa, yoruba e ibos- est¨¢ separada en zonas ¨¦tnicamente puras ni profesan en bloque la misma religi¨®n.
El estallido de violencia de estos d¨ªas no es el primero con el que se enfrenta el presidente Obasanjo. A pesar de que en la pasada Copa de ?frica -que Nigeria perdi¨® en la final con Camer¨²n- se vivi¨® un ambiente de euforia nacional, la realidad cotidiana, lejos de las pasiones futbol¨ªsticas, es otra. Desde la toma de posesi¨®n del nuevo Gobierno en mayo, que puso fin a casi 17 a?os de dictadura militar, las tensiones ¨¦tnicas han costado m¨¢s de mil muertos. Muchos de los 250 grupos ¨¦tnicos que conviven en Nigeria han aprovechado las libertades para demandar autonom¨ªa, o, como los ijow del delta del r¨ªo N¨ªger, los beneficios petroleros que brotan de su territorio.
Los yoruba, poco organizados, han comenzado a tomar conciencia de su situaci¨®n con la llegada de al poder de Obasanjo, yoruba y cristiano. El Congreso del Pueblo Odua (CPO) es uno los grupos -armados- m¨¢s activos en la fabricaci¨®n de esa conciencia yoruba y responsable, en parte, de los incidentes con los hausa en Lagos. Los ibos poseen su equivalente al CPO, que reclama indemnizaciones por la guerra de Biafra, y los hausa han creado otro para defenderse de los ataques.
El Ej¨¦rcito protege los barrios m¨¢s conflictivos. Este fin de semana, los militares han escoltado una gran caravana de hausas que han decidido, igual que miles de civiles, retornar al norte. "Es milagroso que despu¨¦s de la matanza de Aba, en represalia por las de Kaduna, no se haya producido una reacci¨®n en el norte contra los ibos", dice un diplom¨¢tico occidental. A pesar de este ambiente enrarecido en un pa¨ªs rico en petr¨®leo y en pobres, esta vez se halla presente la variante religiosa que a?ade un elemento incendiario a una situaci¨®n explosiva. Lo que menos necesita una Nigeria devastada por la rapi?a de la dictadura es reavivar los rescoldos que hicieron posible la cat¨¢strofe de Biafra.
La mejor vacuna
La memoria hist¨®rica de los grav¨ªsimos sucesos de los a?os sesenta, donde los hausas asesinaron a miles de ibos, con lo que favorecieron en 1967 la declaraci¨®n de independencia del territorio del Este, es la mejor vacuna, recuerdan hoy los analistas, contra una extensi¨®n del actual conflicto religioso. En aquella guerra de Biafra -que dur¨® 30 meses- perdieron la vida m¨¢s de un mill¨®n de personas.Los hausas, mimados por la metr¨®poli brit¨¢nica, mantuvieron con el sistema de administraci¨®n indirecta, el preferido por Londres, sus instituciones tradicionales, como los emires. Ni los yorubas (oeste) ni los ibos (este) obtuvieron ese grado de desarrollo. Tras la independencia, en 1960, el poder real qued¨® en manos hausas. Desde entonces, este pa¨ªs, el m¨¢s poblado de ?frica (115 millones), no ha solucionado sus tensiones ¨¦tnicas, multiplic¨¢ndose en otras nuevas.
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