McCain perdi¨® la batalla del acceso televisivo a las grandes mayor¨ªas
El equipo de John McCain dise?¨® la campa?a del senador apoy¨¢ndose en la certeza de que su candidatura, al ser menos conocido que George W. Bush, necesitaba todas las horas de televisi¨®n que las cadenas estuvieran dispuestas a cederle. McCain vive, come y casi duerme rodeado de periodistas en asientos de primera fila en su caravana electoral, el Expreso del Hablar Claro. Al final, su imagen venerable y su entrega a los medios -que era rec¨ªproca- no han podido superar el valor pol¨ªtico del prime-time: McCain ha gastado demasiado tiempo en las cadenas informativas mientras Bush le robaba el voto del espectador medio de la televisi¨®n convencional con los anuncios pagados por inagotables d¨®lares tejanos. Ahora todos saben que no hay comparaci¨®n entre 20 segundos en medio de Frasier o una hora con Larry King en la CNN.En su trabajo como senador, John McCain vot¨® en una ocasi¨®n en contra de unos programas de renovaci¨®n energ¨¦tica y se opuso tambi¨¦n a la ampliaci¨®n de unos fondos p¨²blicos para la investigaci¨®n del c¨¢ncer de mama. El equipo de imagen de Bush aprovech¨® esos detalles casi intrascendentes en la carrera pol¨ªtica de McCain para poner en antena dos anuncios en Nueva York que le acusaban pr¨¢cticamente de ser partidario de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica y del c¨¢ncer de mama. McCain protest¨® ante los ¨®rganos electorales, pero sab¨ªa muy bien que el da?o ya estaba hecho: Bush ha obtenido el doble de votos femeninos que McCain en Nueva York.
Las cadenas informativas de televisi¨®n por cable encuentran en las elecciones el fil¨®n de acontecimientos en directo para alimentar sus 24 horas de noticias. En una noche de primarias tan decisiva como la de New Hampshire hab¨ªa 1,8 millones de espectadores enganchados a una de las tres principales: CNN, MSNBC y Fox News. Es un incremento considerable comparado con su audiencia habitual (1,2 millones), pero es una aut¨¦ntica minucia para un pa¨ªs con 272 millones de habitantes.
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