Pensi¨®n de Toledo
Hay siete millones de pensionistas, es decir, de electores, en un censo de 34 millones. Ni el Pacto de Toledo ni las exhortaciones del profesor Barea van a impedir que el tema vuelva a ocupar un lugar central en la disputa electoral. Almunia ofreci¨® el domingo una paga de 28.000 pesetas a los perceptores de pensiones m¨ªnimas, y el establecimiento de una tasa especial a las empresas privatizadas para destinar su importe al fondo de reserva de la Seguridad Social. Los portavoces del PP han descalificado esas iniciativas, al tiempo que Aznar presentaba su oferta de subida de pensiones y del fondo de reserva. Suena incoherente.Aznar ha dicho que lo suyo son propuestas serias, y lo de Almunia, ocurrencias "sacadas de la chistera deprisa y corriendo". El jefe de campa?a del PP, el ministro Rajoy, ha a?adido que la oferta socialista carece de credibilidad por proceder "de un ministro que propici¨® una reforma para bajar las pensiones". Se puede criticar la paga prometida por Almunia, pero no parece una improvisaci¨®n: fue una propuesta parlamentaria que el PSOE present¨® el a?o pasado y que el PP rechaz¨®. En su d¨ªa, tambi¨¦n los populares hab¨ªan votado contra la revalorizaci¨®n autom¨¢tica, argumentando que resultaba "insostenible". Y, tras el esc¨¢ndalo que organizaron por la subida de las pensiones no contributivas en Andaluc¨ªa, el Gobierno pact¨® con los sindicatos subir las pensiones m¨ªnimas por encima del IPC.
En cuanto a la reforma impulsada por Almunia hace 15 a?os, alguien que entonces era dirigente del partido de Aznar, el ex ministro Fernando Su¨¢rez, public¨® meses atr¨¢s un art¨ªculo en el que dec¨ªa encontrar "cierta hipocres¨ªa" en las cr¨ªticas de los dirigentes actuales del PP a Almunia, siendo as¨ª que en 1985 hab¨ªan defendido "ir mucho m¨¢s lejos en los recortes de lo que la ley socialista propon¨ªa".
El profesor Jos¨¦ Barea dijo ayer que ning¨²n partido est¨¢ respetando el Pacto de Toledo porque todos incumplen el compromiso de sacar las pensiones de la batalla electoral y porque plantean propuestas que comprometen el futuro de la Seguridad Social. Es evidente que lleva raz¨®n en lo primero, aunque se trata de un compromiso harto discutible. En lo segundo, no tanto. El acuerdo no implica renunciar a ciertas mejoras si la situaci¨®n econ¨®mica lo permite. En septiembre, los socialistas reprocharon al Gobierno haber incumplido las recomendaciones del Pacto relativas al reforzamiento del principio de solidaridad. Concretamente alud¨ªan a la posibilidad de elevar la edad m¨¢xima para percibir las pensiones de orfandad y a la mejora de las de viudedad: justamente las dos medidas que ayer anunci¨® Aznar, lo que equivale a reconocer que ten¨ªan raz¨®n los socialistas.
La propuesta de destinar a la Seguridad Social una tasa por los beneficios extraordinarios de las compa?¨ªas privatizadas plantea problemas legales, pero no puede negarse que se inscribe en la l¨®gica de garantizar un fondo de reserva para los a?os malos. Se ha citado el antecedente brit¨¢nico, pero tal vez sea m¨¢s ilustrativo el del impuesto propuesto en 1916 por Santiago Alba para gravar los beneficios extraordinarios obtenidos con ocasi¨®n de la Primera Guerra Mundial.
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