Hermanas al rescate
Un millonario espa?ol proporciona un helic¨®ptero a unas religiosas para labores de salvamento en Mozambique
ENVIADO ESPECIALNo. No se trata de la secci¨®n femenina del conocido grupo de Miami que, desde hace a?os, se dedica a rescatar balseros cubanos que se arriesgan a perder la vida en aguas del Caribe por llegar a la tierra prometida. ?ngela Rodr¨ªguez y Mar¨ªa Larios son dos religiosas de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Pa¨²l que fueron sorprendidas por las inundaciones en Mozambique cuando cuidaban de sus enfermos en los centros de salud de Chokw¨¦ y Chalocuane, a orillas del r¨ªo Limpopo.
Ambas se negaron a abandonar a sus enfermos, la mayor¨ªa afectados con sida y tuberculosis, y decidieron organizar su propia operaci¨®n de rescate ante el caos reinante durante los primeros d¨ªas de la tragedia. En Maputo, la capital de Mozambique, alquilaron un helic¨®ptero con cargo a los fondos de la congregaci¨®n, procedente en su mayor¨ªa de donaciones. Por 13 horas de trabajo en dos d¨ªas pagaron cerca de 25.000 d¨®lares (m¨¢s de 41 millones de pesetas) a una compa?¨ªa surafricana que se ha hecho de oro con la desgracia de sus vecinos. Salvaron de las aguas a m¨¢s de 100 personas.
Sin embargo, un d¨ªa despu¨¦s, recibieron una agradable sorpresa. Un millonario espa?ol, al parecer directivo de una conocida fundaci¨®n cuyo nombre se niegan a revelar, les proporcion¨® un helic¨®ptero de alquiler, toda una fortuna, durante el tiempo que necesitaran para ayudar a sus enfermos y necesitados. La congregaci¨®n de las Hijas de la Caridad sobrevive fundamentalmente gracias a las donaciones, entre ellas algunas procedentes de Navarra, una de las cunas del Opus Dei.
Con el aparato a su disposici¨®n desde hace una semana, y con capacidad para 15 personas, las dos religiosas han organizado su propia operaci¨®n de rescate y ayuda a estos desafortunados. Mar¨ªa Larios explica que los primeros d¨ªas trasladaron a sus enfermos aislados por las aguas al centro sanitario de Chibuto, situado en una colina dif¨ªcilmente accesible por las crecidas. Se pasaron horas en su particular puente a¨¦reo. "Esto ha sido una bendici¨®n", dice Mar¨ªa Larios, que lleva cerca de quince d¨ªas durmiendo un m¨¢ximo de cuatro horas al d¨ªa. "Hemos salvado muchas vidas", dice, "pero tambi¨¦n hemos sufrido alguna desgracia. Dos de nuestros enfermos terminales de sida murieron esta semana y ni siquiera pudimos enterrarlos. Tuvimos que dejar que se los llevaran las aguas".
El hospital de Chokw¨¦ est¨¢ arrasado. No hay agua ni luz ni cuartos de ba?o, y las religiosas que a¨²n permanecen all¨ª tienen que hacer sus necesidades en una bolsa de pl¨¢stico. Se turnan y cada d¨ªa una de ellas regresa a Maputo para descansar. Otro grupo se ha trasladado al campo de refugiados de Macia y ellas est¨¢n dispuestas a remover Roma con Santiago para defender a estos desheredados. En esta semana tambi¨¦n han repartido comida y agua potable. C¨¢ritas les dio 25 millones de pesetas para comprar alimentos, que han distribuido por estos parajes. El jueves y el viernes suspendieron sus vuelos por falta de visibilidad, pero ayer reanudaron sus operaciones.
?ngela Rodr¨ªguez, con m¨¢s de 15 a?os en Mozambique, cree que esta tragedia es un castigo de la naturaleza: "Le estamos haciendo mucho da?o con tantas bombas y tantos misiles".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.