El Bar?a deja su sello en San Mam¨¦s El Athletic aguant¨® media hora frente a un equipo que le super¨® con facilidad en el segundo tiempo
ATHLETIC 0-BARCELONA 4El Athletic se hundi¨® en la miseria y el Bar?a la gestion¨® con la usura que es propia de los buenos equipos. No necesit¨® jugar al f¨²tbol, al principio, porque ni Van Gaal lo hab¨ªa previsto (otra vez Guardiola al banquillo, otra vez Xavi de barrendero, otra vez Rivaldo de guardacostas), ni el Athletic. Cuando se embols¨® el partido, decidi¨® romper amarras y dejar su sello en San Mam¨¦s. Cuesta abajo fue imparable y bello. Cuesta arriba le empuj¨® el Athletic. Miel sobre hojuelas: goles, puntos y autoestima. Todo un atrac¨®n de ¨¦xito.Desde que lleg¨® Luis Fern¨¢ndez, el Athletic se ha gastado miles de millones en defensas para llegar a cada final de Liga con la condici¨®n de ser el equipo que tiene su ¨¢rea m¨¢s desprotegida. Los dos goles encajados en la primera mitad desacreditan a sus centrales (en el supuesto de que lo fueran) y auguran un mal futuro para el colectivo.
Athletic: Imanol Etxeberria; Lacruz, Jos¨¦ Mari, Ferreira (Edu Alonso, m
46), Larrazabal; Joseba Etxeberria (S¨ªvori, m. 55), Urrutia, Alkiza, Felipe; Ezquerro (Urzaiz, m. 32) y Guerrero.Barcelona: Hesp; Abelardo, Frank de Boer; Puyol, Xavi (Gabri, m. 63), Bogarde; Ronald de Boer, Cocu (Deh¨², m. 85); Figo, Kluivert y Rivaldo. Goles: 0-1. M. 9. Cocu cabecea sin oposici¨®n un centro desde la derecha; 0-2. M.30. Kluivert gana en posici¨®n correcta la espalda a la defensa rojiblanca y eleva ante la salida de Etxeberria; 0-3. M. 75. Cocu cabecea a la salida de un c¨®rner; 0-4. M. 89. Figo remata a placer un pase de la muerte de Kluivert. ?rbitro: Fern¨¢ndez Mar¨ªn (Colegio Valenciano). Amonest¨® a Ferreira, Joseba Etxeberria, Jos¨¦ Mari y Larrazabal, Abelardo, Hesp, Ronald de Boer y Figo. Unos 39.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Con la defensa al garete, el Bar?a se invent¨® una victoria que probablemente al principio le caus¨® muchas dudas. Porque el Athletic consigui¨® desautorizarle donde m¨¢s le duele: le rob¨® el bal¨®n, aunque a Van Gaal le traiga al pairo, le rob¨® al campo, y durante algunos minutos Figo y Rivaldo se sintieron figuras decorativas de un partido que les era ajeno. Figo hab¨ªa dado se?ales de vida en una incursi¨®n que la inconsciencia de Ferreira convirti¨® en un asunto peligroso: provoc¨® una falta, gan¨® la tarjeta y Cocu consigui¨® el gol bajo la atenta mirada de los defensores rojiblancos. Cuando Kluivert marc¨® el segundo, la defensa bilba¨ªna mejor¨® sus estad¨ªsticas: en esa ocasi¨®n no mir¨® al rival, persigui¨® al ¨¢rbitro.
El partido se desenmascar¨® con prontitud. Un Bar?a vangaaliano y un Athletic impotente. La diferencia estribaba en el gol, porque el Athletic entreg¨® dos y perdon¨® otros tantos. Fue fiel a s¨ª mismo. Media hora de buenas intenciones y las dosis de calidad habituales para que el enemigo adquiera confianza. El Athletic era en realidad Julen Guerrero. El capital recuper¨® su posici¨®n y la ejerci¨® cuanto pudo, pero tropez¨® con Hesp y el travesa?o, mientras el Bar?a hu¨ªa del bal¨®n condenado a un trabajo demasiado destajista. Cuando flaque¨® su fe, el Bar?a fue el Bar?a. Cogi¨® el manual y lo aplic¨® a su manera. Rivaldo se fue al centro, Figo donde quiso y Cocu solt¨® el lastre que le amarraba a la cal del centro del campo. Kluivert sigui¨® ense?ando su muestrario de c¨®mo moverse en el ¨¢rea para su bien y el de sus compa?eros.
En la segunda mitad el Bar?a se desvangaaliz¨®, es decir, se desmelen¨® con el orden natural que proporciona la inteligencia. Bien es cierto que el Athletic hab¨ªa arrojado la toalla mucho antes. Le bast¨® comprobar su impotencia, su inseguridad y su inferioridad en el juego. Pero curiosamente el tercer gol volv¨ªa a producirse a bal¨®n parado. Un saque de esquina, otra impotencia defensiva y Cocu que vuelve a demostrar su capacidad de sorpresa.
El Athletic hac¨ªa muchos minutos que hab¨ªa interiorizado su otra Liga, la de la miseria, la de los equipos con pocos fundamentos y escasas posibilidades. Su capacidad de tuteo con el Bar?a dur¨® 30 minutos. El resto fue un mon¨®logo absoluto de un equipo libre de ataduras, convencido de s¨ª mismo, que salv¨® una cita dif¨ªcil con una facilidad alarmante. El Athletic le hizo el partido a su medida, le otorg¨® dos goles, le perdon¨® cuando andaba m¨¢s ofuscado y se entreg¨®, para su disfrute, cuando ya no hab¨ªa nada que hacer.
Tan generoso anduvo el partido que hasta Kluivert detall¨® una muestra de solidaridad con Figo realmente sorprendente: renunci¨® a un gol cantado para entreg¨¢rselo a su compa?ero y concluir el resultado. Cosas de un delantero-centro que dej¨® escrito en San Mam¨¦s un resumen excelente del perfecto goleador.
El Bar?a recuper¨® en San Mam¨¦s la presi¨®n del campeonato. En plena euforia europea, el equipo de Van Gaal dej¨® claro en una plaza dif¨ªcil que sus opciones en el campeonato espa?ol siguen intactas. Le cost¨® trabajo entender el partido, pero el Athletic le ech¨® una mano cuando m¨¢s lo necesitaba.
El equipo de Luis Fern¨¢ndez comienza a partir de hoy su particupar v¨ªa crucis. Ahora su vista mira hacia el pozo de la clasificaci¨®n. Es su otra Liga. Pero ayer evidenci¨® adem¨¢s su falta de argumentos y para colmo sufri¨® las lesiones de tres de sus futbolistas m¨¢s necesarios, Joseba Etxeberria, Larrazabal (ingresados toda?via anoche por sendos golpes en la cabeza) y Esquerro. Vista la diferencia futbol¨ªstica con los de arriba, su tarea se circunscribe ahora a ratificar la presunta ventaja respecto a los de abajo. Es el sino de una trayectoria de masiado taciturna en un equipo que despu¨¦s de muchas jornadas a¨²n no sabe realmente a qu¨¦ juega.
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