MIQUEL PUIG DIRECTOR GENERAL DE LA CCRTV De profesi¨®n: alto cargo
Miquel Puig Raposo es un catalanista -abomina del t¨¦rmino nacionalista para definir su opci¨®n pol¨ªtica- que se cri¨® en Tomelloso (Ciudad Real) y vivi¨® hasta los 19 a?os en Madrid. El primer apellido y el lugar de nacimiento -Tarragona- del nuevo director general de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n (CCRTV) despistan acerca de su pasado mesetario. Y, sin embargo, esa etapa de la biograf¨ªa de este economista de 45 a?os, el tercero de cinco hermanos, tiene su explicaci¨®n: su padre, industrial alcoholero natural de Falset, pose¨ªa una f¨¢brica en el pueblo manchego donde Puig pas¨® su infancia. Nacer en Tarragona fue circunstancial. Era costumbre que la madre, madrile?a y miembro de una familia con predominio de funcionarios y militares, diera a luz en el domicilio de los abuelos paternos, la Casa de la Punxa, de la Rambla Nova, y regresara con el reto?o a su hogar. En los genes del responsable de TV-3 y las emisoras auton¨®micas se mezclan, pues, los t¨®picos de la Catalu?a industrial y burguesa y del Madrid cortesano y ministerial.En la capital empez¨® Miquel Puig la carrera de Econom¨ªa y la acab¨® en la Universidad de Barcelona, donde se qued¨® ejerciendo la docencia. Despu¨¦s, ampli¨® estudios en Estados Unidos, en el prestigioso MIT, el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts. Durante unos a?os, los de la transici¨®n, simultane¨® las clases con el periodismo econ¨®mico en Mundo Diario. Lleg¨® a profesor titular y seguramente en la Universidad permanecer¨ªa a¨²n de no haberse cruzado en su camino el catedr¨¢tico Joan Hortal¨¤, a la saz¨®n jefe del departamento de Teor¨ªa econ¨®mica y dirigente de Esquerra Republicana. Despu¨¦s de que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, design¨® consejero de Industria a Hortal¨¤, ¨¦ste fich¨® en 1984 a Puig -quien hab¨ªa ingresado en Converg¨¨ncia un a?o antes-, y poco tiempo despu¨¦s a otros dos j¨®venes profesores a su cargo que despuntaban: uno, Josep Piqu¨¦, ha llegado a ministro; la otra, Anna Birul¨¦s, a directora general de Retevisi¨®n.
La escalada de Puig en Industria fue lenta, pero constante. Los sucesores de Hortal¨¤ -Maci¨¤ Alavedra y Antoni Subir¨¤- no s¨®lo no lo desbancaron, sino que lo auparon hasta la secretar¨ªa general. A esa ¨¦poca corresponden algunas de sus actuaciones m¨¢s pol¨¦micas, como el cierre de La Maquinista, el proceso de salvaci¨®n de Taurus y La Farga Casanova, y la privatizaci¨®n de la inspecci¨®n de la seguridad industrial. Puig, en cambio, las considera sus principales aportaciones a la industria catalana junto con la creaci¨®n de centros de alta tecnolog¨ªa, caso del IADA -circuito de pruebas para autom¨®viles- y del centro de visi¨®n por computador, de la Universidad Aut¨®noma. La gesti¨®n en Industria del ahora director general de la CCRTV da pie a un peso pesado del sindicalismo de aquel momento, Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla, de CC OO, a calificar con sorna a Puig de "neoliberal de alpargata". El sindicalista dice que no entiende por qu¨¦ los representantes de la izquierda en el Consejo de Administraci¨®n de los medios de la Generalitat se "han dejado engatusar" por Puig -un hombre al que considera "altanero y poco dialogante"- y han avalado su nombramiento. "Lo ¨²nico que comprende Puig es el lenguaje de la presi¨®n y, ojal¨¢ me equivoque, pero los trabajadores de TV-3 y Catalunya R¨¤dio van a tener muchos problemas con ¨¦l", vaticina.
La opini¨®n del sindicalista contrasta con la fama que tiene Puig, de profesional "flexible" y pol¨ªtico que se esfuerza en buscar el consenso. La misma que lleg¨® a o¨ªdos de los miembros progresistas del Consejo de Administraci¨®n de la Corporaci¨®n y que contribuy¨® a su decisi¨®n de aceptar al hombre propuesto por Pujol para dirigir la televisi¨®n y la radio p¨²blicas. Puig se ha ganado esa reputaci¨®n en los ¨²ltimos a?os siendo comisionado de la Generalitat para la Sociedad de la Informaci¨®n, puesto desde el que no ha tenido inconveniente en coordinarse con los ayuntamientos -tambi¨¦n los de izquierdas- del consorcio Localret. Fue nombrado en 1998, aunque hab¨ªa empezado a prepararse para el cargo tres a?os antes, cuando desde el Ejecutivo aut¨®nomo le propusieron ser "el hombre de las telecomunicaciones de la Generalitat". No sab¨ªa nada de telecomunicaciones ni de inform¨¢tica, pero acept¨®. La formaci¨®n tecnol¨®gica que recibi¨® corri¨® por cuenta de su empresa, la Administraci¨®n p¨²blica.
Aunque pertenece a Converg¨¨ncia desde hace 17 a?os -"uno es de un partido, como es de una ONG, por colaborar, por esp¨ªritu de servicio", lanza-, nunca ha tenido responsabilidades ejecutivas dentro de la formaci¨®n nacionalista y niega que la militancia le haya ayudado a subir pelda?os.
Puig, separado y padre de tres hijas, viticultor aficionado -posee vi?edos en Falset-, amante de la ¨®pera -Lohengrin y Turandot, sobre todo- y del esqu¨ª, ha llegado a la CCRTV, como a su anterior cargo, sin tener conocimiento alguno del sector, el audiovisual en este caso, pero con ganas de aprender. Ideas tiene. Quiere recortar costes a base de producir para terceros y vender a otras cadenas los dram¨¢ticos caseros -"tenemos que ser capaces de hacer productos comercializables, como Friends o Ally McBeal"-; recuperar el liderazgo de la audiencia perdido hace meses, y colocar a TV-3 y a Catalunya R¨¤dio en el negocio de Internet. Es partidario de seguir con la financiaci¨®n mixta -publicidad y ayudas p¨²blicas- de ambos medios, que arrastran un d¨¦ficit de 90.000 millones de pesetas, pero, eso s¨ª, se ha comprometido a arrancar de la Generalitat un contrato-programa que asegure subvenciones estables, algo que su antecesor, Jordi Vilajoana, no logr¨®. "Si no lo consigo", asegura Puig, "dimitir¨¦".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.